lunes, 21 de septiembre de 2015

Honduras: Cultura y poder

 21 de Septiembre de 2015
  Por: Julio Escoto 
En un brillante ensayo (“Estudios culturales, postura epistemológica”), Rafaela Macías y Roxana Peña recuerdan cierta sensitiva sentencia (aquí simplificada) de Stuart Hall: “la indagación de las relaciones de poder surge para entenderlas como determinantes de procesos culturales” o, en sencilla forma, “las relaciones de poder determinan procesos culturales”. Lo que significa que según como construyan y desempeñen sus códigos las elevadas esferas de gobierno, asimismo se genera en la comunidad dependiente o subalterna una imitación que, aunque resistida al inicio, concluye por imponerse y transformarse en hábito de moda, lenguaje o discurso predominante, práctica usualmente aceptada como modelo de actuación. Los líderes educan a ser pulcro o a ser perverso.
Si el mandatario desarrolla estilos prácticos de honestidad, tipo José Trinidad Cabañas (1805-1871), el carácter humano más puro del istmo, los corruptos temen avanzar. Dado que el desempeño administrativo de un estadista de tal calibre carece, en general, de fisuras para expoliar y medrar, las facciones oligarcas, de capital y comerciantes buscan otros modos de enriquecimiento ya que “con ese no se puede”… Como opuesto fue durante el segundo mando de Manuel Bonilla (1912) en que bastaba portar cartas del gerente de Cuyamel Fruit Company para conseguir abundancia de privilegios y exenciones fiscales, incluso contra la ley, haciendo que el favoritismo y el clientelismo entraran en boga y concluyeran viciando a la entera población.
Sin que se sepa y sin decirlo, debido a que la mayoría de ciudadanos considera al poder y sus ejercicios como referentes para conducción política y humana, es decir ética, cuanto haga el mandatario impacta profundamente sobre la psiquis nacional. Policarpo Bonilla, Villeda Morales y Melgar Castro son figuras de errores, pero escasas personas consideran que tal trío fuera ladrón. En cambio Ferrera, Medina, el héroe en duda Marco Aurelio Soto y Oswaldo López dejan mucho que desear, ya que documentos y pruebas históricas los acusan negativamente. Falta relacionar si no fue allí, y particularmente desde el último, que Honduras comenzó a degenerar moralmente hacia cauces y abismos que incluso hoy dificulta superarlos.

Y, finalmente, ¿qué decir de un líder que admite haber tomado su propio partido fondos y recursos de la mayor estafa y latrocinio de la historia en el IHSS y que, sin embargo, no existe de ello la menor causa incoada en el Ministerio Público, al menos para indagación…? ¿No es ese un gravísimo modelo perverso?... ¿Y cuántos otros empleadillos, viendo esa impunidad, no tratarán de imitarlo robando incluso más, repitiendo el cinismo oficializado, negando o, peor, argumentando con sofismas lo que carece de justificación? “Honduras, oasis de paz” proclamaban Suazo Córdova y alguna cáfila suya de embajadores, varios de ellos intelectuales “progresistas”, mientras la contrarrevolución nica acababa vidas hondureñas en oriente y sur del país…
El poder genera culturas coyunturales o hegemónicas. La “escuela morazánica” de Reina fue pasajera, quizás por no aspirar con ella a entronizarse en el mando, mientras que el proyecto de los cincuenta años de Juancito espejea con crudo afán dictatorial. La Nueva Agenda de Carlos Flores fue cosa de risa, en tanto que la vigencia del plan neoliberal de desmembramiento del país se tornará dominante si no lo detenemos… Y ha de parársele porque es la mayor amenaza, en cien años, para la supervivencia de una íntegra nacionalidad hondureña moderna, siendo este el caso en que se requiere oponer al poder culturas de resistencia, contestatarias y de libertad.
La fuerza unida de un pueblo es imbatible, cuando logra esa unión, aunque no espontánea. La gente experimenta repugnancia ante los corruptos pero calla, murmura o solamente rumia, desconoce la protesta cívica, excepto hoy en que se echa a la calle para rehacer su presente, obviamente destruido... Queda la tarea de construir el futuro y no volver jamás a elegir gobernantes fascistoides, aprendices del absolutismo que son triste engendro de la humanidad.
ADVERTISESi el mandatario desarrolla estilos prácticos de honestidad, tipo José Trinidad Cabañas (1805-1871), el carácter humano más puro del istmo, los corruptos temen avanzar. Dado que el desempeño administrativo de un estadista de tal calibre carece, en general, de fisuras para expoliar y medrar, las facciones oligarcas, de capital y comerciantes buscan otros modos de enriquecimiento ya que “con ese no se puede”… Como opuesto fue durante el segundo mando de Manuel Bonilla (1912) en que bastaba portar cartas del gerente de Cuyamel Fruit Company para conseguir abundancia de privilegios y exenciones fiscales, incluso contra la ley, haciendo que el favoritismo y el clientelismo entraran en boga y concluyeran viciando a la entera pobSin que se sepa y sin decirlo, debido a que la mayoría de ciudadanos considera al poder y sus ejercicios como referentes para conducción política y humana, es decir ética, cuanto haga el mandatario impacta profundamente sobre la psiquis nacional. Policarpo Bonilla, Villeda Morales y Melgar Castro son figuras de errores, pero escasas personas consideran que tal trío fuera ladrón. En cambio Ferrera, Medina, el héroe en duda Marco Aurelio Soto y Oswaldo López dejan mucho que desear, ya que documentos y pruebas históricas los acusan negativamente. Falta relacionar si no fue allí, y particularmente desde el último, que Honduras comenzó a degenerar moralmente hacia cauces y abismos que incluso hoy dificulta superarlY, finalmente, ¿qué decir de un líder que admite haber tomado su propio partido fondos y recursos de la mayor estafa y latrocinio de la historia en el IHSS y que, sin embargo, no existe de ello la menor causa incoada en el Ministerio Público, al menos para indagación…? ¿No es ese un gravísimo modelo perverso?... ¿Y cuántos otros empleadillos, viendo esa impunidad, no tratarán de imitarlo robando incluso más, repitiendo el cinismo oficializado, negando o, peor, argumentando con sofismas lo que carece de justificación? “Honduras, oasis de paz” proclamaban Suazo Córdova y alguna cáfila suya de embajadores, varios de ellos intelectuales “progresistas”, mientras la contrarrevolución nica acababa vidas hondureñas en oriente y sur del país…

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