Tuvo razón entonces, como la tiene ahora, Don Francisco de Quevedo, en particular en lo que se vio en la quinta y sexta votación para elegir a los restantes magistrados de la Corte Suprema de Justicia en el seno del Congreso Nacional... Lo que en una auténtica democracia sería un síntoma de buena salud: la reflexión profunda, el debate intenso y el compromiso institucional que llevaría a algunos diputados a cambiar su voto en aras del interés nacional, aquí, en este pobre, inseguro y corrupto país, de escasa cultura democrática, de crónica fragilidad institucional y de acelerado retroceso confesional, el giro electoral de última hora de dos diputados del PAC y dos diputados de LIBRE, alineados con el partido de gobierno y su triste aliado, el partido Liberal, no puede entenderse de otra manera más allá de su fascinación con el poderoso caballero de Quevedo.
Se vieron cosas interesantes en este proceso: mientras los diputados nacionalistas, liberales y los 6 tránsfugas de Libre, autodenominados “independientes” de forma vergonzante, acudían a votar de la misma forma monótona, obediente y previsible con que lo hicieron anteriormente, toda la atención y el protagonismo estuvieron centrados en los dos nuevos partidos para ver si eran capaces de mantener su unidad y su integridad. Y sucedió lo que ya era una tendencia en la quinta votación: se mantuvo LIBRE con sus 29 diputados y se mantuvieron de forma precaria los diputados del PAC con la baja de los dos conocidos y uno o dos más que cumplieron fielmente con su compromiso con el partido de gobierno.
¡¡Le costó al bipartidismo lograr imponer a “sus” magistrados!!! pero al final lo logró, como lo ha hecho siempre; veremos qué pasará en el futuro cercano en el seno del parlamento hondureño con los tránsfugas y poderosos caballeros, y qué pasará con el partido Liberal y el triste papel al que lo condenó su dueño en aras de sus negociaciones y concesiones hacia el partido de gobierno. No sería extraño verlos como oposición beligerante conforme se acerquen las elecciones y pretendan obtener el voto ciudadano apelando a su viejo papel reformista de cuando era conducido por auténticos líderes demócratas.... En Honduras todo puede suceder, porque aquí así es, pero ahí estará la ciudadanía de memoria larga para recordarles su papel en la elección de la Corte Suprema de Justicia quien les dirá con sentido de desquite histórico: ¡En las elecciones nos vemos!
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