In 17 / 05 / 2017 - 4:14 Pm
Tegucigalpa,Honduras.-
¿Quién mató a Javier Valdéz?
El
reciente asesinato del periodista sinaloense Javier Valdéz confirma,
una vez más, que las agresiones a la libertad de expresión en México no
son un daño colateral producto de la violencia social que nos ahoga. No,
por el contrario, son parte esencial de la dinámica represiva del
narcoestado mexicano, el cual se caracteriza por la alianza estratégica
entre los gobernantes y los cárteles del narcotráfico para mantener en
funcionamiento la dinámica de acumulación por desposesión.
Para nadie es un secreto la profunda
relación que existe entre los políticos y los narcotraficantes en todos
los niveles de gobierno; tanto en el municipio, donde es más visible,
como en el nivel estatal y nacional. El caso Ayotzinapa demostró que la
relación perversa entre política y narcotráfico recorre a todas las
instituciones del estado y en lugar de debilitarse se fortalece. Ganar
elecciones exige mucho dinero, y si viene del narcotráfico para evitar
su detección, mejor. Es así como se establece el carácter del estado,
pues a cambio del apoyo económico los políticos están en la mejor
disposición de extender una patente de corso para los cárteles.
En este sentido no estamos frente a una
falla del estado, consecuencia de malos políticos que son rebasados por
el narco, sino ante la manera en que el estado liberal en decadencia ha
procurado imponer el modelo de acumulación. Si se asume que el estado
liberal existe para garantizar las condiciones de reproducción del
sistema económico, habrá que aceptar que dicho estado es capaz de
cualquier cosa para cumplir su misión: guerras, terrorismo, espionaje,
asesinatos, alianzas con quien sea, golpes de estado, campos de
concentración y matanzas de niños mujeres y ancianos.
El asesinato de periodistas en México
tiene una doble finalidad: silenciar a un sector estratégico de la
sociedad a punta de balas y sobre todo, seguir manipulando la libertad
de expresión para favorecer a los poderosos. Porque todos sabemos a
quienes favorecen semejantes acciones: si, a los políticos y sus
patrones, quienes serían los principales afectados ante un contexto en
donde la libertad de expresión cumpliera con uno de sus roles más
importantes, a saber, desnudar la ilegalidad e impunidad de políticos y
empresarios indispensable para hacer efectivos los grandes negocios.
Que el trabajo sucio lo hagan los
cárteles es fundamental en la dinámica en cuestión ya que resulta una
excelente cortina de humo para evitar que pueda verse lo que hay detrás
de ellos. Y es que, si bien el narcotráfico es un típico ejemplo de
acumulación por desposesión -ya que no sólo se alimenta del despojo de
tierras para la siembra de drogas sino de la extorsión, el secuestro, el
robo, es decir en riqueza producida por otros- no por ello se puede
perder de vista los beneficios que proporcionan a la economía ‘legal’
los ríos de dinero que manejan los cárteles.
Pero además de los ‘beneficios’
económicos están los obtenidos gracias al ambiente de terror que
mantienen los cárteles para someter a la población, que son tanto o más
apreciados por los dueños del dinero y sus marionetas de colores pues
allanan el camino para la impunidad y el robo legal, esencia del
desarrollo del capital Es en ese sentido que el asesinato recurrente de
periodistas en particular, y de miles y miles de personas en general,
cumple con el objetivo de negar la libertad de expresión y de mantener
el clima de terror indispensable para mantener el despojo sistemático
ajeno a resistencias y críticas por parte de la población.
Con lo anterior no se pretende negar la
responsabilidad de los capos del narcotráfico en la guerra civil que
agobia al país, ni tampoco negar su relativa autonomía del estado y sus
dirigentes. Pero si alguien se ha beneficiado con la guerra son los
dueños del dinero y lo políticos que les sirven. Son ellos quienes han
abierto la puerta para que los asesinatos de periodistas y miles de
personas queden impunes y así, poder gozar de los privilegios que dan el
poder y el dinero. Por eso y aunque a muchos no les guste, ante la
pregunta del título no queda más que responder: ¡Fue el Estado!
URL Corta: http://bit.ly/2qsPB4o
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