La hipocresía del poder
La historia señala en la decadencia de las castas gobernantes siempre su degeneración moral. En esas horas de crisis y de transición en las naciones, la fe agoniza en el fanatismo decrépito y el hipócrita asciende al gobierno para cerrar la última función de una clase política y económica maligna con los humildes y enemiga de los hombres virtuosos.
Los hipócritas ignoran que la verdad es la condición fundamental de la virtud. Olvidan la sentencia multisecular de Apolonio: "De siervos es mentir, de libres decir verdad". Por eso el hipócrita está predispuesto a adquirir sentimientos serviles. Estas sublimes citas escritas por el célebre pensador y criminólogo argentino, José Ingenieros, pareciera las dejó para este instante que transita Honduras.
Sea cual fuere su rango social, en la opulencia o en la miseria, el hipócrita está siempre dispuesto a adular a los poderosos y a engañar a los humildes, mintiendo a entrambos. El que se acostumbra a pronunciar palabras falsas, acaba por faltar a la propia sin repugnancia, perdiendo toda noción de lealtad consigo mismo.
Es el lacayo de los que le rodean, el esclavo de mil amos, de un millón de amos, de todos los cómplices de su mediocridad.- Así como la pereza es la clave de la rutina y la ambición es móvil del servilismo, la mentira es el prodigioso instrumento de la hipocresía.
Las personas rebajadas por la hipocresía viven sin ensueño, ocultando sus intenciones, enmascarando sus sentimientos, dando saltos como el eslizón; tienen la certidumbre íntima, aunque inconfesa, de que sus actos son indignos, vergonzosos, nocivos, arrufianados, irredimibles. Por eso es insolvente su moral: implica siempre una simulación. Ninguna fe impulsa a los hipócritas; no sospechan el valor de las creencias rectilíneas. Esquivan la responsabilidad de sus acciones, son audaces en la traición y tímidos en la lealtad.
La hipocresía es más honda que la mentira: ésta puede ser accidental, aquélla es permanente. El hipócrita transforma su vida entera en una mentira metódicamente organizada. Hace lo contrario de lo que dice, toda vez que ello le reporte un beneficio inmediato; vive traicionando con sus palabras, como esos poetas que disfrazan con largas líneas la cortedad de su inspiración. El hábito de la mentira paraliza los labios del hipócrita cuando llega la hora de pronunciar una verdad.
El que miente es traidor. Sus víctimas le escuchan suponiendo que dice la verdad. El mentiroso conspira contra la quietud ajena, falta al respeto a todos, siembra la inseguridad y la desconfianza social. Con mirar ojizaino persigue a los sinceros, creyéndolos sus enemigos naturales.- Aborrece la sinceridad. Dice que ella es la fuente de escándalo y anarquía, como si pudiera culparse a la escoba de que exista la suciedad.- El disfraz sirve al débil; sólo se finge lo que se cree no tener. Hablan más de la nobleza los nietos de truhanes, de democracia los enemigos de los pueblos y de libertad los que matan y persiguen a los que ven opositores.
El culto de la apariencia lleva a desdeñar la realidad. El hipócrita no aspira a ser virtuoso, sino a parecerlo; no admira intrínsecamente la virtud, quiere ser contado entre los virtuosos por las prebendas y honores que tal condición puede reportarle.- No pudiendo confiar en nadie, viven tapando la voz de su corazón: no sienten la raza, la patria, la clase, la familia, ni la amistad, aunque saben mentirlas para explotarlas. Ajenos a todo y a todos, pierden el sentimiento de la solidaridad social, cuando son funcionarios, el gobierno es sombrío, egoísta y mortal.
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HONDUREÑOS EN HOSPITAL DE LA MUERTE, NO HAY CUPOS EN Nueve de cada diez hondureños está muriendo esperando ingresar a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), porque en promedio, la red hospitalaria pública sólo cuenta con 110 camas en salas especiales y éstas ya están abarrotadas, según el neumólogo del “Hospital del Tórax”, Carlos Aguilar.
A propósito, el doctor Aguilar ha resaltado que los “esfuerzos” de los funcionarios no han sido suficientes y también ha lamentado que, según los informes del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), estos insumos están incompletos y algunos ni siquiera están funcionando.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. En Honduras, a diez meses de la pandemia la respuesta en los hospitales públicos para atender a los pacientes Covid-19 no ha cambiado en comparación al día uno (11 de marzo de 2020), sólo las estadísticas del Seguro Social revelan que nueve de cada diez infectados están muriendo esperando un cupo en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), porque en promedio los centros de asistencia médica sólo cuentan con 110 camas.
