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Mauricio Villeda / Foto de Proceso Digital |
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Ricardo Alvarez/Foto de Tiempo.hn |
Gustavo
Zelaya
A propósito del
lanzamiento de dos bebe saurios, Mauricio Villeda y Ricardo Álvarez, como
precandidatos de los partidos tradicionales a la presidencia de la República, no
sólo los hijos ricos del pato Donald y convencidos golpistas,
también ligados a los grupos más obscuros de la ultraderecha política,
empresarial y religiosa “nazional”, se está tejiendo todo un aparato
propagandístico que busca ponerlos como los posibles salvadores de la crisis que
nos envuelve.
Ambos miembros supernumerarios del Opus Dei, un grupo religioso
situado a la derecha del Papa y no literalmente, a la orden personal del Vicario
de Cristo en la tierra y dedicado a luchar contra todo intento renovador dentro
del Vaticano y en los países donde tienen protagonismo político. Sobre el
basamento ideológico del Opus Dei existe suficiente información y de eso no voy
a decir mucho, más que una reflexión sobre teoría y
principios trato de mostrar ciertos hechos de esa red conspirativa en Honduras y
muy cercana al fascismo que es el Opus Dei.
Posiblemente
existan datos anteriores a 1980 y registros en archivos nacionales sobre la
actividad del Opus Dei, pero quiero destacar esa década por ser el momento en
donde gobierna el disque liberal Roberto Suazo Córdova de 1982 a 1986, quien
convierte al país en una inmensa base al servicio de la CIA y de los militares
norteamericanos para enfrentar la revolución sandinista, a la
insurrección popular en El Salvador y hacer de la seguridad del sistema la razón
principal de cualquier gobierno. El costo fue durísimo para el movimiento
popular por la represión, los desaparecidos y la división de las fuerzas
progresistas. Además, Suazo Córdova convierte a la figura presidencial en objeto
de burla mundial por sus desplantes como aprendiz de brujo, con su lenguaje
burlón, jugador de barajas y el servilismo incondicional frente a los gringos y
hacia los militares del patio. Las muertes provocadas en ese período y los actos
de corrupción desde el gobierno no han servido para llevar a ninguno de los
actores a los tribunales. Esa impunidad es una especie de principio regulador de
la actividad política nacional, es la ley no discutida ni decretada en ninguna
legislatura pero que ordena todos los pasos de los que han gobernado el país. La
impunidad se ha convertido en uno de los problemas centrales por resolver para
quien aspire a generar democracia en Honduras.
Uno de los
acontecimientos más penosos en la historia hondureña ocurrió con Suazo Córdova
en el poder y fue conocido como el escándalo del pasaporte. Esta información se
encuentra disponible en las versiones digitales de algunos medios de prensa
española como El País, ABC y La Vanguardia. La Cancillería proporcionó un
pasaporte diplomático al empresario español José María Ruíz-Mateos, fundador de
un conglomerado de empresas conocido como RUMASA. Y entre otras cosas,
ese empresario obsequió a Suazo Córdova una imagen
de la Virgen del Perpetuo Socorro. El Canciller era Edgardo Paz Barnica y el
embajador en España Andrés Alvarado Puerto, el padre de Martha Lorena Alvarado
de Casco, la futura vicecanciller del golpista Cabeza de Ajo, alias roberto
micheletti. El español y esos diplomáticos hondureños formaron o forman parte
del Opus Dei.
