miércoles, 14 de octubre de 2015

Honduras: EL CERCO


Galel Cárdenas
 En otros artículos hablaba de la esfera de acero repujado que Juan Orlando Hernández y su equipo de gobernanza cívico militar (aupado por la elite fáctica mediática)  ha configurado desde un monstruoso plan concebido desde unos años atrás a la asunción de la presidencia de la república.
Todo se mueve en las direcciones que posee este plan malévolo, perverso y antihumanista. Nadie debería sorprenderse de nada de lo que sucede actualmente a nivel nacional en este gobierno que desde el fraude, la mentira y la publicidad mediática ha ido construyendo paso a paso, puntualmente, un país falso  en todos los niveles de la vida pública, estatal y  de la empresa privada.
En la rama de  educación todo está controlado, finalmente. En el aspecto militar, JOH posee un ejército particular y las Fuerzas Armadas son su garantía. En el aspecto de la salud, los hospitales y centros de salud pública han  sido abandonados. Solo habrá de salvaguardarse la medicina privada. 
En el área agrícola y pecuaria los campesinos pobres y medios están fuera de la órbita del desarrollo y la producción nacional.
En el aspecto de la energía eléctrica y demás otros concomitantes, todo será privatizado en su momento mediante mecanismos particulares hacia tal dimensión.
 En lo político, JOH se ha encargado de poner zancadillas, intrigas y compraventa de conciencias en todo aquello que pueda oler a oposición organizada.
En el aspecto judicial, el tramado está listo para proseguir el plan y profundizarlo a través de toda una trampa debidamente calculada en contra de los intereses del pueblo hondureño.
En lo concerniente a los procesos electorales, nada habrá de moverse si no es en función de sus piezas debidamente enraizadas en los partidos mercenarios que apoyan este designio demoníaco que se ha instaurado en la nación.
En el aspecto financiero, ya se puede prever cómo será el futuro del sistema bancario y la élite que lo va apretujando para que no exista fisura alguna en el desarrollo del plan maquiavélico de un enfermizo y mesiánico líder de las fuerzas retrógradas al servicio del imperio que opera en el país como un gobernador de provincia de mala muerte.
En el aspecto cultural el país está condenado a que la respuesta contestataria sea la verdadera expresión de un pueblo cada vez más analfabeto, más bombardeado por la propaganda, la función del poder mediático arrodillado a los pies de un desquiciado político que mesiánicamente dirige la nación.
Digamos que la esfera de acero repujado, sin fisuras en  ninguna parte, constituye el cerco sin alambradas que JOH ha concebido para que todo esté controlado desde su vara mágica de poder omnímodo, su cayado dictatorial, su voz de mando indubitable, su corona de reyezuelo de ínsula degradada, su sueño de dictador elevado a categoría de dios omnipotente en el cual las iglesias cristianas también asalariadas, lo aúpan para adorarlo como aquella imagen vieja del antiguo testamento, el becerro de oro que había enajenado a los israelitas fetichistas.
 El cerco no tiene alambrados, ni muros, ni tabiques, ni murallas, ni sistemas eléctricos ni mecánicos, ni tapias, ni barreras.
Estamos cercados por el político sistema férreo implantado, donde la élite mediática juega un papel ideológico sin precedentes, que atiborra a los receptores radio televidentes o lectores de prensa distorsionante, con informaciones pueriles, plenas de oscuros entretelones que producen idiotismo o imbecibilidad de conciencia social. 
 El cerco es una estructura mental que se ha montado en aquellos ciudadanos que padecen del más absoluto analfabetismo de todas las dimensiones posibles. Es un cerco para un país que ha sido concebido como un inválido, un discapacitado que ha perdido la capacidad sensible de los seis sentidos del ser humano: el olfato, el paladar, el tacto, el oído, la visión y la razón. Esta última puesta en tal categoría para obnubilar en todo lo posible las fallas naturales de la lógica acerca de los hechos reales, que la estructura mediática del régimen ha distorsionado con premeditación, alevosía y ventaja.
Pero ha sido el dios del oro, el dinero, la plusvalía, la ganancia,  la mercancía, quien ha realizado el gran milagro de elaborar el paño maravilloso que virtualmente sostiene un mundo de pesadillas convertido en un planeta de fementida felicidad ciudadana.
A este perfecto plan de dictadura voraz, ávida e insaciable, le falta una pieza muy importante, digamos esencial, la rebelión popular que en su momento romperá el cerco mediático, fáctico, cívico militar e imperial.

Ese día será de liberación y de victoria popular, mientras tanto, el cerco sigue allí rodeándonos con sus púas y prestidigitación propagandística, de engañifas baratas, de compraventa de baratijas y espejeos, bagatelas y monadas, nimiedades e insignificancias de fruslerías entregadas en bolsas, bailes y payasadas de toda índole, mientras la verdad sufre la crucifixión cotidiana.
El día vendrá, de ello existe la certeza que la historia habrá de avalar para un pueblo digno y valiente como el hondureño. Será el día de la rebelión popular, de la justicia social, de la soberanía del pueblo, de la igualdad entre todos los ciudadanos hondureños. 

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