

Sociedad Bolivariana de Honduras
Venezuela,
hoy oficialmente República Bolivariana de Venezuela, es un país libre y
soberano. Alcanzó su independencia gracias al heroísmo de su libertador
Simón Bolívar. Sin embargo, a lo largo de su dizque vida independiente,
el pueblo fue sometido a gobiernos interesados más en el bienestar de
una oligarquía minúscula que, con motivo del descubrimiento de las
riquezas petroleras, se fue convirtiendo en mequetrefe de los grandes
intereses de Los Estados Unidos.
Es
por eso que, en el siglo XX, el país, bajo la dirigencia de la
oligarquía se convierte en un suministrador de petróleo a Los Estados
Unidos y, como consecuencia, no impulsa su desarrollo industrial y
agrícola que le permitiría, hoy en día, tener una economía diversificada
no dependiente de las exportaciones petroleras. En torno a la
explotación del petróleo surge una aristocracia petrolera parásita, que
comprometió los recursos del pueblo venezolano y los entregó a las
compañías petroleras transnacionales con escasos beneficios para la
nación, cuyas mayorías se debatieron en una condición de pobreza y
miseria. Esta situación llevó a que los habitantes de la zona rural
migraran hacia las grandes ciudades y a los sitios en donde se realizaba
la extracción del petróleo por las compañías extranjeras,
principalmente norteamericanas, y que aún siguen instaladas en
Venezuela. Esta migración dio lugar al crecimiento desmedido de ciudades
como Caracas, en donde se vivía una disfunción dirigida por una clase
despilfarradora y parasitaria de las regalías del petróleo que importaba
alimentos, medicinas y que tenía sus ojos puestos en Miami, en donde,
incluso, hacían parir a sus mujeres. La ciudad crecía rodeada de
cinturones de miseria y sus habitantes esperaban alguna migaja del
derrame de riqueza que fluía desde las torres de extracción.
Lo
otro es que Venezuela posee la reserva más grande de petróleo del mundo
conocida hasta hoy y de otros minerales y agua que son esenciales para
el funcionamiento de la gran industria norteamericana.
Esos
recursos, fundamentalmente el petróleo, son esenciales para Los Estados
Unidos que consume la mayor parte de petróleo que gasta el mundo. Ellos
producen su propio petróleo pero un porcentaje llega desde fuera, desde
Venezuela, también.
Por
eso al gobierno norteamericano le interesa tener el control del
petróleo venezolano para no seguir pagando la renta del 50% que impuso
la Revolución Bolivariana y para volver a los soñados tiempos en que
Washington y las compañías petroleras dictaban los lineamientos de la
política en Venezuela.
El
gobierno de Chávez inició un proceso de tirar por la borda toda esa
dependencia y ese vasallaje a los intereses foráneos e impulsó una
política de rescate de los recursos naturales y una más justa
distribución entre el pueblo de todos los beneficios que la explotación
petrolera deja al país. Eso, por supuesto deja de lado a la antigua
oligarquía parasitaria que vivía principalmente en Miami y que solo iban
a Caracas a recoger las regalías.
Muy
poco tiempo ha transcurrido el proceso revolucionario y aún no ha sido
posible revertir totalmente esa situación de desbalance que mantiene a
la economía venezolana atada a la renta del petróleo. Por esa razón, la
manipulación norteamericana que condujo al desplome del precio
internacional de crudo ha provocado serias dificultades en Venezuela que
han desembocado en escasés de alimentos medicinas. El gobierno
bolivariano encabezado por Maduro ha ido revirtiendo esa situación y
existe ahora un sistema de distribución equitativa de alimentos para
enfrentar los esfuerzos de la oligarquía golpista por hacer marchar las
fábricas a paso lento o para esconder la producción con el objetivo de
provocar falsas escaseces. A esta guerra económica se ha sumado la
orquesta de sumisos que forman parte de la OEA, organismo de triste
pasado, que hace dúo con Los Estados Unidos para desequilibrar a
Venezuela, para provocar el caos, para propiciar un golpe de Estado y,
finalmente para que las transnacionales del petróleo vuelvan al antiguo
paraíso en que eran dueños de las riqueza que ahora es pertenencia del
pueblo venezolano. La gran prensa se ha sumado a esta campaña
desfigurando totalmente lo que ocurre en Venezuela que lucha por
mantener la paz y por superar todos los problemas derivados de la
difícil situación provocada por la caída de los precios del petróleo.
La
Sociedad Bolivariana de Honduras, por este medio, quiere elevar una
formal denuncia, ante el mundo, para prevenir cualquier intervención en
la República Bolivariana de Venezuela, gobernada actualmente por el
Presidente Maduro, legítimamente electo en las urnas, y para destapar la
actuación dócil y servil de la OEA que está actuando, como lo ha hecho
siempre, como el “ministerio de colonias” de Los Estados Unidos.
Hacemos
un llamado a los patriotas del mundo, a los amantes de la libertad y la
independencia, a quienes creen que es preciso que haya una verdadera
justicia internacional, para que bridemos nuestro apoyo solidario a
Venezuela y digamos No a la oligarquía que añora su pasado de
parasitismo y a Los Estados Unidos que sigue actuando como si alguien le
hubiese designado como el policía del mundo. Venezuela no ha invadido a
ningún país; Los Estados Unidos y la OEA si.
BOLÍVAR Y VENEZUELA VENCERÁN
Víctor Manuel Ramos
Director de la Sociedad Bolivariana de Honduras.
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