El asunto de la
virgen a cambio de un pasaporte tal vez parezca no tan sombrío pero en el fondo
habían cuestiones ligadas a delitos financieros de Ruiz-Mateos que
provocaron la renuncia del embajador Alvarado Puerto y de la Cónsul General en
España Mercedes Bermúdez de Zepeda, aceptadas de inmediato y con la aclaración
respectiva. El Canciller Paz Barnica afirmó que fue por cuestiones personales y
que el pasaporte posiblemente fue obtenido en otro país. Esos apellidos siguen
apareciendo en las planillas de la Cancillería hondureña, son de las familias
que han hecho del servicio diplomático un feudo de uso exclusivo y que ningún
gobernante ha podido disolver. Como curiosidad en el diario El País de España se
encuentra lo siguiente: “La estatua de más de un metro de altura, regalada por
José María Ruíz-Mateos, por la concesión de un pasaporte diplomático hondureño
al empresario español… es una imagen única en el mundo según Carta del Papa y
del embajador español Germán del Caso que da fe de la originalidad de la
imagen”. Al menos no era falsa como sus fieles adoradores del Opus
Dei en Honduras.
JOSE MARIA RUIZ-
MATEOS Y SUS CATOLICOS NEGOCIOS
El grupo de
empresas RUMASA se dedicaba a negocios en vinos, inversiones bancarias, bienes
raíces, construcción, automóviles, tiendas de conveniencia, eran más de 700
empresas con 60 mil empleados y hasta 1997 facturaba más de 2 mil millones de
euros anuales. Acusaciones y sospechas sobre los manejos contables
de esa empresa que declaraba ganancias cuando había pérdidas, dieron lugar a una
serie de intervenciones de parte del gobierno español y a un proceso judicial
contra Ruíz-Mateos por los delitos de falsedad y estafa. Ese estafador también
extendió sus negocios al ámbito político en países como Honduras, Belice y
Jamaica. En ellos encontró cobertura “legal”, como el caso
hondureño al facilitarle pasaportes diplomáticos y espacio para sus movimientos
bursátiles y empresariales. Compra y venta de favores, protección personal y
lustre social de parte esos grupos familiares que muchos califican de dignas y
honorables. Por ejemplo, los de apellido Alvarado Downing o
Villeda Bermúdez, de quienes también se dice que son patriotas al
servicio de la democracia. En el mismo rango de honorabilidad y decencia se ha
puesto a Rafael Callejas Romero y a Ricardo Álvarez Arias. Representantes de los
grupos políticos que han gobernado el país durante más de 100 años. Al igual que
Ruíz-Mateos, esas familias invierten en bancos, bienes raíces, centros
comerciales, bufetes de abogados, venta de automóviles, instituciones
educativas, residencias estudiantiles y, por sobre todo, en política. Es por
medio de su control del aparato gubernamental donde aseguran inversiones
presentes y futuras, sin riesgo y con el presupuesto nacional como instrumento
financiero privado. Debido a la forma con que está diseñado el sistema judicial
hondureño, al servicio de ciertas familias, nunca se investigó la red tejida por
el español y sus socios hondureños. Todo quedó como siempre, en el mejor de los
casos en el fondo de los archivos o sin rastro alguno, como normalmente
ocurre.
No es raro,
entonces, que existan establezcan vínculos entre sujetos de esa calaña y que se
cubran también con vestimentas religiosas, así todo queda santificado y sellado
gracias a la bendición de la autoridad eclesiástica.
LOS HOMBRES Y
MUJERES DEL OPUS DEI
Debido a su
carácter secreto y conspirativo es complicado averiguar la cantidad exacta de
miembros del Opus Dei en Honduras, pero si fue evidente su entusiasta y alegre
participación en el golpe de estado contra Manuel Zelaya. Algunos de ellos como
Federico Álvarez, Martha Lorena Alvarado, Gracia del Carmen Zúñiga de Villeda,
Arturo Corrales, Antonio Tavel, Ricardo Álvarez, Mauricio Villeda Bermúdez y su
confesor preferido, el Cardemal, alias Oscar Andrés Rodríguez. Esos vínculos de
esta pandilla golpista también se manifiestan en la Unión Cívica Democrática y
en el comité PROVIDA, con lazos indisolubles con la iglesia católica y otras
iglesias evangélicas. Los sujetos antes mencionados defendieron, planificaron,
negaron y después pidieron perdón por su participación en el golpe de estado sin
mencionar en ningún momento las muertes y las palizas de que fueron víctimas
hondureñas y hondureños de la Resistencia contra la ruptura constitucional.
