lunes, 2 de agosto de 2021

Honduras: La tribu de los hondú / Otras informaciones en Criterio.hn

Redacción Criterio.hn - Agosto 2, 2021  Por: Víctor Meza                                                       
Fue Mario Sosa, el viejo y legendario dirigente revolucionario hondureño, el que por primera vez me habló de “la tribu de los hondú”. No se trata, me advirtió, de una etnia desconocida, perdida en la jungla africana. Tampoco me refiero, agregó, a una comunidad indígena oculta en la selva amazónica. Hablo de los hondú, una especie de tribu local, radicada aquí, en Honduras, y distribuida poblacionalmente en todo el territorio nacional y en el seno de la sociedad hondureña”, concluyó, rotundo y convencido. Me dejó perplejo, debo confesarlo.

                    De acuerdo a tan original y audaz propuesta antropológica del viejo amigo, la tribu de los hondú estaba integrada por personas y personajes muy sui generis de la sociedad hondureña. Con pedagogía de maestro veterano, Mario me ilustró: el ciudadano que te rebasa con su auto en la calle e, irrespetando la luz roja del semáforo, avanza raudo y veloz, riéndose de tu paciencia bovina en la línea de espera, ese, decía Mario, es el típico hondú, el que se cree más listo que los demás, aunque para ello deba violar la ley e irrespetar la civilizada convivencia; y qué decir de la secretaria aburrida que, luego de una tediosa y prolongada cola, te espeta en tus narices que el jefe no está y que, por lo mismo, deberás volver mañana para conseguir la firma anhelada; cabe aquí en esta lista el mecánico que te devuelve el auto con una pieza trucada para que debas volver al taller y pagar de nuevo sus servicios; también es hondú el burócrata que, atrincherado tras una montaña de papeles, “expedientes” les llama, te insinúa que será preciso algún gesto de cariño para aceitar la buena voluntad del esquivo jefe y conseguir el permiso administrativo urgente; y qué decir del funcionario que complica el trámite y te sumerge en un pantano laberíntico de requisitos para que le pagues la “mordida” necesaria y así, con ese estimulante, acelerar el trámite artificialmente atascado. Todos ellos, aseguraba Mario, con la convicción del viejo tiburón que era, constituyen, casi siempre sin saberlo, la venerable y omnipresente “tribu de los hondú”.

Tenía razón el viejo amigo. Con el tiempo y, sobre todo, con la experiencia acumulada en mi efímero paso por las altas esferas del Poder Ejecutivo, he podido comprobar que los hondú existen, que conforman una comunidad tribal y que están por todos lados, desde el Estado mismo hasta la sociedad (y, a veces, también la saciedad). Pululan, medran, aparecen por doquier y, casi siempre, solícitos y cordiales, copan todos los espacios de la vida social, desde el semáforo de la calle hasta la oficina del gobierno. Los hondú se han convertido en una plaga que lo invade todo, lo contamina todo y, por desgracia, también lo echa a perder todo. Circulan por los más inimaginables ámbitos; se introducen en todos los espacios; invaden los circuitos más ocultos del poder público y, por si fuera poco, también contagian y se apropian de la vida ciudadana total.

El hondú que cruza la calle sin respetar el semáforo es el mismo o se parece al que vende su voto e irrespeta la ley; ese es el “ciudadano negativo”, el que deforma la voluntad colectiva y convierte en norma propia su capricho personal; ese es el hondú típico, el que niega y abjura de nuestra condición de ciudadanos, el      que nos condena a la triste condición de habitantes. Ese es el integrante nocivo de la nefasta tribu de los hondú.

Con el tiempo y la experiencia adquirida en la vida pública en mi país, he llegado a la triste pero útil conclusión de que mi amigo Mario, el viejo revolucionario probado en mil conflictos, tenía la razón, y que la tribu de los hondú, más que una criatura creada por la imaginación entristecida de un viejo idealista, era y desgraciadamente es y sigue siendo, la realidad campante de nuestra vida social y, sobre todo, del funcionamiento del sistema político, el de partidos y el del Estado. En todos ellos, de una u otra manera, reinan y pululan los miembros de la tribu hondú. Frente a ellos, hay que oponer la ciudadanía activa de la sociedad.

https://criterio.hn/la-tribu-de-los-hondu/                 

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