Fachada del edificio de Naciones Unidas en Nueva York. Foto: Archivo.
10 octubre 2018 / Por Florencia Lagos Neumann.
Todos los años los países del mundo se reúnen en Nueva York para
repasar la agenda mundial con respecto al desarrollo del planeta en
todos los ámbitos. En esta ocasión, en la que se celebró el 73 período
de sesiones escuchamos al Secretario General António Guterres, afirmar
que de los 7 desafíos planteados el año anterior, ni uno solo se había
cumplido. Sin embargo, y quizás la mejor respuesta a esta terrible
verdad es tener que tolerar el discurso del presidente de los Estados
Unidos, Donald Trump, que incita a la violencia y llama a la guerra en
total discordancia con el objetivo planteado por la Carta Magna de las
Naciones Unidas.
Porque se siente en su territorio el grotesco “Nerón
Contemporáneo”, dictamina a quién condena y se jacta de admitir que sólo
beneficiará a quiénes se sometan a su sistema capitalista, a través de
una doctrina del terror que efectivamente ha traído al mundo hambre,
dolor, miseria, destrucción, caos y aniquilamiento. Como lo señalara en
su intervención el Presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel: “Es absurdo
pero coherente con la irracionalidad de un mundo en el que el 0,7% más
rico de la población puede apropiarse del 46% de toda la riqueza,
mientras el 70% más pobre solo accede al 2,7% de la misma; 3.460
millones de seres humanos sobreviven en la pobreza; 821 millones padecen
hambre; 758 millones son analfabetos y 844 millones carecen de
servicios básicos de agua potable… Esas realidades no son fruto del
socialismo como afirmó el Presidente de los Estados Unidos ayer en esta
sala, son consecuencia del capitalismo, especialmente del imperialismo y
el neoliberalismo, del egoísmo y la exclusión que acompaña este
sistema”.
El gobierno de los Estados Unidos está desesperado porque teme a la
creciente fuerza de la triada China-Rusia-Irán, a la cual se acerca a
pasos agigantados Turquía y donde la India y los países del BRICS juegan
un rol determinante. Se estima que como resultado, en un futuro no muy
lejano, esta nueva correlación de fuerzas convertirá a China en la
primera potencia mundial. Actualmente China contribuye con el 30% al
crecimiento de la economía del planeta, tras la reforma y apertura
económica de 1978 y transcurridos 40 años, China ha logrado un
desarrollo equilibrado, una mejor calidad y ritmo de crecimiento
económico. A pesar de las sanciones aplicadas por el gobierno de Donald
Trump, en el primer semestre de este año China ha registrado un
crecimiento de 6,8%. Es una potencia que promueve la paz, la seguridad y
la justicia mundial, las relaciones de respeto mutuo, promulga el
multilateralismo y el libre comercio, participa de los espacios de
convergencia internacionales y es inclusiva con América Latina al
respaldar, colaborar y apoyar a los países duramente asediados por el
gobierno de los Estados Unidos.
Pero hay que tener mucho cuidado, en respuesta al actual cuadro
geopolítico mundial, el gobierno de los Estados Unidos puede ser muy
peligroso. Como lo expresara el canciller ruso Serguéi Lavrov: “Al
tiempo que se está fortaleciendo el orden mundial policéntrico y
aparecen nuevos centros de crecimiento económico, existe también el
deseo de ciertos Estados occidentales de retener su estatus de “líderes
mundiales” autoproclamados y de frenar la irreversibilidad del proceso
objetivo de la formación de la multipolaridad… Para lograrlo, recurren a
todos los métodos, incluido el chantaje político, la presión económica y
la fuerza bruta”.
No es casual que EEUU amenace a la paz mundial al violar el acuerdo
nuclear iraní, los compromisos de la Organización Mundial del Comercio y
el acuerdo climático multilateral. El Gobierno de Los Estados Unidos
con cada una de sus egoístas e insensatas acciones y en su afán de
preservar su modelo económico, contribuye a la destrucción absoluta de
la especie humana, como lo advirtieran en la ONU años atrás los líderes
históricos Fidel Castro y Salvador Allende.
Y es que esto no es nada nuevo, recordemos que tras el triunfo de la
Revolución Cubana y la imposibilidad de ser derrocada militarmente, EEUU
crea la USAID como mecanismo de intervención ideológica que utilizan
hasta hoy, en palabras del entonces presidente Kennedy: “Debemos frenar
cualquier indicio de comunismo y socialismo…”, esto quiere decir,
debemos frenar cualquier tipo de sistema alternativo al capitalismo que
nos mantiene en el poder absoluto. Esta doctrina es aplicable al planeta
entero, lo podemos observar en las recientes sanciones aplicadas a
Rusia, China, Irán, en las acciones militares que realiza EEUU a través
de los grupos terroristas con los que opera en Siria, el reciente acto
de provocación al invadir aguas Chinas con un buque de guerra y su
constante llamado de intervención militar a Venezuela que viola la
declaración de “América Latina como Zona de Paz” y abre el camino para
la implementación de la “Doctrina Monroe”. El que se creyó que la Guerra
Fría había terminado estaba muy equivocado, sólo habían cambiado las
estrategias, pero el objetivo sigue siendo el mismo.
Es imperativo que organismos como la ONU existan, pero más
indispensable aún es que funcionen correctamente y respondan y actúen
según los principios fundamentales que defienden, el derecho
internacional y el multilateralismo deben ser los caminos para resolver
los conflictos. En la situación en la que nos encontramos, es
indispensable contar con organismos multilaterales y democráticos
capaces de salvaguardar la paz mundial, potenciar las relaciones de
cooperación y solidaridad, respetando la soberanía de cada país,
espacios como CELAC, ALBA, UNASUR, EL FORO DE SAO PAULO, son conquistas
de América Latina que debemos defender, es la única manera de frenar la
violenta ofensiva de EEUU.
Como señalara el canciller ruso Lavrov: “Por las ambiciones egoístas
de un grupo limitado de países, la comunidad mundial tiene que pagar un
alto precio (…) la diplomacia, la cultura de las negociaciones y los
compromisos son reemplazados por la dictadura, las restricciones
unilaterales impuestas sin el consentimiento del Consejo de Seguridad de
la ONU y que tienen un carácter extraterritorial (…) La dictadura y la
coacción, características de la época colonial, deberían ser enviadas al
vertedero de la historia”.
http://www.cubadebate.cu/especiales/2018/10/10/onu-la-necesidad-de-la-justicia-y-el-derecho-internacional/#boletin20181010
No hay comentarios:
Publicar un comentario