viernes, 21 de agosto de 2015

Acoso judicial, crece nueva forma de censura en Honduras


Serie de tres entregas: 1/3
Escrito por Equipo de Investigación | Agosto 20 del 2015  Secciones: Investigaciones
Es normal ahora escuchar la denuncia de un periodista que frente a su centro de trabajo lo asaltan y le roban computadora y celular, y coincidentemente en menos de tres días también asaltan su casa.
Tegucigalpa, Honduras (Conexihon). – Con la boca cubierta y elevando sus pancartas para condenar la censura y el respeto a la libertad de expresión, unos 20 periodistas hondureños marcharon el jueves frente a la Casa Presidencial en solidaridad con su colega David Romero, querellado por la abogada Sonia Gálvez, esposa del Fiscal General Adjunto, Rigoberto Cuellar.

Periodistas frente a Casa de Gobierno, pidiendo un alto a la persecución, no más censura y justicia en el caso del periodista David Romero. /Fotografía: Gilda Silvestrucci
La impunidad es uno de las maneras veladas de acoso que el poder estatal puede utilizar para censurar. En una tarde típica en las plazas hondureñas, casi todas construidas con una iglesia colonial en el centro, los periodistas o defensores de derechos humanos actúan bajo la línea de peligro latente.
El asalto, el asesinato, la muerte violenta de un familiar cercano, el robo del vehículo, la ejecución de un compañero, la amenaza de muerte, los seguimientos desde vehículos, la estigmatización como primera fase para preparar el terreno hacia una querella y una posterior condena judicial, forman parte del escenario cotidiano.
En este panorama el sistema de justicia penal tiene un papel fundamental para perpetuar la impunidad, condenar a quienes agreden a periodistas o defensores, o para acorralarlos con el poder punitivo cuando un funcionario siente que han vulnerado su honor. 
Un oficio del Ministerio Público, obtenido con base en la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública (LTAIP), firmado por la Fiscal Especial de Delitos contra la Vida, Keyla Aguirre, revela que hasta la fecha la Fiscalía no ha logrado condenas contra los autores intelectuales de los crímenes contra periodistas. 
Desde 2003 a la fecha ya suman 59 crímenes contra periodistas y comunicadores, nueve de estos ocurrieron en siete meses de 2015. Eso muestra que la libertad de expresión está amenazada por la muerte, la impunidad y el acoso judicial.
Las acciones judiciales contra los comunicadores y defensores sobrepasan las acciones legales en su favor, como ejemplo hay que mencionar que un juzgado de la niñez condenó a un menor de edad por la muerte violenta del periodista Aníbal Barrow; mientras que un Juzgado de Jurisdicción Nacional elevó a juicio oral y público la acusación contra otros cuatro sospechosos. 

