domingo, 23 de septiembre de 2012

HONDURAS: Wendy Ávila no quería morir, quería llegar hasta la victoria final


                                                                                     
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Estuvo en momentos cruciales de la lucha contra el golpe de Estado: el 28 y 29 de junio en frente de Casa Presidencial; en el primer intento del Presidente Manuel Zelaya por retornar al país en Ocotal, Nicaragua y en Alauca, El Paraíso cuando militares asesinaron a Pedro Magdiel; el 5 de julio cuando Isis Obed Murillo fue asesinado por una bala militar a inmediaciones del Aeropuerto Toncontín; en la represión de las colonias cuando asesinaron a Francisco Alvarado; y en la brutal represión en las cercanías de la Embajada de Brasil.
Wendy Elizabeth Ávila Amaya nació el 24 de octubre de 1984 en Tegucigalpa. Después que su padre la abandonara y su madre falleciera en 1992, quedó al cuidado de sus tías, quienes la ingresaron a un internado para jóvenes en la ciudad de Tocoa, Colón.

Realizó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Renacimiento de Tocoa. Después de culminar el bachillerato en Ciencias y Letras regresó a Tegucigalpa para estudiar la carrera de licenciatura en Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), donde estuvo por casi dos años. Tiempo que perteneció a la Fuerza Universitaria Revolucionaria (FUR). En las luchas que acompañó a este frente estudiantil adquirió un poco de conciencia social, la necesidad de cambio de estructura de país y amor a la patria. Era una estudiante disciplinada de una personalidad centrada e independiente.




A inicios del año 2008 conoció a Edwin Espinal, con quien al momento de su muerte tenía promesa de matrimonio y fue quien le acompañó en toda la lucha contra el golpe de Estado.

El 26 de junio, ese día Wendy acompañó al Presidente Zelaya a retirar las boletas de la Cuarta Urna, decomisadas por los militares. Fue parte del comité organizador de la Cuarta Urna de la Colonia Flor del Campo.

El 28 de junio desde temprano y muy entusiasmada se estaba preparando para ir a votar cuando se entero del golpe de Estado. Inmediatamente se incorporó a las manifestaciones frente a Casa Presidencial. Creía con firmeza que tenía que luchar para revertir el golpe de Estado porque después se lamentaría no haber hecho nada por la patria y la democracia. Ese mismo día amanecieron enfrente de Casa Presidencial. Tenía miedo porque militares disparaban al aire para intimidarlos. El lunes por la mañana en el desalojo fue golpeada y su novio detenido.

Desde el 28 de junio hasta el 25 de septiembre de 2009 se sumó a todas las movilizaciones junto a su novio. En sus manos no le faltó la bandera de Honduras. En varias ocasiones fue agredida por policías. Durante ese tiempo aprendió bastante sobre la lucha, el amor a la patria y la democracia. Era integrante de los más de mil motorizados en Resistencia que encabezaban las movilizaciones en la capital. 

Viajó a El Paraíso para acompañar a Manuel Zelaya en su intento por regresar al país. En la posta policial de El Paraíso fue arrestada y encarcelada durante ocho horas, además de que fue decomisada su motocicleta. En el trayecto hacia la frontera sufrió un ataque asmático, provocado por gases tóxicos que dispararon los militares en Alauca en contra de los manifestantes.

Su entrega incondicional a la lucha contra el golpe de Estado hizo que renunciará a sus clases en la Universidad Tecnológica de Honduras (UTH).

El 21 de septiembre, muy agotada se sumó a la lucha por el retorno de Manuel Zelaya en las inmediaciones de la Embajada de Brasil, dispuesta a aguantar la represión y defender la Embajada como trinchera para la lucha contra el golpe de Estado. Desde la mañana estuvo despegando adoquines para hacer barricadas (muros de contención). Ese mismo día se fue por la tarde a su casa a cambiarse y prepararse para la noche. Eran las dos de la madrugada y no terminaban con las barricadas. A las cuatro de la mañana escuchó las primeras alertas de los comités de vigilancia de la Resistencia. Más de diez batallones de militares y policías rodearon todas calles de acceso a la Embajada y se acercaron dispararon sus armas de reglamento, gases lacrimógenos y tanque de agua con gas pimienta contra los más de cinco mil manifestantes. 

Aguantó por más de dos horas la salvaje represión. Edwin la sacó del sector cargándola de los hombros; había consumido demasiados gases tóxicos, los que agudizaron su asma. En una gasolinera se recuperó y continuó repelando el ataque militar, se mantuvo firme en sus principios de una hondureña luchadora y combativa.

A ella y su novio, dos agentes motorizados los corretearon por más de 10 cuadras, disparando hacia sus cuerpos. Unos vecinos la auxiliaron, donde permaneció en reposo hasta el atardecer por su complicación respiratoria. Posteriormente se fueron caminando desafiando el toque de queda hasta la colonia Flor del Campo.

En la noche Sacaron un carro, le colocaron un parlante, y convocaron a los vecinos para hacer una manifestación en la Colonia. La policía los reprimió. Dispararon al carro y luego se fueron protestando hasta la posta policial, desde donde fueron atacados nuevamente. La policía disparó casi al cuerpo de los manifestantes, en lo que huían de la represión, un policía disparó a Francisco Alvarado.

Regresaron a casa, Wendy reposó un rato y recayó por la cantidad de químico en sus pulmones, sin embargo con inhaladores contra el asma se estabilizó. A la mañana siguiente volvió a la crisis de asma y estuvo en reposo hasta el día 23 de septiembre.

El 25 fue a una movilización, regresaron a la casa y recayó definitivamente, estuvo en un hospital privado, donde un doctor dijo que tenía cantidad exagerada de químicos en sus pulmones, y que ya no se podía hacer nada por salvarle la vida. Fue trasladada al Hospital Escuela. 

El 26 recibió el primer paro cardiaco por la mañana. Logró resistir tres paros cardiacos más. A las 5 de la tarde terminó su vida, pero la lucha sigue. Ella dejo a su Edwin que no quería morir. Que quería llegar al final de la lucha.

Wendy era una joven dinámica, llena de vida, esperanza y un futuro mejor, razón por la cual se entregó a la lucha. Solidaria, humanista, con ideales claros; gritaba las consignas en las calles, y pensaba mucho en que la Resistencia preferiría morir de pie que morir de rodilla porque tenía el deseo de ver un nuevo país, con igualdad de oportunidades para los hondureños."





ESCRITO POR: GILDA BATISTA



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