miércoles, 9 de octubre de 2013

HONDURAS: Sobrevivir, un reto para indígenas tolupanes de la Montaña de la Flor

Escrito por Redacción 


Tegucigalpa, Honduras (Conexihon).- Llegar hasta la comunidad de San Juan, en el municipio de Orica, al sur de Francisco Morazán no es cosa fácil, en temporada seca y con un vehículo de doble tracción se tarda aproximadamente unas cuatro horas desde la capital hondureña, sin embargo en época de lluvia una serpenteante boa de agua chocolatada bordea la Montaña de la Flor y amenaza con incomunicar el sector y tragarse a cualquier visitante. 

Los caminos, en cuestión de minutos se vuelven ríos incontenibles, y en cosa de horas el endeble paso construido con troncos de madera y piedras apiñadas, vuelve inaccesible el lugar. Las visitas de los ladinos a la zona nunca son por casualidad.
Las nueve comunidades de indígenas Tolupanes que aquí residen parecen estar a la espera, con la paciencia de alguien que siempre está contemplando. Con su voz suave y su andar cada día más lento, a sus 113 años –según calcula- Cipriano Martínez asegura que su gente sigue esperando por la ansiada ayuda gubernamental.
La humildad del cacique se refleja en su mirada tenue, apaciguada por el paso del tiempo. Martínez sabe que las tierras dejaron de producir frijoles y maíz, esenciales para la dieta habitual de quienes logran conseguir semillas. Hasta hace un tiempo la dieta cambió por completo para reducirse a mangos, frutas escasas y algunas raíces.
Según cuentan los pobladores, los pocos ingresos son obtenidos de la venta de frijoles (una vez al año), en algunas zonas de la que obtienen entre 1.800 y 1.900 lempiras al año. Con estas condiciones las formas de subsistencia se vuelven casi imposibles.
“Aquí sembramos maíz, aunque algunas veces sembramos frijoles, pero la mayoría de la gente no tiene lotes todavía, a veces es como un sueño... A veces quiero mandar más, pero no puedo, temo que nos puedan quitar las tierras. Yo ya no puedo caminar, necesito medicinas”, comenta.
Al ser consultado sobre la mayor dificultad que enfrentan los Tolupanes, Cipriano reconoció que es la falta de posibilidades para producir. “Nosotros estamos escasos de maíz y frijoles”, lamentó.
Explicó que los jóvenes, “se han arruinado”, esto al referirse a fuertes procesos de transculturización y abandono de su cultura, por lo que  -asegura- no sabe quién podría ser el próximo cacique. El ingreso de los ladinos en la región, explica, ha hecho más difícil conservar nuestro idioma, yo hablo también español y tol, pero hay otra gente que no conoce ya su idioma.

Formas de subsistencia
Quienes viven en San Juan han optado por la elaboración de pequeñas artesanías como canastas de suyate y carrillo o collares de lágrimas de  San Pedro. Las que son llevadas en algunas ocasiones a Orica, para ser revendidas en los mercados.
Juan Ávila recuerda que generalmente comen guineo (mínimos verdes) cocido y que a veces les regalan harina de maíz, pero generalmente “el resto del año salgo a recolectar tomate, porque no tenemos recursos”.
Según Estela Martínez Quezada  (38) hija menor de Cipriano, en la confección de las canastillas se involucran las mujeres de la familia, por la actividad a la que se dedican un mes, de lunes a viernes se pueden hacer hasta 500 lempiras, fondos con los que sobrevive la familia de siete integrantes, cinco mujeres, su hijo mayor y su esposo.
“Mi casa es como el taller, ahí le damos forma a las canastitas, tardamos casi una hora por cada una dependiendo de cómo esté la fibra”, comentó. Estela considera que uno de los principales problemas para comercializar es el difícil acceso, “no tenemos puentes o calles”, tampoco hay electricidad en las casas, o teléfono fijo. “Incluso muchos ladinos han venido a medir nuestras tierras y nos han venido a quitar las casas a las personas de la tribu”, lamentó.
Para la hija del Cacique, “también se necesitan maestras para recuperar el idioma tol y conocer el español” que es con  el que se comunican la mayoría de los jóvenes. “Por cada tribu hay una escuelita o un kínder, pero no se habla tol, el único colegio queda en San Juan”.
La Montaña de la Flor, está ubicada  a unos 100 km al norte de Tegucigalpa. Los Tolupanes habitan en Francisco Morazán y Yoro y han sobrevivido por más de 500 años.  La mayoría de los indígenas en San Juan han sido desplazados, en la Montaña de La Flor, Orica también existen las tribus de La Ceiba, Lima, Lavandero y Guaruma. Mientras que en Marale, Francisco Morazán se encuentra la tribu de El Paraíso.
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Sarampión y enfermedades prevenibles
Las hermanas Fabia Emeteria y  Azucena Flores llevaron al menos a cuatro miembros de su familia a ser atendidos en el centro de salud de San Juan, donde se instaló una brigada de médicos cubanos, en coordinación con la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y la Secretaría de pueblos indígenas y afrohondureños (Sedinafroh).
A eso de las 10:00 de la mañana, Emeteria llegó con sus niños en brazos, todos ellos con señales evidentes de desnutrición.  Ella asegura que la mayoría de los miembros de familia sufren desde hace dos meses de sarampión, luego de tres horas de camino, recibieron un botecito de loción de calamina, el pequeño paliativo apenas refresca su piel.
Con sus pies descalzos, regresó a su casa.  Antes de irse recuerda que los médicos podrían ir por allá, pues todos están enfermos.
El Centro de Salud de San Juan, lució abarrotado, se calcula que más  de 7,000 personas fueron atendidas, la mayoría de ellos con enfermedades de fácil prevención. Sin embargo otras afecciones como la presión arterial, asma, cardiopatías, planificación familiar o inclusive tratamientos odontológicos generalmente no pudieron ser atendidos. 

