martes, 30 de agosto de 2022

Honduras: Restricciones en Biósfera del Río Plátano solo castigan a pueblos indígenas / Otras informaciones en Criterio.hn

Redacción CRITERIO.HN - Agosto,30,2022                                                      Pese a la militarización del área protegida “destrucción masiva continúa”, advirtió el integrante del pueblo indígena Pech, Valentín Hernández                                                                                                Redacción: Marcia Perdomo                                                                      Tegucigalpa.- “No podemos cazar un venado porque está restringido, pero bien que los foráneos si lo hacen de manera indiscriminada, matando a los animales, dejándolos botados”, e incluso envenenando los peces y otros animales acuáticos, denunció el integrante de la Federación de Tribus Indígenas Pech de Honduras (Fetriph), Valentín Hernández. 

                 El integrante de la Fetriph lamentó que la Biósfera del Río Plátano ha dejado de ser el lugar donde sus ancestros convivieron con la naturaleza para dar paso al deterioro y destrucción que trajo la ganadería extensiva, el narcotráfico y con ellos la usurpación y venta ilegal de tierras.

Las declaraciones de Hernández fueron realizadas durante el Foro Nacional por la Adhesión al Acuerdo de Escazú, organizado por el comité nacional de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, por sus siglas en inglés).

Nota relacionada: Pueblos indígenas de Honduras exigen al Estado que se adhiera al Acuerdo de Escazú

Hernández manifestó preocupación sobre el futuro del pueblo Pech, el cual depende de la reserva. “Más que todo hago un llamado al gobierno actual, a las autoridades, a la Secretaría del Medio Ambiente para que ponga sus buenos oficios con la Fiscalía del Medio Ambiente, para que vayamos a esa reserva y detengamos los daños que están ocurriendo”.

Hernández afirmó que las autoridades del gobierno han dado poca importancia a la reserva y que militalizarla no ha dado los resultados positivos que se promueven, puesto que la “destrucción masiva continúa”.

El integrante del pueblo Pech expresó que la ganadería extensiva es uno de los pilares fundamentales en la destrucción de los recursos en su territorio ancestral, lo que ha impactado de forma negativa en el “ambiente saludable” del cual antes gozaban en la Biosfera del Río Plátano.  Agregó que esta destrucción también la viven los pueblos Tawahkas y Misquitos.

Señaló que como pueblo indígena han sido protectores de la naturaleza y que como tales “nos duele quemar una hectárea de montaña porque eso es la vida de nuestros hijos y la vida de nuestros futuros nietos”.

Los daños a sus territorios han ocurrido pese a que como pueblo ancestral cuentan con tierras ya tituladas y a que las mismas se encuentran en áreas protegidas. No obstante, las restricciones ambientales solo están orientadas a castigar a las comunidades indígenas y los espacios en los que les permiten vivir, pese a los títulos de propiedad, son reducidos.

“¿Qué ha pasado con esto? Los gobiernos no han podido dar libertad para que puedan dominar los pueblos indígenas estos territorios, siempre hemos sido excluidos por los gobiernos. Hemos quedado en parcelas pequeñas y nuestra población día a día continúa en crecimiento. Sentimos que estamos amenazados, no contamos con tierras amplias para defender y tener una cobertura más hacia lo que son las reservas”, explicó.

Hernández ejemplificó la situación con la realidad que vive su comunidad, Pueblo Nuevo Subirana, la cual cuenta con un total de 3,909 hectáreas. Sin embargo, más de 2 mil hectáreas son parte de la reserva antropológica Pech Montañas del Carbón. Lo mismo pasa con las comunidades Pech del Culuco, Jocomico y Las Marías, las cuales están dentro de los límites de la Biosfera del Río Plátano.

Este tipo de “conservación ambiental” que deja despojo y violaciones a derechos humanos contra pueblos ancestrales ha sido denunciada en varias ocasiones por la Organización Fraternal Negra de Honduras (Ofraneh).

La organización ejemplifica este tipo de accionar con el caso de Cayos Cochinos en la costa norte de Honduras, donde la población Garífuna fue expulsada en 1993 del territorio con el objetivo de una “supuesta conservación” que terminó convirtiéndose en un proyecto turístico. 

“Al mismo tiempo que se militariza la ‘conservación’ de corte neocolonial, avanza la exploración y explotación de hidrocarburos en áreas protegidas y zonas contiguas”, señaló por medio de un tuit Ofraneh.

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Redacción - agosto 30, 2022

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