lunes, 12 de agosto de 2013

Honduras: DECISIONES POLÍTICAS QUE RESULTARON EN FRACASO Ley antimaras o reforma al artículo 332

Jari Dixon
Hace unos años cuando aun me desempeñaba como fiscal del Ministerio Publico, se reformo el artículo 332 del código penal lo que llego a llamarse Ley antimara, la cual penalizaba directamente la pertenencia y liderazgo en una mara.- Para gobernantes como Ricardo Maduro, Porfirio Lobo Sosa y Oscar Álvarez, era la decisión más acertada para resolver el problemas de las maras en el país y reducir drásticamente los indicadores de violencia existentes hasta ese momento.

Se comenzó la detención contra todo aquel muchacho o muchacha  que portara un tatuaje alusivo a una mara o que se interpretara que dicho tatuaje era utilizado por este tipo de organizaciones, los medios de prueba eran sencillos, revisión corporal del detenido y un perito de la misma policía que establecía  si el tatuaje era o no de una mara de las existentes en el país.
Hubo reclamos por parte de la policía porque algunos Fiscales y Jueces se resistían a encausar a una persona por el simple hecho de tener tatuajes, en virtud que de acuerdo  a la  ley la doctrina penal era imposible sin violentar el debido proceso castigar a alguien por el simple hecho del etiquetamiento de delincuente; además como se les hizo ver en muchas ocasiones, se corría el riesgo que el fenómeno de mara tendiera a mutar y convertirse en algo más peligrosos de lo que ya teníamos, como por ejemplo que ya nos se tatuaran para no ser identificados o involucrarse directamente con el crimen organizado.

Las autoridades no quisieron escuchar, lograron sendas reuniones con los responsables de dirigir al Ministerio Publico y la Corte Suprema de Justicia, quienes como cualquier político buscando votos, trazaron la línea para que tanto fiscales y jueces lograran condenar a este tipo de antisociales que tanto daño hacían  a la población.

Aquella posición desencadenó una casería sin precedentes de jóvenes que sin bien portaban un tatuaje muchas veces relacionado con maras (otras veces no) jamás se les podía probar su participación en un delito,  la acción tuvo sus resultados inmediatos, los mareros comenzaron su éxodo a otras partes del país y también a otros países, creando inclusive preocupación de los gobernantes de esos estados.

El Ministro Oscar Alvarez era levantado  a los altares, no importaba los millones de Lempiras que se gastaba en pagar periodistas para su publicidad personal, el Showman era una clase de superhéroe moderno que había venido a salvarnos de tan terrible mal como eran  las maras.
La farsa duraría algún tiempo,  de hecho una buena parte de la población recordaba con nostalgia aquel buen ministro que los había salvado de los mareros; pero ni los mareros desaparecieron, ni la violencia bajo sus índices, mas al contrario, los mareros como se temía comenzaron a cambiar de estrategia, los nuevos reclutas ya no se tatuaban, ya no actuaban al aire libre como lo hacina anteriormente, pasaron a vivir en la sombra y posteriormente darán el paso decisivo de jugar en las grandes ligas del crimen organizado, y la violencia continuo su ritmo ascendente sin que hasta el momento se haya hecho algo importante y eficaz.

Años después el Showman regresaría como Ministro de seguridad bajo la errónea idea que todo sería como antes, solo era cuestión de detener aquellas manadas de muchachos tatuados, entregarlos  a la fiscalía para su posterior condena y por supuesto sacarlos por los medios de comunicación.- Nada de eso paso, ya los mareros no eran los de antes como anteriormente apuntamos, lo que significo  que la segunda parte de la historia no fue nada buena para el otrora héroe del pueblo, una mañana quiso entrar a su oficina y un simple policía le dijo: No señor ud ya no es ministro, tengo órdenes de no dejarlo entrar.

Cuanto se toman decisiones con el único fin de obtener  la gracia del pueblo, pero sin un análisis científico que nos permita entender la problemática y sus posibles consecuencias, sean estas positivas o negativas, los resultados son desalentadores y repercuten  enormemente en la tranquilidad de una nación.- No quiero imaginarme en lo que se convertirá la policía militar en unos años.

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