Simulan ceguera frente a las condiciones de miseria en que vive la gran mayoría
de la población hondureña y algunos de ellos no tienen ninguna vergüenza de
anotar en sus hojas de vida que son expertos en la defensa de los derechos
humanos, en “Ciencias de la Familia” y en Bioética”. Esto ocurre
en el matrimonio de Mauricio Villeda y Gracia Zúniga. O en el exagerado descaro
de Ricardo Álvarez que afirma que trabajó con gente de los mercados y que muchos
de ellos “continúan siendo sus amigos”.
Hay datos
interesantes, como pestilente fango en medio de un mar de perlas. Dice un sitio
web: “Mauricio Villeda Bermúdez es un prominente abogado con Maestría en
Bioética. Se ha destacado por su honestidad, integridad, madurez y profunda
sensibilidad ante la problemática social de Honduras… En reconocimiento a su
labor de defensa de la vida, fue nombrado desde 1997 Miembro Correspondiente de
la Academia Pontifica por la Vida con sede en el Vaticano… Fue invitado por la
Fundación Friedrich Naumann como observador a las elecciones de la República
Federal de Alemania en el año 2009. Participó como Miembro de la Comisión de
Diálogo del Gobierno de Honduras para la suscripción del Acuerdo de San José en
el año 2009”. Esto es un ejemplo de cómo la elegancia en el vestir
y en el decir no se contradicen con la suciedad en la que se mueven estos
cuadros políticos del Opus Dei; de cómo la formación académica no se opone a la
miseria que rodea su opulencia. Más bien necesitan de la pobreza, la ignorancia
y el disfrute del poder político para acrecentar sus fortunas. Todo lo que tocan
se transforma en muerte y en dinero.
Esos santos
varones han sabido realizar completamente lo que observó Maquiavelo en los
gobernantes florentinos: la astucia del zorro y la fuerza bruta del león, el
discurso falaz y la mentira descarada para mantener su vigencia y su dominio.
Todo eso lo hacen sin disimulo ni vergüenza. Para ellos todo es válido a la hora
de mentir y de ocultar la obscenidad de sus últimos episodios. La supuesta
honorabilidad y decencia de esas familias golpistas quedo por los suelos al
participar en el mayor acto de corrupción que registra la historia hondureña: el
golpe de estado del 28 de junio de 2009. Es el acontecimiento más perverso,
obsceno y deshonroso que desmitifica la falsa imagen de los Villeda Bermúdez,
Álvarez Arias y Alvarado Downing. La ruptura constitucional más
bien confirma la trayectoria ultraderechista de esos grupos familiares que han
vivido de los negocios con el estado desde hace más de 100
años.
NI CINICOS NI
BIOETICOS
A Villeda Bermúdez
se le ha tildado de cínico por su descaro para defender la “sucesión
constitucional” y porque ahora niega esa ficción y habla del golpe de estado.
Pienso que es un exceso y un halago calificarlo de ese modo. En
sentido estricto, la corriente filosófica de los cínicos floreció entre los
siglos III antes de Cristo y el IV después Cristo, a uno de sus representantes
se le conoce como Diógenes El Perro. Despreciaba la riqueza material y se
esforzaba por obtener más conocimiento y ser espiritualmente libre para lograr
la felicidad; no se dejaba dominar por el destino ni por el azar y si aparecían,
los enfrentaba con serenidad. Una de sus propuestas principales era ser
autosuficiente frente a la adversidad y el conflicto social para no depender de
los favores de ningún político. La vida sencilla, la libertad de actuar y
pensar, fueron considerados como elementos fundamentales para lograr la
serenidad y la felicidad. Este cinismo no tiene ninguna relación con Mauricio
Villeda. Aunque puede serlo según el uso común de esa
palabra.
