Criterio.hn / Marzo 11,2018
Por: Oscar Miguel Marroquín
Que
otro asesino podría plasmar mejor esta macabra obra de arte, esta es
una postal de la muerte que ya recorrió el mundo entero, anunciando que
los militares siguen siendo bazofia humana, siguen siendo justo lo que
siempre han sido: caninos al servicio del amo, basta con un chasquido de
los dedos y ellos disparan rompiendo las entrañas del pueblo.
Ahí está Anselmo Villareal, pintura al natural, rompiendo en gritos y quejidos: ayúdeme compa.Los militares ya dispararon, Sidney Tarrow, ya lo dijo en su libro PODER EN MOVIMIENTO, el control de los medios de represión lo tiene la oligarquía en sus manos, dictan a quien asesinar, como y cuando, al fin y al cabo, siempre hay un militar de mierda que acepte el trabajito por una palmadita en la espalda y unos tantos lempiras en el bolsillo.
Alégrese el dictador del pacifismo de este pueblo, duerman tranquilos los militares de mierda en sus barracas, dejen de lado el insomnio los banqueros, pero no se fíen tantito de mucha confianza no sea que el que quede vivo al final de tanta represión intente la revancha y entonces lo haga estallar todo en mil pedazos, los gritos embravecidos pues de los Anselmos podrían sonar a furia revolucionaria y, solo entonces los militares de mierda temblarán de pavor.
Tampoco
olviden los militares de mierda que los volcanes tienen apariencia de
pacíficos, pero que más temprano que tarde se vuelven monstruos
furiosos, embravecidos e incandescentes lo queman todo a su paso, no
olvidan y por eso no perdonan, de sus entrañas salen hombres y mujeres
disparando al que un día los humillo, es algo así como la propuesta
bíblica de ojo por ojo y diente por diente.
Anselmo Villareal está al rojo vivo en los corazones y mentes de los que ya han descubierto que si pueden gritar a los cuatro vientos: “MILITARES DE MIERDA NO LES TENEMOS ABSOLUTAMENTE NINGUN MIEDO”.
En
estos andares de militares y dictadores, cabe recordar aquel 17 de
septiembre cuando el cuerpo ya inerte de Anastasio Somoza le dijo a dios
a la vida, la bazuca y la metralla irrumpieron en un instante un pasado
de tortura, desaparición y asesinato.
El
dictador había sido ajusticiado, lejos de su natal
Nicaragua. No fue la
justicia divina, la que lo alcanzo, fue la justicia de hombres y
mujeres, que sellaron con revolucionaria acción aquella página de muerte
y dolor producida por el dictador.
Tomen en cuenta pues dictadores o militares de mierda que no existe lugar seguro donde esconderse.
Si
creen que ya sembraron temor en el pueblo que equivocados están, si
creen que el asesinato de Anselmo Villareal fue la mejor estrategia de
miedo con la que cuentan, ya pueden ustedes militares de mierda
proclamarse estúpidos, acaso no se dan cuenta que el color de la sangre
enardece a los pueblos y que les indica el camino hacia su verdadera
liberación.
No olviden pues ustedes militares de mierda que el que ríe por último ríe mejor y, este pueblo muy pronto se reirá de ustedes.
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