Asimismo, un Tribunal de Sentencia con Jurisdicción Nacional dictó prisión de por vida a los responsables del secuestro agravado en perjuicio del periodista y coordinador de noticias de HRN, Alfredo Villatoro. La Sala Quinta de Sentencia de la Corte Suprema de Justicia, por unanimidad de votos condenó a cinco años a un coronel de las Fuerzas Armadas por el cierre de Canal 36, durante la crisis política del 2009. 
Por el contrario, un Tribunal de Sentencia de Tegucigalpa, por unanimidad de votos, absolvió  de toda responsabilidad a uno de los sospechosos del periodista Erick Alexander Martínez Ávila, asesinado ocho días antes que Villatoro y cuyo crimen se investigó casi al mismo tiempo que el de Villatoro, pero con recursos desiguales, según se ha constatado en expedientes judiciales, informes policiales y durante la cobertura del debate oral.
Otro de los presuntos asesinos de Martínez Ávila fue raptado, torturado y asesinado como si fuera un conductor de bus rapidito unos días después de escapar del centro de internamiento de menores Renaciendo, de acuerdo con una investigación de C-Libre.
Un elemento común de las querellas: denunciar corrupción
Del otro lado, el director del programa de televisión “MI Nación”, Julio Ernesto Alvarado, fue inhabilitado por la Sala de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia para ejercer el periodismo por el término de 16 meses por difundir denuncias de “irregularidades cometidas” por la decana de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Belinda Flores. Su inhabilitación se impidió por medio de medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
El 4 de diciembre, el periodista Gilberto Gálvez, corresponsal de medios locales, de Canal 10 y de HRN tuvo que acudir al Tribunal de Sentencia de Comayagua a una audiencia de conciliación con  la alcaldesa de La Paz, Gilma Ondina Castillo, que lo querelló por comentarios  sobre presuntas irregularidades, comentadas en su muro de Facebook. El caso fue elevado a juicio oral y público.
También en uno de los Tribunales de Sentencia de Francisco Morazán, la coordinadora del Movimiento de Mujeres por La Paz, Gladys Lanza, fue condenada a 18 años de cárcel por ayudar a una mujer a tramitar una denuncia de acoso sexual contra el director de Fundevi, Juan Carlos Reyes, y por haber dado declaraciones al respecto, cuestionando presuntas irregularidades e impunidad en este caso de presunto acoso sexual.
El periodista David Romero Ellner está por conocer su sentencia un juicio oral y público, querellado por la abogada Sonia Gálvez, esposa del Fiscal General Adjunto, Rigoberto Cuellar. Romero ha sido acusado tras denunciar supuestas irregularidades cometidas por Cuellar y destapar el escándalo de corrupción en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) que salpicó al gobierno de turno.
Sobre este caso, el ex presidente del Tribunal de Sentencia, Dimas Echenique, removido porque prorrogó el juicio del periodista, denunció que habría recibido órdenes provenientes del presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, para condenar y enviar a Romero Ellner a prisión.
Cada día la situación parece volverse más hostil, lo que de alguna manera impide la práctica de una labor informativa y de defensoría conveniente a los intereses de la sociedad.
Pese a los compromisos asumidos por el Estado hondureño, en noviembre del 2010,  en el marco del Examen Periódico Universal (EPU), de investigar los hechos violentos cometidos contra periodistas  y comunicadores sociales para castigar a los responsables, la realidad indica que, hasta ahora,  en el 94% de los 50 casos registrados desde el año 2003 se mantienen en la impunidad, indican cifras del estatal Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh).
Cabe resaltar que la mayor parte de las intimidaciones judiciales o agresiones son contra periodistas o sectores que particularmente disienten con el gobierno y lo peor es que hay un trato  pasivo en la investigación de hechos como muertes, asaltos o robos.
Es también evidente que estos sectores de periodistas y defensores de derechos humanos, que padecen más el asedio intimidatorio, en su mayoría son integrantes activos del Partido Libertad y Refundación (Libre) que surgió tras el golpe al entonces presidente Manuel Zelaya en 2009 y que es un total opositor al gobierno.
Los manifestantes mostraron su solidaridad con  David Romero, director de la opositora Radio y TV Globo./Fotografía: Gilda Silvestrucci
Alarmante tendencia de regular redes sociales
Aunque parecieran de no tan grave importancia, otra agresión es la de periodistas amenazados, simplemente por emitir algún comentario y porque alguien lo etiquetó en el muro de Facebook, en una publicación que disiente de una funcionaria municipal, se convierten en candidato a una acción judicial o es víctima de robo.
El periodista Franz Rivera de UTV, muy crítico en las redes sociales, fue víctima de dos robos de información en menos de cuatro días y posteriormente lo intimidaron desde un vehículo blanco. Otra de las periodistas acosadas por medio de las redes sociales fue la corresponsal de Telesur en Honduras, Gilda Silvestrucci.
La intimidación y el acoso judicial ocurren en un creciente contexto de ataques. Sólo el Comité por la Libre Expresión (C-Libre) registró en 2014 al menos 94 agresiones contra estos sectores.
En los primeros siete meses de 2015, C-Libre publicó 130 alertas, en contraste con 41 ocurridas en el mismo periodo de 2014, eso representa que se ha triplicado la cantidad de agresiones contra este derecho y que a finales de año podría cuadruplicarse, es decir, cuatro veces más ataques.
Además, ya hay denuncias del hackeo de páginas, periódicos digitales o simplemente en redes sociales, de algunos periodistas. Lo paradójico es que la mayoría de denuncias de acciones contra periodistas o defensores de los derechos humanos no va a parar a los tribunales de justicia, se queda simplemente en un comentario, una noticia o una denuncia pública, es decir clara impunidad.
Las acciones señaladas redundan en limitar la libertad de expresión y la libertad de prensa, que de acuerdo con el Conadeh, “cuando se restringe la libertad de expresión o la libertad de prensa no solamente se afecta el derecho humano individual para expresarse sino que también se lesiona el derecho colectivo de la ciudadanía a recibir información e ideas por parte de los medios de comunicación”.