Mientras que la
supuesta formación en bioética de Villeda Bermúdez tal vez sea cierta desde la
versión del Opus Dei que propone la defensa a ultranza de la vida humana desde
su concepción hasta su muerte natural. En general, la bioética
sostiene que es necesario establecer principios mínimos que enaltezcan el valor
y la dignidad de la persona, pero se extiende también a la vida en general y a
temas ligados al medio ambiente y al trato respetuoso a los animales. Pretende
no imponer a otras personas concepciones acerca del bien, sobre todo en asuntos
de experimentos en humanos; aquí, sobre todo, no debe buscarse el bien a costa
de provocar daños en los demás. Se acepta el desarrollo tecnológico para mejorar
la salud y el bienestar de los más desprotegidos y de la humanidad en general, y
la obligación moral de los países más ricos de trasladar tecnologías hacia los
países empobrecidos para preservar vidas humanas y satisfacer sus necesidades
más elementales. Establece también el compromiso de respetar los valores y
elecciones personales en cuestiones referidas a su salud; y la necesidad de
luchar contra la discriminación en la distribución de los recursos sanitarios.
Más o menos esos son los principios básicos de la
bioética.
Los Opus Dei
catrachos, al estilo de Mauricio Villeda, Martha Lorena Alvarado y Ricardo
Álvarez, se declaran contra la introducción de anticonceptivos, en especial
contra la
“píldora del día siguiente” por creer que atenta contra los derechos y el valor
de la vida humana, en tal sentido y por medio del Comité Provida,
en febrero de 2004 propusieron que el Gobierno denunciara la
Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes porque atenta contra los
valores constitucionales, morales y religiosos de nuestro país. En tal sentido, la diputada Martha Lorena
Alvarado propuso un proyecto de ley para prohibir la compra, venta y
distribución de la píldora del día siguiente, respaldado por el Colegio Médico
presidido por Mario Noé Villafranca, que luego sería ministro de salud del
golpista Cabeza de Ajo; el Presidente Zelaya Rosales vetó ese decreto y la
diputada se manifestó decepcionada del Presidente ya que se trataba de
“proteger la vida de miles de niños y evitar la promiscuidad que tanto se
da ahora en la juventud” declaró que los opositores a su proyecto eran
“completamente ateos”. En consecuencia, la conferencia episcopal de la iglesia
católica amenazó con la excomunión, a quienes brinden las píldoras
anticonceptivas de emergencia. Esto ocurrió en mayo de 2009. Un mes más y
estarían respaldando y participando activamente en el golpe de estado,
representando la perversidad golpista y demostrando que los principios de la
bioética y las tesis de Provida son útiles en el papel y que pueden desecharse
cuando sea conveniente.
Liberales como Mauricio Villeda Bermúdez y nacionalistas como
Ricardo Álvarez Arias, además de ser ideológicamente idénticos, manipulan
principios y valores para darse imagen de insignes y decentes personajes, que
saben honrar su tradición familiar. Desde tiempo atrás puede rastrearse la
participación de todos los miembros de esos grupos políticos en agencias ligadas
a los partidos tradicionales y a la iglesia católica que defienden programas
casi fascistas y que cuando ven sus intereses económicos en peligro no vacilan
en acudir a la manipulación de las ideas, a la educación, al
analfabetismo y al golpe de estado. Esa es su honra
familiar.
Esos
precandidatos del Opus Dei siempre han trabajado por ocultar la realidad y
enarbolan la consigna de la reconciliación de la familia hondureña, sostienen
que las diferencias sociales son falsas ya que todos somos hermanos y de ese
modo intentan hacer creer que de ser electos se respetaran los derechos humanos.
Sin embargo, como defensores del derecho a la vida no dudaron en ponerse al par
de Cabeza de Ajo y de acuerdo con la arbitrariedad, las golpizas y el asesinato
de los miembros de la Resistencia Popular. En fin, esos insignes católicos,
cristianos, se convirtieron en portadores de la falsedad y la simulación, que no
son más que sus valores principales.
21 de
enero de 20
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