miércoles, 1 de abril de 2015

Para garantizar la Soberanía Alimentaria: Una declaración de los Derechos Campesinos

 
Diego Montón
 ALAI AMLATINA, 01/04/2015.-  La III Conferencia Internacional de Vía 
Campesina, realizada en Brasilia, aprobó la “Carta de los Derechos de 
las Campesinas y Campesinos”, fue el cambio de etapa en un proceso que 
comenzó junto al siglo XXI, con la expectativa de construir una 
Convención Internacional de los Derechos Campesinos, en el marco de la 
feroz ofensiva neoliberal que azotaba al mundo entero.  La V 
Conferencia, llevada a cabo en Maputo, África, en el año 2008, ratificó 
la misma y avanzó en definir los mecanismos para interactuar en la 
Organización de Naciones Unidas (ONU).En la lucha por la tierra, las organizaciones campesinas hemos sido 
perseguidas y criminalizadas, y cientos de dirigentes encarcelados y 
asesinados.  Las organizaciones campesinas resistimos la globalización 
neoliberal con acciones de masas, pacíficas, pero contundentes, frenando 
desalojos, realizando ocupaciones de tierras improductivas y 
latifundios, movilizando en las calles, ocupando edificios públicos para 
ser escuchados, siempre abiertos al diálogo para la construcción de 
alternativas, pero con la claridad de que la tierra no se negocia.  
Desde el BM, la FAO y la OMC se lanzaron conclusiones que pretendían 
responsabilizar del hambre al “atraso tecnológico” y la escala de los 
campesinos y enunciaron “El Fin del Campesinado”, como complemento del 
“Fin de la Historia” de Fukuyama.  La propuesta del capital para la 
agricultura fue la revolución verde en su versión transgénica.
 
Hoy, ya con más de tres años de discusión formal en el ámbito del 
Consejo de Derechos Humanos de la ONU se consolida el proceso hacia una 
“Declaración de los derechos de los campesinos y otras personas que 
trabajan en el medio rural”, que apunta a lograr una Declaración en 
Naciones Unidas y construir una Convención Internacional de los Derechos 
Campesinos, para ampliar y jerarquizar derechos existentes y consolidar 
nuevos derechos.  Un camino que ya recorrieron los pueblos indígenas y 
en forma similar las organizaciones de las y los trabajadores.  Si bien 
la caracterización teórica de los sujetos a veces puede superponer a 
indígenas, trabajadores o campesinos, existen en la actualidad 
innumerables situaciones que mantienen vacíos de jurisprudencia en 
cuanto al respeto de derechos humanos según la cultura y la identidad.  
El derecho a la tierra, por ejemplo, puede ser un aspecto determinante 
para el desarrollo de la vida y de muchos otros derechos.  Así, una 
campesina, que se siente parte/hija de la tierra y la naturaleza, al ser 
despojada de la misma pierde parte de su ser, además de su lugar de 
estar, queda incompleta, con su identidad herida.  Tanto las 
observaciones generales de los DESC (derechos económicos, sociales y 
culturales) como las recientes Directrices Voluntarias de la Tierra que 
aprobó la FAO, van en ese sentido, sin embargo, al ser solo 
orientaciones, los estados no están obligados a cumplirlas.  El poder 
judicial, generalmente relacionado al poder económico, desconoce todos 
esos instrumentos.
 
En la actualidad, las campesinas y campesinos estamos expuestos a 
violaciones sistémicas de nuestros derechos.  El capital financiero de 
la mano de empresas transnacionales, desató una gran ofensiva para 
subordinar los bienes naturales, la tierra y la agricultura, a los 
intereses de la banca internacional, destruyendo mercados locales, 
desalojando campesinos, desmontando millones de hectáreas de bosques, 
provocando desplazados y migrantes, y desatando la mayor crisis 
alimentaria de la historia de la humanidad.  La mercantilización de los 
alimentos y la concentración del sector agroalimentario permiten a los 
grupos corporativos manipular los precios y regular el abastecimiento de 
alimentos en los mercados, ocasionando, en muchos casos, que esos 
intereses condicionen y presionen a los gobiernos lesionando seriamente 
las democracias.
 
