Tiempo.hn / Tegucigalpa, Honduras
Varias organizaciones
defensoras de los derechos humanos y de la sociedad civil en Honduras
condenaron este viernes la "golpiza" por parte de la Policía Militar
(PM) al director de Casa Alianza, Guadalupe Ruelas, la noche del jueves en Tegucigalpa.
Los organismos comunicaron su protesta y rechazo ante tal acción y
demandaron acciones por parte de la comunidad internacional de los
derechos humanos y embajadas establecidas en el país centroamericano,
para que se denuncie este hecho.
Por su parte la Policía Nacional emitió un comunicado a través de la
Policía de Tránsito, en el que señala a Ruela de conducir bajo los
efectos del alcohol. Ante tales declaraciones, Ruela manifestó que “se
van a inventar lo que quieran, pero la Policía y el Ejército de Juan
Orlando Hernández me han golpeado, porque he denunciado que hay una
sistemática campaña de asesinatos de niños y niñas en Honduras”.
El Comunicado
"Las organizaciones de Derechos Humanos, de defensa de Derechos de
Niñez y organizaciones de la Sociedad Civil aquí presentes, presentamos
protesta pública y condenamos al gobierno de Honduras por la brutal
agresión contra el Director de Casa Alianza, el Sr. Guadalupe Rúela,
quien en horas de la noche de ayer 08 de mayo, fue detenido por la
policía militar y luego golpeado salvajemente.
Llamamos a la comunidad internacional de derechos humanos, a las
Embajadas con presencia en Hondura a reportar este hecho ante los
organismos supranacionales y ante sus propios gobiernos, porque si no se
respeta a las y los defensores de derechos humanos, mucho menos para
que se respete a la población que se defiende, en un país donde su gente
está en completa en indefensión.
Casa Alianza ha denunciado con vehemencia los asesinatos contra la
niñez, que en los últimos días han sido mayores y dantescos.
En Honduras el sistema de justicia sigue siendo indolente con las victimas por la violaciones a los derechos humanos, pero sigue siendo diligente para proteger a los violadores de derechos humanos.
En Honduras el sistema de justicia sigue siendo indolente con las victimas por la violaciones a los derechos humanos, pero sigue siendo diligente para proteger a los violadores de derechos humanos.
El gobierno de Hernández ha priorizado la estructura militar en todos
sus ámbito, ha relegado a la policía nacional y ha fortalecido la
presencia militar en la seguridad pública, uno de los últimos hechos es
que está elevando la función militar hasta para la formación de niños y
niñas, llevándoles a los cuarteles para formarlos como guardianes de la
patria.
Estos y otros fenómenos de la violencia en Honduras, donde la lucha
contra el crimen y las violaciones de derechos humanos no avanzan porque
el Estado continua capturado por agentes vinculados al crimen o por su
desidia, pero en definitiva, responsables de la situación imperante en
el país.
Reciba nuestra solidaridad y acompañamiento la familia de Casa Alianza
ante tan indigno acontecimiento y les animamos a continuar con el
trabajo por la defensa de los derechos humanos, como siempre lo han
hecho y como lo han demostrado, sin sucumbir ante las amenazas y
agresiones. Un trabajo por la vida, sin temor y firma convicción",
señala el comunicado.
Policía Militar
Siendo el principal impulsor el actual presidente Juan Orlando
Hernández, en diciembre pasado el Congreso Nacional, con mayoría de
diputados del oficialista Partido Nacional, mediante reforma al artículo
274 de la Constitución de la República, dieron carácter de rango
constitucional a la Policía Militar del Orden Público (PMOP), sin
embargo, esta ya había salido a las calles el 15 de septiembre de 2013
con dos batallones, uno para la zona central y otro para el
noroccidente, con un número de mil militares procedentes de diferentes
unidades de la fuerza Ejército.
Recientemente otro pelotón fue lanzado a las calles de las principales
ciudades del país. Tales acciones han sido criticadas por parte de la
comunidad defensora de DDHH, por considerar que este sería un proceso de
militarización en la sociedad y significaría un "retroceso" en aras de
mejorar la situación el área de DDHH en Honduras, estando en la lista
negra de los países más violadores, según la Comisión Interamericana de
los Derechos Humanos (CIDH).
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Jueves 8 de mayo. 7 de la noche.
Guadalupe Ruelas sale de su oficina en Casa Alianza hacia el hotel
Marriot donde era invitado a cenar con una agencia internacional.
11:00 de la noche. Ruelas, el director de Casa
Alianza, sale del hotel y avanza en vehículo doble cabina de su
organización casi en frente de la Casa Presidencial, donde policías le
hacen señal de parada. En ese momento salen bulliciosas las patrullas
del ministro de seguridad y defensa, que concluían una rueda de prensa
tras la extradición del negro Lobo hacia Estados Unidos. La ciudad
entera estaba militarizada.
11:05 de la noche. Una motocicleta con custodios de Corrales colisiona contra el vehículo inmóvil de Ruelas y aparentemente sus tripulantes sufren lesiones.
