La transparencia en la administración pública es un asunto casi intacto. En Honduras hay una pasión de los funcionarios públicos de no dar cuenta de nada sobre los fondos que manejan en sus instituciones. Esos fondos son los dineros que se recaudan de los impuestos. Impuestos que son pagados, en su mayoría, por los más pobres.
Ya lo han dicho los economistas en reiteradas ocasiones: son los pobres los que más pagan impuestos en el país. Y en nombre de esos pobres se siguen sacando más dineros con el fin de mejorar sus condiciones de vida pero los resultados ya nos indican que la brecha entre ricos y pobres se ensancha aún más: cada vez hay más pobres y cada vez hay menos ricos. Somos de los países más desiguales de América Latina y del mundo entero.
Pero todo pasa por la falta de transparencia. Como sociedad asistimos a cada rato a más escándalos de corrupción. El atraco al Seguro Social es señalado como el acto de corrupción más grande de la historia. Un señalamiento que se pone en duda debido a que pueden haber otros hechos de corrupción que se están cometiendo pero como no salen a luz pública y no tienen la atención mediática requerida, siguen siendo un secreto muy bien oculto.
Y la falta de transparencia se expresa en el difícil acceso a la información pública. Hace diez años se creó una ley de acceso a la información pública que sirvió nada más para dar una imagen falsa de transparencia gubernamental. No hay una política estatal de rendición cuentas. “Entre más oculto mejor” parece ser el lema de quiénes administran a este país.
Hay que entrar en razón y estar conscientes, como ciudadanos y ciudadanas, que por iniciativa propia, los funcionarios no van a dar información ni rendirán cuentas porque la corrupción es ya una cultura entre los que nos gobiernan. Aquí es dónde la presión ciudadana debe sentirse, estamos en la obligación de exigir cuentas sobre la forma como se invierten y se gastan los fondos públicos que son de todos y de todas.
Mientras más agachemos la cabeza como ciudadanía más grandes son los robos, atracos y saqueos que se le hacen al país. Y esta cultura de pedir cuentas no la va a venir a dar nunca instancia internacional como la Maccih ni mucho menos las tan debilitadas instituciones auditoras que se tienen en el país.
Es momento de poner nuestras barbas en remojo, organizarnos y comenzar a hacer vigilancia para una buena administración. Se puede comenzar desde nuestros barrios, colonias y aldeas, luego organizar el municipio y después una instancia nacional. Hay que ir pasito a pasito. Pero ya es momento de comenzar.
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http://radioprogresohn.net/index.php/comunicaciones/nuestra-palabra/item/3644-demandar-transparencia-y-rendici%C3%B3n-de-cuentas-15-mayo-2017
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