Agrega el Conadeh que el ambiente de inseguridad prevaleciente, en forma  lamentable, en toda Honduras, condiciona mucho esa actitud de irrespeto a los derechos humanos fundamentales  de las personas y al derecho colectivo de la ciudadanía a estar plenamente informada, a conocer las opiniones de las otras personas y a formarse sus propias opiniones para participar  con deliberación en la acción política y el impulso al desarrollo del Estado.
Estas condiciones de inseguridad que afectan a toda la ciudadanía, amenazan también a quienes hacen uso de su libertad de expresión por los medios de comunicación,  por eso hay numerosas recomendaciones que se han hecho por relatorías especiales para salvaguardar los derechos humanos de las y los periodistas y comunicadores sociales.
El Conadeh recuerda que la  libertad de expresión, la opinión y el derecho de acceso a la información son reconocidos por distintos instrumentos de derechos humanos, tanto nacionales como  internacionales y se encuentran garantizados por la misma Constitución de la República, por lo que  es deber del  Estado hondureño garantizar plenamente el ejercicio de la libertad de expresión como un derecho humano.
En Honduras,  el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, junto con otras instituciones,  tratan de  avanzar y de orientar en lo necesario a las entidades competentes  del Gobierno para que se pueda profundizar más en la investigación de las causas y en la prevención de ocurrencias de situaciones tan amargas que han ocurrido en el país y que han restringido la libertad de expresión, del pensamiento y con ello el derecho de opinión que es un derecho absoluto.
“En las actuales circunstancias, lo que nos preocupa es el fenómeno de la impunidad, que se constituye en una de las violaciones más frecuentes en contra de las víctimas que tienen el derecho de conocer la verdad”, establece el Conadeh. 
La impunidad de los hechos, sea cual fuere la causa, incide de manera negativa en quienes se dedican al ejercicio de esta profesión porque provoca en los miembros del gremio que se autocensuren por temor a ser las siguientes víctimas.
De 2014 a abril anterior en el Conadeh, se reportan casos, aunque en su mayoría son distintos a las denuncias que recibió C-Libre, en algunas ocasiones las víctimas recurrieron a las dos instancias.
En ese sentido, las acciones van desde atentados, amenazas, actos de intimidación, agresiones, asaltos, persecuciones, cancelación de programas radiales, querellas en los tribunales e incluso  la muerte de  más de una docena de comunicadores. 
50 agresiones registró Conadeh
En cifras, registraron desde el año pasado hasta mediados de abril pasado, más de 50 hechos relacionados con la libertad de expresión y de información en Honduras, entre estos destacan: 9 casos de amenazas, 2 atentados,  3 de agresiones, un rapto, dos asaltos, 3 casos de persecución, el cierre de un programa radial,  y la confiscación de un medio de comunicación. 
Además, 2 casos de decomiso de equipo, 4 sentencias condenatorias,  2 sentencias absolutorias, 3 audiencias de conciliación, 4 limitaciones a la libertad de expresión, la condena contra un periodista, la querella contra un director de noticias y la muerte violenta de 15 personas ligadas a los medios de comunicación.
En el mismo sentido, el informe anual de la Situación de Libertad de prensa en Honduras, de la Relatoría Especial de Derechos Humanos de la CIDH, establece que prevalece la impunidad.
El principio 9 de la Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión de la CIDH señala: “El asesinato, secuestro, intimidación, amenaza a los comunicadores sociales, así como la destrucción material de los medios de comunicación, viola los derechos fundamentales de las personas y coarta severamente la libertad de expresión. Es deber de los Estados prevenir e investigar estos hechos, sancionar a sus autores y asegurar a las víctimas una reparación adecuada”.
Entre tanto, en el enfoque de autoridades hondureñas, desde la Secretaría de Derechos humanos, gobernación y descentralización, es que la situación en materia de derechos humanos justamente ha mejorado en sus indicadores y citan el Examen Periódico Universal (EPU) y además que Honduras “ya no está en la lista negra” de los países agresores de los derechos humanos. 
En el Ministerio Público, a través de la Fiscalía de Derechos Humanos, aseguran que se le da trámite a todo caso o denuncia, como casos normales, sin embargo, Gladys Lanza, activista de derechos de mujeres, y el periodista Carlos Paz, víctimas de agresiones físicas y persecuciones se quejan de la escasa atención y del poco interés de las autoridades, en sus respectivos casos.
Instituciones denunciadas por impedir libertad de expresión
Al menos el año pasado cinco instituciones fueron denunciadas por limitar el ejercicio de la libertad de expresión en el país, ellas son la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL), el Hospital Escuela Universitario, la Alcaldía Municipal del Distrito Central y el Ministerio Público.
Según los expedientes en organismos de derechos humanos, el 4 de mayo La Asociación Nacional de Radios Comunitarias denunció que el gobierno, a través de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL), estaría violentando la libertad de expresión ya que vía reglamento están aprobando restricciones  como el control de contenidos de los medios. 
Según la denuncia, el artículo 23 inciso E, del reglamento de las radios comunitarias establece la prohibición de contenidos  “político- partidarios”, situación que estaría siendo utilizada para hacer “audiencias de descargo” a los propietarios de esos medios.
Luego, el 5 de junio, en su editorial “Amenazas a la libertad de expresión”, diario El Heraldo denunció los obstáculos que  hay en Hospital Escuela para que los medios de comunicación cumplan con su responsabilidad de informar a la ciudadanía sobre lo que está ocurriendo en ese centro hospitalario. 
De acuerdo a este medio de comunicación “no es amenazando la libertad de prensa, obstaculizando la labor periodística, ni intentando ocultar la realidad como se van a superar las múltiples enfermedades crónicas que aquejan al Hospital Escuela Universitario.
Otro caso ocurrió el 7 de agosto, cuando La Tribuna denunció que un grupo de empleados de la Alcaldía Municipal del Distrito Central impidieron la descarga de la materia prima (bobinas de papel)  para impresión con el argumento que los furgones estaban entorpeciendo el tráfico vehicular. De acuerdo al medio de comunicación, con su actitud lo que hacen las autoridades edilicias es perjudicar el derecho a informar tal y como lo establece la Constitución de la República.
http://conexihon.hn/site/noticia/libertad-de-expresi%C3%B3n/acoso-judicial-crece-nueva-forma-de-censura-en-honduras

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