lunes, 16 de junio de 2014

BRASIL: “Ustedes son el cáncer del mundo, deberían matarlos a todos” dijo Policía Militar a periodista NINJA presa"

Karinny de Magalhães, NINJA                       
Lunes, 16 de Junio de 2014

Brasil.- Con la cara en la pared, las manos inmovilizadas atrás del cuerpo, escuchaba esa voz que ya me había insultado algunas veces, justificar el por qué de tanta agresividad y odio: “Ustedes son el cáncer del mundo” deberían matarlos a todos.
Dia 12 de junio. La movilización que marcó la apertura del Mundial en la capital minera fue campo de lucha y resistencia en todo el país. En Belo Horizonte los participantes se concentraron en la Plaza 7 e incluso antes del comienzo de la manifestación fueron encarados por la Policía Militar en forma truculenta durante el procedimiento de cacheo. Iniciamos la transmisión alrededor de las 12hs, cuando varios movimientos ya estaban reunidos en el lugar. La marcha recorrió las calles de Belo Horizonte hasta llegar a la Plaza da Liberdade, donde el reloj de la FIFA - monumento que hacía la cuenta regresiva de los días que faltaban para el evento - permanecía aislado y escoltado por la tropa de choque de la Policía Militar.
Al llegar al reloj, la tropa nos atacó con balas de goma y bombas de gas lacrimógeno. Quedó claro el nivel de improvisación (o tal vez mala intención) de la Policía Militar minera, que usó la fuerza y una violencia desmedida para “mantener el orden” de una manifestación hasta ese momento totalmente pacífica. Después del ataque los grupos que participaban de la movilización se dispersaron y fueron divididos por la policía. No logré encontrar a los miembros del equipo de cobertura de NINJA y seguí transmitiendo el enfrentamiento de la tropa de choque contra los manifestantes, que en este momento ya eran minoría en relación al contingente policial.

La violencia comenzó a intensificarse entre la PM y los manifestantes, pero seguí transmitiendo en vivo y narrando los acontecimientos, haciendo lo que había ido a hacer. Seguí un largo trayecto entre la Plaza da Liberdade y la Plaza Raul Soares y al llegar a la Av. Paraná 10 policías corrieron para inmovilizarme junto a otras personas que no conocía. Después de ser inmobilizada fui objeto de agresión física y verbal. Bofetadas, golpes de garrote en la pierna y en la espalda, ese fue el protocolo de la Policía Militar al abordarnos. En el audio de la transmisión se puede escuchar fácilmente ofensas machistas dirigidas a mi. Soy mujer, soy activista, soy medios y soy libre. Estaba en derecho de cumplir mi trabajo documentando lo que estaba sucediendo en las calles.

Fui llevada a un puesto policial cercano al lugar en que fui abordada junto a 3 personas. Llegando al lugar, más agresión. cachetadas, patadas, golpes de cachiporra y esta vez hasta escupitajos para darnos la bienvenida. Cuando me identificaron como narradora en vivo, agarraron mi celular que estaba transmitiendo. Me ordenaron desbloquearlo para hacer la “averiguación” del aparato, pero yo no sabía la contraseña, pués el celular era de otra NINJA, fui aislada del grupo y colocada sobre una mesa, donde 5 policías - hombres y mujeres - me golpearon para obligarme a decir la clave.

En un momento de la golpiza, uno de ellos me pegó en el lado izquierdo de la cabeza. Me desmayé por un tiempo. Cuando me di cuenta estaba despertando a razón de más cachetazos con gritos de “Despertate hija de puta!”. Cuando recobré nuevamente la conciencia estaba nuevamente junto a los otros 3 manifestantes que también habían sido detenidos. En seguida, fuimos esposados y mantenidos de pie por alrededor de 2 horas, en las cuales escuchamos callados los insultos y recibimos con ojos abiertos escupitajos y empujones. Además de tener que aguantar esto, tuve que escuchar expresiones de asedio que me llamaban “Gostosa!”, dichas en voz baja para que no fuesen oídas por mucha gente. El asco define toda esta situación.

Después de que consultaran mi ficha en el sistema, descubrieron que mis padres ejercen la función de policías civiles en Amapá (mi estado natal) Constatando eso comenzaron a ironizar sobre mi participación en el acto, como si la profesión de mis padres fuese un motivo como para invisibilizar mis luchas y/o ejercicio de mi actividad como mediactivista.