De acuerdo con Marta Adelina Escoto Irías (64), una de las parteras de la comunidad, explicó a Conexihon que cuando se trata de enfermedades graves muchas veces no existe transporte, por lo que tienen que caminar a un sector conocido como Guatemalita, de ahí sale un bus rumbo a Tegucigalpa.
Habitualmente este centro de atención de primera urgencia solo abre sus puertas cuatro días a la semana, de 9 a 12 del mediodía. En él se encuentran una enfermera, un asistente y un doctor en medicina general. Al menos una vez al año llegan las brigadas de vacunación.
“La mayoría de los pacientes son atendidos por enfermedades relacionadas con la ingesta de agua contaminada como las diarreas, también hemos enfrentado un brote de sarampión, de igual forma tenemos personas con gripe, tos… las enfermedades comunes”, relató uno de los miembros de la brigada.
El médico explicó que ante la falta de atención médica en la zona “muchas de las personas del sector suelen acudir a las plantas medicinales”. “Encontramos casos de tuberculosis, apendicitis… Hubo el caso del fallecimiento de una persona que no fue llevada al hospital porque no hay vehículo y no pudo ser diagnosticado a tiempo”.
Un parto de alto riesgo
Por su parte, el jefe de brigada médica cubana en Honduras, Orlando Álvarez Núñez, manifestó que durante la brigada los doctores han observado que las mayores necesidades de la comunidad son las de pediatría y ginecobstetricia.
Muestra de ello fue que nuestra ginecobstetra atendió ayer el parto de una joven, cuyo bebe venía con el cordón umbilical enrollado, este es un parto de alto riesgo. “En las condiciones que estaba podría haber muerto ella o su producto. Esto tomando en cuenta que ayer los ríos estaban muy crecidos y hubiera sido imposible su movilización. Afortunadamente ahora ella se encuentra muy bien con su pequeño”.
De acuerdo con Ariel Lobo, quien trabaja como enlace Institucional de la Secretaría de Pueblos Indígenas y Afrohondureños “la intensión de movilizar este gran número de personas en la brigada médica y de apoyo a la comunidad es para demostrar y dar a conocer las necesidades, que verdaderamente tiene esta comunidad en la montaña donde las cinco tribus sufren grandes necesidades en el tema médico, aparte de otras necesidades que tienen”.
En esta zona de la Montaña de La Flor existen instalaciones a cincuenta por ciento en su obra gris donde se pretende instalar un hospital comunitario indígena, para suplir las necesidades de esta zona.
Esta gran intervención está organizada por los estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), también tenemos la presencia de la Brigada Médica Cubana con más de 25 médicos especialistas, contamos con la participación de Médicos graduados de la ELAM, médicos internistas del Hospital Público, con el apoyo de la Secretaría de Salud con la donación de medicamentos y el respaldo de algún personal, COPECO.
En estos momentos de lluvia los pasos quedan cortados y el único acceso que tenemos es por vía de pasos por puentes de hamaca, para habilitar un adecuado sistema de atención. La brigada médica está conformada por más de 130 médicos y 30 técnicos de las diferentes secretarías e instituciones que apoyaron con la instalación de campamentos, quienes en el primer día de instalación recibieron a más de 800 pacientes.
De los trece vehículos solo lograron pasar dos, en ellos pudimos trasladar el equipo, mientras que el contingente de médicos tuvo que caminar prácticamente 20 kilómetros para llegar a esta zona.
Ha sido un esfuerzo muy grande, se les había prometido a esta comunidad hacer la intervención y se les está cumpliendo, este proceso es para que las personas de esta comunidad sepan que verdaderamente.
“Nada ha cambiado”
El representante de la Facultad de Odontología de UNAH, Juan José Goof Hernández,  lamentó que desde hace más de 15 años la situación de vulnerabilidad y aislamiento no hayan cambiado.  

“Fuimos formados en la Universidad del Estado y estamos obligados a devolverle algo a este pueblo. Vemos las demandas de la población en este sector con mucha tristeza, he venido aquí en dos oportunidades desde que era estudiante y las condiciones no cambian, Creo que esta gente definitivamente necesita que se le preste atención”. 
“Hicimos un camino de seis horas a pie, es increíble que vine por aquí hace más de 15 años y todavía no han construido un puente, eso da tristeza, el estado nutricional de nuestra gente es increíblemente desastroso. Parece que aquí el tiempo no pasa, encuentro las mismas situaciones y problemas. Claro que esto no lo ven nuestras autoridades”, expresó.
Desde el siglo XV hasta la actualidad los Tolupanes han ocupado sus tierras originales en los departamentos de Olancho, Yoro y Atlántida. Hoy en día tienen una "reserva" en la Montaña de la Flor en Francisco Morazán.  Los tolupanes son uno de los ocho grupos étnicos que viven en Honduras, en su mayoría sumidos en la pobreza y miseria, y representan alrededor del 10 por ciento de la población de Honduras.

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