martes, 19 de mayo de 2015

Honduras: El caos como sistema


Video:Defendershn No se puede ser efectivo si se respeta la dignidad humana/
https://youtu.be/2tJY7R42DgU/ Pedro Zurdo

Por Roberto Zapata Varela
La República de Honduras agoniza como Estado formal, que era todo lo que le quedaba, pues la democracia como sistema de relaciones con equidad murió hace mucho tiempo en esta tierra de Morazán y Valle.La forma republicana de gobierno enaltece la separación de los poderes y el respetuoso comportamiento de los miembros de cada uno de ellos se expresa en la no injerencia de unos en las ocupaciones del otro. 
Todo eso se ha perdido en nuestro país, el ejercicio jurisdiccional del sistema judicial está supeditado a las exigencias del ejecutivo so pena de la destitución de quienes no acaten el mandato del jefe del gobierno; y la labor de los jueces en la aplicación de las leyes se supedita también a las componendas del presidente.
En el Congreso Nacional, de igual manera, irrespetando la posición ideológica de cada bancada, por la dinámica de la compra de conciencias, se expresa únicamente la opinión del ejecutivo; lo que pone en evidencia el grado de moral de quienes llegaron ahí en representación de un pueblo que creyó en sus cantos de sirena.
Desde siempre el sistema político de gobierno liberal, primero y el neoliberal, después, como la expresión de la supra-evolución del capitalismo, nos ha hecho creer que la democracia se resume en los efectos de la alternabilidad en el ejercicio de gobernar. 
La relación de una mayoría en los votos para enfrentar cualquier propuesta supone la democracia que se practica en Honduras, sin importar que la mayoría sea el resultado de un fraude electoral, de la compra de los votos o de la imposición por la fuerza de una candidatura. Eso es una dictadura y las dictaduras son por demás antidemocráticas, donde el espíritu del libre juego de las ideas y la libertad de conciencia mueren atropelladas, y el gobierno, se sostienen con el poder de las armas.
De tal suerte que en un país como el nuestro donde prevalecen las armas, el narcotráfico, el crimen organizado, el fraude, la corrupción y la impunidad lo que realmente reina es el caos; en donde la normas de convivencia social han sido rotas por el grupo de mayor fuerza que las ha acomodado a su conveniencia en desmedro de las propias apetencias de las grandes mayorías y en tal estado, quien no se acople, esté afuera o en contra de esos intereses está expuesto a recibir cuando menos ciento diez seis balas de alto poder como mortaja.
Hay caos, pues; pero en los sistemas totalitarios, con un disfraz de normativa formal, como el nuestro, el caos deviene condicionado, es decir, controlado; suceden los acontecimientos según favorezcan a sistema que los provoca a su antojo sin importar que caiga quien caiga porque están dirigidos a propiciar una imagen, un mensaje, una condición particular de conveniencia del que gobierna.
Hoy le tocó a Don Mario Verdial, empresario y deportista, desde mi perspectiva, honrado y trabajador, después a los abogados Gaugel, padre e hijo, políticos de oficio y empresarios del campo y por lo mismo víctima inocente como los centenares de hondureños anónimos que caen cada día atropellados por la violencia sistémica de nuestro país.
Por lo que se ve esto apenas empieza. Habiendo asumido todos los poderes desde la administración pasada, con el amparo de unas fuerzas armadas apátridas y una burguesía insaciable, no cabe duda que habrá de perpetuarse por cincuenta años, como es su propósito.
Las dictaduras de todos los tiempos se imponen a sangre y a fuego. Las muertes que se suscitan a diario en nuestras ciudades son víctimas inocentes que sin pecado alguno sirven para amedrentar, para mantener el terror, para agrandar el miedo y la desconfianza, imponer el caos como sistema, y con ello acallar cualquier voz de protesta. Carías lo hizo y es el modelo del actual mandatario y de todos miembros del partido de gobierno; el caos controlado da frutos enormes a quien lo impone y controla.

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