La
población habló
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Lobo
Sosa dejó a Honduras con más pobreza, inseguridad y
corrupción
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Una
vez más el gobierno de Porfirio Lobo Sosa fue reprobado por la población
hondureña. Los hondureños y hondureñas evaluaron su gobierno con una nota
promedio de 5.0, sobre una escala de 0 a 10. Según lo reflejó el sondeo de
opinión pública realizado por el Equipo de Reflexión, Investigación y
Comunicación (ERIC-SJ) presentado en el mes de enero..... Leer más
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NUESTRA
PALABRA
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La
misma mica y con la misma estaca
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Pasada
la coyuntura electoral y una vez que las aguas se han calmado, las nuevas tareas
van dando en qué entretener a nuestros políticos hondureños. En sus estertores
de su muerte, el gabinete ministerial está aprobando a lo macizo todos los
decretos posibles para dejar muy bien empoderados a quienes tienen toda la
capacidad de decisión sobre los bienes y riquezas de nuestro país, como socios
menores de las multinacionales.
Algo
parecido están haciendo los diputados en sus últimos días de legislatura con el
fin de dejar el plato bien servido para facilitar a Juan Orlando Hernández una
mesa con merienda de pueblo pobre. ¿Quién dijo que tendremos un nuevo gobierno?
Quienes lo hayan dicho, los hechos se están encargando de
contrarrestarlo.
Cuando
a Juan Hernández le pongan la banda presidencial, será un trámite simbólico de
lo que en efecto viene ocurriendo mucho tiempo atrás. En esta ocasión, no se
trata solo del traspaso de un presidente cachureco a otro presidente cachureco.
Se trata de la continuidad de una administración que arrancó el 27 de enero de
2010 y que proseguirá hasta el 27 de enero de 2018. No hay ruptura, ni choque,
ni discontinuidad.
Don
Porfirio Lobo Sosa representó el lado un poco más amable y enclenque de una
administración comprometida hasta el tuétano con la política imperial, las
multinacionales y con sectores subterráneos del crimen organizado, especialmente
del narcotráfico. La amplia sonrisa de Don Pepe Lobo resultó hasta simbólica: la
suavidad de sus decisiones en derechos humanos y sus relaciones con sectores no
tan comprometidos con el golpe de Estado nunca pudieron ocultar los siempre
amenazantes dientes de quienes de verdad en Honduras, sin sonrisa y con
frialdad, toman las auténticas decisiones.
Ahora
prosigue esa administración. Ya no tendremos la sonrisa de Don Porfirio, sino el
rostro cínico de Juan Orlando Hernández, listo para aplicar las decisiones que
mejor caractericen su “democracia autoritaria”. Será la misma estaca que usó Don
Porfirio, pero esta vez sin vaselina y más puntiaguda que en los cuatro años
anteriores. Será la misma mica, en la misma rama, solo que sin sonrisa y con
dientes más afilados que antes.
Frente
a esta misma mica, ¿tendrán los diversos sectores sociales el mismo
comportamiento tímido, taciturno, despistado, aislado, de arreglos bajo mesa,
mediocre, ambiguo y fraccionado que tuvieron en estos cuatro años pasados? Si
este fue el comportamiento frente a una mica que le zampó la estaca con vaselina
y con amplia sonrisa, ¿dejarán los sectores sociales que esa misma mica siga
metiéndole la estaca todavía más filuda y sin vaselina? La palabra y las
decisiones están en el campo de los diversos sectores sociales y populares
hondureños.
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