La
violencia es un virus que se propaga rápidamente como el fuego entre la
gasolina y más allá de sus manifestaciones más crueles como las muertes
violentas, existen otros niveles de violencia que tienden a ser
justificadas y normalizadas.
Y la normalización y justificación de cualquier violencia es una de las peores cosas que le puede suceder a una sociedad.
Pues
cuando se normaliza y se justifica, la violencia se convierte en un
espectáculo, en el único mecanismo de solución de conflictos y en una
herramienta de transmisión de valores.
Por
ello, la familia y la escuela son instancias fundamentales de
socialización en donde deben adoptarse medidas para evitar la
justificación y normalización de la violencia. Los gritos, los insultos,
los malos tratos y los castigos corporales a los niños y las niñas son
las primeras formas dañinas en que nuestra niñez aprenderá a
relacionarse con otros y otras.
La
familia y la escuela son las instancias socializadoras de las que
dependen que nuestra niñez asuma pautas de comportamientos democráticos,
pacíficos, respetuosos y no discriminatorios.
En
este sentido, resulta preocupante la más reciente investigación del
Observatorio de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en la que
alertan un aumento de actitudes violentas entre los escolares,
influenciados por el entorno de violencia que les rodea.
Y
estos comportamientos van desde un jalón de pelo, un apodo ofensivo o
el castigo físico, hasta la extorsión, ataques contra la integridad
personal y la vida. De hecho, la investigación señala que un 5.2 por
ciento de los educadores ha sido amenazado con cuchillo, un porcentaje
igual con pistola y un 5.9 con chimba.
Como
señala la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, “ningún tipo de
violencia es justificable y todo tipo de violencia es prevenible”. Por
ello es urgente que la sociedad y las autoridades en su conjunto
pongamos atención en aquellas conductas que aunque parezcan
tradicionales, son promotoras de otras manifestaciones de la violencia
que no deben ser toleradas en una sociedad democrática. Escuchar y descargar Nuestra Palabra
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