Honduras: La juventud que necesitamos

Lunes, 10 Julio 2017

La juventud que nuestra Honduras necesita no es la que se deja ir por la inercia de los días, ni la que se deja llevar por donde va Vicente ni por lo que dicen las normas, costumbres y tradiciones que ha construido y defiende la gente mayor con sus paradigmas de control y obediencias.

La juventud que esta Honduras deteriorada necesita no es la que vive embelesada y controlada por las redes sociales, ni atrapada en el último grito de la tecnología, que se angustia por comprar el celular más sofisticado y caro, ni la juventud individualista que tiene puesta su mente y corazón en el modelo de vida que irradia el imperio del norte.

La juventud que la Honduras deteriorada de hoy necesita es la que se abre brecha con sus propias inquietudes aún en contra del modo de pensar y de actuar de la gente adulta. Lo que necesita Honduras es una juventud que rompa paradigmas, incluso los que se parapetan bajo figuras religiosas y sagradas.

En la Honduras actual todos los paradigmas están resquebrajados. El fenómeno de la migración y la irrupción de la nueva tecnología han roto con los paradigmas clásicos en los que se ha sostenido la sociedad. El paradigma tradicional de la familia basado en un núcleo que gira en torno a un padre a quien todos los miembros de la familia han de obedecer se ha venido abajo. La juventud que necesitamos es la que rompe con este paradigma y se abre al diseño de un nuevo paradigma familiar.

Los paradigmas de la escuela, del Estado, de los partidos políticos, de las iglesias, de los liderazgos y de las relaciones sociales basadas en decisiones e imposiciones que vienen de arriba para abajo están en harapos, y la juventud que necesitamos es la que acaba rompiendo con esos paradigmas, y no se deja imponer ningún modelo, porque todos están en crisis y plenamente deteriorados. Romper paradigmas es uno de los máximos signos de nuestros tiempos, y la juventud que necesitamos es la que lidera estos procesos de rupturas.

El deterioro sin fin en el que ha caído Honduras, nos pone ante la espléndida oportunidad de construir nuevos paradigmas. Ninguna sociedad en tanto conformada por seres humanos puede existir sin paradigmas. Pero ningún paradigma puede ser eterno por muy sagrado que parezca. Y los paradigmas hondureños se han venido abajo.

 Necesitamos construir nuevos paradigmas de familia, de liderazgos, de partidos políticos, de Estado, de religión y de iglesias. La juventud que Honduras necesita es la que se decida ya no solo por acabar de romper los paradigmas que hoy están todos en crisis, sino de proponer e impulsar los nuevos paradigmas para una nueva sociedad, la cual solo puede emerger de la fuerza creadora y rebelde de nuestra juventud.
                                                 

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La juventud que necesitamos - 
                           

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