11:10 de la noche. Policías militares de Casa Presidencial con espíritu de cuerpo sacan con violencia a Ruelas del vehículo y lo lanzan al piso. Lo patean como bestias. Levantan sus pies y lo arrastran hasta el portón de Casa Presidencial. Lo insultan. Lo humillan. Sustraen su billetera. Decomisan sus documentos personales y le roban 200 dólares. También decomisan el vehículo y otras pertenencias que están en su interior. Lo acusan de conducir en estado de ebriedad.
11: 45 de lanoche. Ruelas llama a embajadas y periodistas conocidos, que inician acciones de salvamento. Los victimarios le arrebatan su teléfono móvil y lo incomunican. Lo entregan a la policía, sangrante y adolorido. Lo acusan además de dañar propiedad del Estado y desacatar la autoridad.
12:00 de la noche. Ruelas es esposado, subido a una patrulla como delincuente y trasladado a la posta de tránsito en la primera entrada de la colonia Kennedy.
Los oficiales de turno le practican cinco veces la prueba de alcolemia, sin declararse satisfechos con los resultados. Quieren tener más de 0.8 unidades, que es límite permitido. Quieren 150 unidades.
1:10 de la madrugada del viernes 9 de mayo, llega a la posta de la Kennedy la coordinadora del COFADEH, Bertha Oliva, quien pide la entrega del retenido para ponerlo en asistencia médica inmediata por sus heridas y golpes visibles e internos. Los policías, vigilados por soldados y tesones de la Guardia de Honor de Juan Orlando Hernández, armados, están dentro de la pequeña sala en máxima observación. Dos periodistas y un camarógrafo son testigos. La esposa y un hijo pequeño de la víctima están presentes. Dos compañeros de trabajo, también.
2:30 de la madrugada. Ruelas sigue retenido. Levanta su camisa y muestra los golpes a los periodistas. Responsabiliza a Juan Orlando Hernández por este acto de intolerancia en su contra. Hacía 48 horas atrás le había dicho en los 100 primeros días de mandato que él es un presidente al que le sobra poder, pero le falta talento. Con lucidez persuade a sus captores que nada justifica la violencia en su contra y que por eso el país está como está.
3:00 am. Cantan los gallos. Ruelas toma café caliente que le ofrece el periodista Marvin Ortiz, de Radio Globo. Su camisa verde con el logo de Casa Alianza está empapada con su sangre. El oficial encargado de la posta insiste en hacer otra vez la prueba de alcolemia, pide que sople fuerte. Él dice que le duelen las costillas. Los policías se ríen. Se caldean los ánimos. Demasiada plática y no lo remiten al médico. Más bien, llaman a la fiscal del barrio abajo. Obligan a Ruelas a una sexta prueba, le leen sus derechos y le hacen firmar una acta en la que consta que nadie puede declarar en contra de sí mismo.
3:30 de la madrugada. La ciudad está casi en silencio. Suben a Ruelas a la paila de una patrulla y sus familiares van en otro vehículo, atrás, hacia el antiguo Core 7. Otras personas también siguen a la patrulla policial. Puro trámite. Simulación de procedimientos.
3:50 am. En el interior de la oficina unificada en el barrio abajo la fiscal ve los documentos elaborados por los policías, pone atención en la prueba positiva de alcolemia; el edificio está casi en penumbra, luego la abogada sale al balcón y grita a los policías que suban, les ordena que lleven a la víctima ante un médico. La fiscal ni siquiera ve al retenido. No hay médico forense de turno.
4:30 de la madrugada. Se ve la luz del alba en el horizonte. Ruelas ingresa a la sala de emergencia del Hospital Viera, porque tiene un carnet de seguro con ese centro hospitalario. Una patrulla y dos policías bostezando bloquean la entrada principal de la clínica.
5:00 de la mañana. En las redes sociales se ven las fotografías de la barbarie. Adentro en el hospital, en una pequeña banca frente a la cortina color hueso que oculta la humanidad de su padre, su pequeño hijo sostiene un paraguas y un foquito de mano, ha estado a su lado desde la media noche. Se acerca, lo abraza, lo besa y le pregunta ¿vas a estar bien, papá?
-Vamos a estar bien, hijo.
10:00 de la mañana del viernes. El sol está alto. Ruelas es dado de alta y llevado de nuevo al Core 7. El hospital hizo pruebas de orina, sangre y saliva sin reportar presencia etílica en el cuerpo de la víctima.
10:15 am. La víctima regresa al lúgubre fuerte policial del barrio abajo a enfrentar el sistema impune del régimen. Está consciente que van a descalificarlo y, además, a judicializarlo. La policía hace pública su famosa última prueba de alcolemia, la 6! Ruelas dice que hablará más alto. Que no se irá del país. Y que no tiene miedo.
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Resultados de analisis clínicos realizados a José Guadalupe Ruelas,Director de Casa Alianza.
Resultados 2
Resultados 3
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Crónica de Ruelas
11:05 de la noche. Una motocicleta con custodios de Corrales colisiona contra el vehículo inmóvil de Ruelas y aparentemente sus tripulantes sufren lesiones.
