Lunes, 17 de Octubre de 2016.
La realidad actual está cargada de una alta dosis de desesperanza. Y
no es para más. La situación económica lejos de mejorar, empeoró, no
logramos salir de la altísima tasa de desempleo o empleo precario que
se traduce en mayor empobrecimiento e incremento en el número de
personas que huyen en busca nuevos y mejores horizontes.
Cada vez es más
normal ver nuestras ciudades repletas de personas vendiendo todo lo que
tenga a su alcance, incluso sus propios cuerpos, para poder llevar un
plato de comida a sus hogares.
En materia de
seguridad, las cosas están igual o peor. El discurso de disminución de
asesinatos se queda tan vacío ante las masacres que cada semana enlutan
a familias enteras en los barrios, colonias y comunidades.
Las
extorsiones cada vez ganan más terreno en una institucionalidad
corroída que sabe muy bien utilizar para su accionar.
Ambos
problemáticas van acompañadas de un proceso acelerado de privatización
de los bienes y servicios públicos. Desde la energía eléctrica, agua,
las carreteras que transitamos, hasta la atención médica que
necesitamos han pasado a manos privadas, bajo la excusa que la COALIANZA
es necesaria para desarrollarnos.
El gobierno
presidido por Juan Orlando Hernández tiene una lógica de obtener
ganancias en donde sea y pasando por encima de quién sea. Es así, que
instaló peajes para cobrar por transitar, privatizó el servicio de
energía eléctrica, traspasó el manejo de agua a las municipalidades,
quienes han demostrado incapacidad para administrar el recurso. Y así
con muchos otros servicios que ahora son la mina de oro para un grupo
de políticos y empresarios mafiosos.
Caer en la
desesperanza creyendo que esto es así y que nada ni nadie lo cambiará, o
que es cuestión de suerte o de una fuerza divina, es lo peor que
podemos hacer. Ese comportamiento es dejarle las cosas fáciles a ese
grupo que se cree dueño y señor de este país, sería traicionarnos a
nosotros mismos y a nuestros hijos e hijas.
Comprometernos a
rescatar esta patria seria el regalo más hermoso que como pueblo nos
podríamos dar. Luchando graníticamente unidos para evitar que se
privaticen nuestras carreteras, ríos, bosques, playas, aguas y
servicios públicos, es una tarea que estamos llamados a iniciar, creer
que todo está perdido es el lujo más grande que no nos podemos dar. La
lucha es ahora porque mañana puede ser demasiado tarde.
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Radio Progreso
No dejarse caer - 17 Octubre 2016
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lunes, 17 de octubre de 2016
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