Viernes, 18 Agosto 2017
Hoy sería imposible platicar, entablar alguna conversación o desarrollar una temática sin hablar de la “crisis”: la vivimos, está en todas partes, es omnipresente y funciona a modo de varita mágica. Por eso las redes sociales del tipo que sean lo repiten hasta la saciedad. Siempre se habla además de los causantes de la misma, de los remedios, de las búsquedas de solución, etc, etc.
Sin embargo hoy vamos a centrarnos en unos actores sociales con los que no se cuenta o cuenta poco, como si no tuvieran una palabra que decir, que aportar, se trata de los insignificantes, de los sobrantes, los descartables, de los que no tienen opinión o carecen de lugar social adecuado.
En otros momentos los hemos denominado los “nuevos ninis”: Desde que se impuso a todos los niveles el neoliberalismo va dejando un reguero de gente que no encuentra un lugar en la sociedad, van quedando en las periferias; es un sobrante y descartable social y económico. Son lo que los sociólogos denominan como descartables o desechables: ni producen ni consumen. No se cuenta con ellos y quedan a los márgenes, periferias y cunetas de nuestro mundo.
Cobraron fuerza con la toma del poder de Donald Trump: en un “nuevo colectivo social de ninis”, conformados por los amenazados de deportación de EE UU que, con la toma de poder de Trump, están ocupando el primer plano de la realidad social. Según los datos estadísticos en EE UU viven más de un millón de hondureños, de los cuales al menos 420,000 se han acogido a la nacionalidad estadounidense. Al mismo tiempo hay uno 60,000 bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS) y en el año 2016 fueron deportados 21,994 hondureños.
Sin embargo los datos reales contradicen esta manera de ver las cosas pues según el BCH “los emigrantes hondureños han enviado más remesas este año: “en los primeros siete meses del año enviaron 314.4 millones de dólares, equivalente a 7,300 millones de lempiras más que en el mismo periodo del año 2016”.
Los datos oficiales nos siguen diciendo que “al monto total del 3 de agosto pasado fue de 2,611 millones de dólares lo que se traduce en más 61,350 millones de lempiras que ingresaron a la economía hondureña. Estas cifras son superiores en 13,7% a lo registrado en el mismo periodo del año pasado, cuando los denominados “inmigradólares” sumaron 2,296 millones de dólares”.
Y esto se hace en un doble contexto de las deportaciones masivas y en un querer gravar con un 2% en envío de remesas. Sin embargo es fundamental tener en cuenta que los envíos de más de un millón de hondureños fuera del país siguen representando más del 18% de Producto Interno Bruto que asciende a más de 440,000 millones de lempiras de lempiras anuales. Eso ha permitido que no haya devaluación de la moneda y que se haya incremente el ahorro en el país.
Con todo esto queremos recuperar un actor social olvidado y poco tenido en cuenta en los procesos electorales y que es un ingrediente esencial en esta crisis donde la “exposición de la Sábana Santa no nos haga” olvidar los caminos arduos, conflictivos e inesperados por donde la Justicia del Reino se hace presente en el hoy de Dios y de la historia.
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Los que nunca fallan - 18 Agos
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