11:10 de la noche. Policías militares de Casa Presidencial con espíritu de cuerpo sacan con violencia a Ruelas del vehículo y lo lanzan al piso. Lo patean como bestias. Levantan sus pies y lo arrastran hasta el portón de Casa Presidencial. Lo insultan. Lo humillan. Sustraen su billetera. Decomisan sus documentos personales y le roban 200 dólares. También decomisan el vehículo y otras pertenencias que están en su interior. Lo acusan de conducir en estado de ebriedad.
11: 45 de lanoche. Ruelas llama a embajadas y periodistas conocidos, que inician acciones de salvamento. Los victimarios le arrebatan su teléfono móvil y lo incomunican. Lo entregan a la policía, sangrante y adolorido. Lo acusan además de dañar propiedad del Estado y desacatar la autoridad.
12:00 de la noche. Ruelas es esposado, subido a una patrulla como delincuente y trasladado a la posta de tránsito en la primera entrada de la colonia Kennedy.
Los oficiales de turno le practican cinco veces la prueba de alcolemia, sin declararse satisfechos con los resultados. Quieren tener más de 0.8 unidades, que es límite permitido. Quieren 150 unidades.
1:10 de la madrugada del viernes 9 de mayo, llega a la posta de la Kennedy la coordinadora del COFADEH, Bertha Oliva, quien pide la entrega del retenido para ponerlo en asistencia médica inmediata por sus heridas y golpes visibles e internos. Los policías, vigilados por soldados y tesones de la Guardia de Honor de Juan Orlando Hernández, armados, están dentro de la pequeña sala en máxima observación. Dos periodistas y un camarógrafo son testigos. La esposa y un hijo pequeño de la víctima están presentes. Dos compañeros de trabajo, también.
2:30 de la madrugada. Ruelas sigue retenido. Levanta su camisa y muestra los golpes a los periodistas. Responsabiliza a Juan Orlando Hernández por este acto de intolerancia en su contra. Hacía 48 horas atrás le había dicho en los 100 primeros días de mandato que él es un presidente al que le sobra poder, pero le falta talento. Con lucidez persuade a sus captores que nada justifica la violencia en su contra y que por eso el país está como está.
3:00 am. Cantan los gallos. Ruelas toma café caliente que le ofrece el periodista Marvin Ortiz, de Radio Globo. Su camisa verde con el logo de Casa Alianza está empapada con su sangre. El oficial encargado de la posta insiste en hacer otra vez la prueba de alcolemia, pide que sople fuerte. Él dice que le duelen las costillas. Los policías se ríen. Se caldean los ánimos. Demasiada plática y no lo remiten al médico. Más bien, llaman a la fiscal del barrio abajo. Obligan a Ruelas a una sexta prueba, le leen sus derechos y le hacen firmar una acta en la que consta que nadie puede declarar en contra de sí mismo.
3:30 de la madrugada. La ciudad está casi en silencio. Suben a Ruelas a la paila de una patrulla y sus familiares van en otro vehículo, atrás, hacia el antiguo Core 7. Otras personas también siguen a la patrulla policial. Puro trámite. Simulación de procedimientos.
3:50 am. En el interior de la oficina unificada en el barrio abajo la fiscal ve los documentos elaborados por los policías, pone atención en la prueba positiva de alcolemia; el edificio está casi en penumbra, luego la abogada sale al balcón y grita a los policías que suban, les ordena que lleven a la víctima ante un médico. La fiscal ni siquiera ve al retenido. No hay médico forense de turno.
4:30 de la madrugada. Se ve la luz del alba en el horizonte. Ruelas ingresa a la sala de emergencia del Hospital Viera, porque tiene un carnet de seguro con ese centro hospitalario. Una patrulla y dos policías bostezando bloquean la entrada principal de la clínica.
5:00 de la mañana. En las redes sociales se ven las fotografías de la barbarie. Adentro en el hospital, en una pequeña banca frente a la cortina color hueso que oculta la humanidad de su padre, su pequeño hijo sostiene un paraguas y un foquito de mano, ha estado a su lado desde la media noche. Se acerca, lo abraza, lo besa y le pregunta ¿vas a estar bien, papá?
-Vamos a estar bien, hijo.
10:00 de la mañana del viernes. El sol está alto. Ruelas es dado de alta y llevado de nuevo al Core 7. El hospital hizo pruebas de orina, sangre y saliva sin reportar presencia etílica en el cuerpo de la víctima.
10:15 am. La víctima regresa al lúgubre fuerte policial del barrio abajo a enfrentar el sistema impune del régimen. Está consciente que van a descalificarlo y, además, a judicializarlo. La policía hace pública su famosa última prueba de alcolemia, la 6! Ruelas dice que hablará más alto. Que no se irá del país. Y que no tiene miedo.
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Resultados de analisis clínicos realizados a José Guadalupe Ruelas,Director de Casa Alianza.
Y hacer que resplandezca la verdad...
Adjunto
las pruebas de laboratorio del Hospital Viera, que prueban que no había
ni alcohol ni ninguna otra sustancia extraña en la sangre de Guadalupe
Ruelas, cuando fue agredido por la seguridad del "Ministro de Seguridad"
Resultados 1
Fuente: Red FIAN
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