En 2012, el gobierno de Bolivia, bajo la presidencia de Evo Morales, 
quien participó de los inicios de la CLOC Vía Campesina, asumió el 
desafío, presentando el “Proyecto de declaración de los derechos 
campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales” en el 
Consejo de Derechos Humanos, logrando una resolución que dio inicio a un 
proceso formal y la creación un “Grupo de Trabajo” (GT)
 
En 2014, una nueva resolución del Consejo, patrocinada por 11 gobiernos, 
entre ellos Bolivia, Cuba, Ecuador, Argentina, Filipinas, Sudáfrica, 
ratificó la necesidad de esta declaración.  En febrero de 2015, el GT 
presentó un nuevo proyecto.  En el preámbulo establece: “Reconociendo la 
contribución pasada, presente y futura de los campesinos para la 
conservación y mejora de la biodiversidad y para asegurar la soberanía 
alimentaria, fundamentales para el logro de los objetivos de desarrollo 
convenidos internacionalmente (...). Reconociendo que, con el fin de 
garantizar la soberanía alimentaria de los pueblos, es fundamental 
respetar, proteger y promover los derechos reconocidos en esta 
Declaración (...)”
 
En su articulado, ratifica los derechos que ya existen en otras 
declaraciones, como por ejemplo el derecho a la vida, al trabajo digno, 
a la salud, y se explicitan nuevos derechos para los campesinos y 
obligaciones de los estados al respecto.  Entre ellos, el derecho a la 
tierra, a la propiedad colectiva, a las semillas, a los medios de 
producción, al acceso a los mercados y precios justos, al agua de 
consumo y producción, al uso y gestión de los bienes naturales, y a no 
ser afectados por agrotóxicos y transgénicos.
 
El director de la FAO, Graziano Da Silva, también avaló la necesidad de 
una declaración de los Derechos campesinos, mediante una video 
conferencia en una de las consultas del GT, en las cuales explicó el rol 
estratégico de la agricultura campesina en la lucha contra el hambre.
 
En el camino, se fueron sumando aliados importantes como la UITA (Unión 
Internacional de Trabajadores Agrícolas), CITI (Consejo Internacional de 
Tratados Indios), WAMIP (La Alianza mundial de pueblos indígenas 
nómadas), WFFP (Foro Mundial de Pueblos Pescadores), FIMARC (Federación 
Internacional de Adultos Rurales Católicos), junto a ONGs como FIAN, 
CETIM, CELS, que acompañan el proceso.  De esta manera ya no es solo una 
propuesta de la Vía Campesina, sino una demanda de un gran arco de 
organizaciones populares de productores de alimentos.
 
Si bien hay resistencia de quienes defienden los intereses de las 
corporaciones, el proceso cuenta con el apoyo del Grupo América Latina y 
el Caribe (GRULAC) y del G77 más China, por lo que el debate en adelante 
se va a centrar en su contenido, dado que ya se dio por sentado la 
necesidad de la Declaración.
 
Es por esto que concentraremos la presión y negociación en elementos 
estratégicos como el derecho a la tierra, la función social de la 
tierra, y la necesidad de profundas reformas agrarias como obligaciones 
de los estados así como la definición del sujeto de la declaración, la 
necesidad de garantizar la vida digna en el campo, en cuanto a 
servicios, salud, educación etc...
 
La actual crisis geopolítica, en la cual EE.UU.  va perdiendo 
paulatinamente la hegemonía global, ha permitido un mayor diálogo para 
la Gobernanza internacional, así como la disputa de sentidos y acuerdos 
respecto a las soluciones a la crisis alimentaria y climática.  Sin 
embargo, para la Vía Campesina, es claro que mientras las instituciones 
y las economías nacionales o regionales estén controladas en mayor 
medida por la burguesía, el plan de acción de movimiento popular 
continuará requiriendo de la lucha activa y frontal contra las 
corporaciones y el capital financiero, siendo la principal herramienta 
de los pueblos la acción directa, la organización y la lucha de masas.  
Esta Declaración será un importante aporte en este sentido, en un 
momento histórico de América Latina, donde es estratégica la defensa de 
los procesos populares, democráticos y los derechos conquistados, y eso 
solo es posible profundizando las transformaciones.
 
- Diego Montón, integrante de la Secretaría Operativa de CLOC-VC
 
* Texto publicado en la revista América Latina en Movimiento No. 502 de 
marzo de 2015, sobre el tema "Agricultura Campesina para la Soberanía 
Alimentaria" - http://www.alainet.org/es/revistas/168312
 
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