Recién después de una hora y media reclusa en ese puesto policial (hecho que no consta en las actas del proceso) me llevaron a la “Delegacia de la Copa” como se referían los policías. Esta delegacia especial fue creada para llevar a los ciudadanos que fuesen presos durante las manifestaciones. Llegamos a eso de las 19h30 y fuimos recibidos por un grupo de abogados voluntarios y de la defensoría pública, quienes fueron muy serviciales y nos instruyeron y apoyaron todo el tiempo. Con la presencia de los doctores el trato cambió completamente, a tal punto que los mismos policías que antes me habían llamado hija de puta me pedían disculpas cuando hacían un poco de fuerza al tirar de las esposas.

En la comisaría desde el comienzo de la noche, sólo pude cenar después de que los abogados - que me acompañaban todo el tiempo - consiguieron llevarme un sandwich hasta la sala donde estaba. Fui agredida alrededor de las 18hs, y aún quejándome de los dolores que sentía después de que llegué a la comisaría, no fui llevada al hospital hasta las 3hs de la mañana. Afortunadamente no tenía nada quebrado. Presentaba, según los médicos de guardia, eran lesiones leves. Saliendo del hospital me llevaron al IML para hacerme exámenes de cuerpo-delito y cuando volví a la comisaría fui llevada a prestar declaración. En presencia de 2 abogados, relaté exactamente lo que pasó y aún ante mi relato y de la intervención de los abogados, el delegado afirmó que las declaraciones de los policías eran soberanas y que yo iba a ser llevada presa e inculpada.
A las 5 de la mañana, fui oficialmente declarada presidiaria del estado de MInas Gerais y a las 7h llegue al CERESP, pero tuve que volver al IML para hacer examen de cuerpo delito, necesario para poder ser ingresada en el presidio porque el informe hecho anteriormente había “desaparecido” misteriosamente. Al volver a otra DP para hacer el examen el segundo médico ni siquiera me reviso ninguna de las partes en las que tenía lastimaduras.

Sin noticias de nada de lo que estaba sucediendo de la movilización en las redes y del propio proceso jurídico, al llegar nuevamente al CERESP Centro-Sur, a eso de las 9h de la mañana fue que encontré a mis compañeros de Fora do Eixo y al diputado federal Nilmário Miranda, que estaban ahi para garantizar que los actos de agresión no se vuelvan a repetir en el presidio.

A la tarde, fui llevada hasta el Ministério Público para prestar testimonio para la Promotora Nívea Mônica en la presencia del presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la OAB-MG, William Santos y de la Defensora Pública Fernanda que en aquel momento ya eran responsables por el caso y gentilmente me actualizaron del proceso judicial en curso. Al cruzar los corredores del MP pude nuevamente reencontrar a los compañeros de la Casa FDE Minas, y así mismo con el corazón desgarrado, y el cuerpo exhausto, tuve la certeza que existía un cuidado y una movilización enorme para que se hiciera Justicia y yo pudiese salir de aquella situación. Este breve contacto hizo que yo saliera del MP y volviera para la cárcel con la fuerza necesaria para sobrellevar un día que todavía sería largo.

Después de llegar y pasar por todos los procedimientos, allí estaba yo, encarcelada, de uniforme, en una celda con otras 6 detentas, pensando que ahora era parte de las estadísticas. Durante todo el día no fue posible parar de imaginar que ese era sólo un caso más de injusticia, como centenas y centenas de otros escondidos e invisibilizados. El confort que tenía al recordar las personas que junto conmigo construyen una red de comunicación y cultural en Brasil, y buscan a partir de ella combatir estas mismas injusticias, se mezclaba con la indignación de saber que muchas mujeres que estaban en aquella misma situación que la mía no tienen este confort, y por eso no tendrían la misma suerte.

A eso de las 2 de la mañana, cuando ya pensaba que pasaría la noche en prisión, me llamaron y me avisaron que sería liberada. Al salir, y nuevamente encontrar a mis compañeros de vida y al volver a la Casa Fora do Eixo Minas fue cuando tuve conciencia de todo el movimiento y de toda la movilización en torno a mi libertad. Tuve certeza más que nunca que mismo con las injusticias, todavía practicadas con las nuevas formas de vida y organización, yo estaba en el lugar cierto y con las luchas ciertas.

Tengo que agradecer mucho a todos los que se movilizaron, en especial a los fora do eixo y ninjas desparramados por todo Brasil y el mundo. Tengo la plena convicción, que mismo con toda la tentativa de imponer el miedo, el coraje de todas estas personas juntas son de extrema importancia para que podamos seguir luchando contra o machismo, injusticias, desigualdades, por los derechos fundamentales de libertad de prensa y la posibilidad de que tengamos una nueva policía desmilitarizada y ciudadana.

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