En la actualidad, los casos positivos en Honduras superan los 125 mil, pero el 85 por ciento de éstos no han necesitado hospitalización, según aprecia el neumólogo del Instituto Nacional Cardio Pulmonar (INCP) “Hospital del Toráx”, el doctor Carlos Aguilar, quien límite que los infectados que sí requieren hospitalización si urgen de ser internados en las UCI.
Aguilar indica que en conjunto con otros médicos y organizaciones han demandado desde hace meses que es necesario reforzar la red hospitalaria y las UCI, ya que tomando el dato anterior, el daño del Covid viene a ser letal en pacientes que padecen de otras afecciones, por ejemplo, condiciones cardíacas, daños cerebrales, entre otros: “es una extensa lista que amerita también cuidados críticos y no necesariamente solo los pacientes infectados con Covid 19”.
La pandemia desnudó las debilidades de los sanatorios públicos, a esto se agrega que las UCI para afrontarla, se enumeran de forma reducida, según Aguilar, hasta hoy los únicos clínicos en Tegucigalpa con estas salas son el Hospital Escuela Universitario, el Tórax, el Seguro Social y se incorporó el pediátrico “María Auxiliadora”, a éste último se le improvisó sala de cuidados críticos.
Agrega que los otros centros asistenciales del país, como el Mario Catarina Rivas y Leonardo Martínez de San Pedro Sula, y los hospitales de La Ceiba y Choluteca, han tenido que habilitar salas que son pequeñas y limitadas, lo que significa que no se dan abasto para salvar la vida, y también quiere decir que no son UCI propiamente adaptadas.
Y es ue en la primera compra, la entonces encargada del Laboratorio de Virología, Roxana Araujo, declaró que: “Esto fue lo que se encontró, esto fue lo que se compró”, cuando se expuso que los aparatos no eran para tratar el Covid-19, sino otro tipo de afecciones respiratorias “menos letales”.
A propósito, el doctor Aguilar ha resaltado que los “esfuerzos” de los funcionarios no han sido suficientes y también ha lamentado que, según los informes del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), estos insumos están incompletos y algunos ni siquiera están funcionando.
“No se sabe con certeza por lo menos la información que yo tengo no puedo especificar el número preciso de equipos pero indudablemente no se cuenta con una cantidad importante de estos dispositivos que son cruciales para el manejo de estos pacientes”, subraya.
El entrevistado explica que el uso de los ventiladores mecánicos depende de la condición del paciente, además relata que hay pacientes que necesitan equipos denominados de alto flujo y al utilizarlo han tenido mucho éxito y con esos aparatos han sido tratados muchos enfermos, pero no abundan en hospitales.
Y cuenta que hay otros, los más tradicionales, de ventilación mecánica que son los más comunes por su uso “invasivo”, al igual que existe una gran variante de estos dispositivos y que, ante esa condición, la autoridad falló por no pedir la consejería de los especialistas. “Una de las grandes fallas que ocurrió, fue que la compra de estos equipos no se hizo con el acompañamiento de los expertos”, concluye.
Por otro lado, el subsecretario de Salud, el doctor Nery Cerrato, indica que en la primera etapa con la dirección de Invest-H, se realizó una distribución de 60 ventiladores mecánicos que fueron distribuidos en los hospitales para “mejorar” la parte operativa de las salas y también aclara que los prometidos por el Gobierno, varios ya están incluidos en los contenedores de los hospitales móviles.
“Recuerde que esos hospitales móviles tienen Unidades de Cuidados Intensivos y tiene ventiladores también”, indica. Cabe señalar que a la fecha, estos centros que “quintuplicarían” la capacidad del sistema hospitalario no están funcionando en su totalidad y de acuerdo a las cifras mortales, más de tres mil, no han cumplido su propósito de salvar al pueblo.
De hecho, aunque desde hace varias semanas el hospital móvil de Tegucigalpa pasó a control del Hospital Escuela, éste no ha comenzado a funcionar porque no tiene un presupuesto asignado y tampoco se ha contratado a personal para su operatividad.
Cerrato apunta que en su momento los ventiladores mecánicos, fueron entregados a las autoridades de los hospitales de La Ceiba, Juticalpa, Choluteca, Danlí, Santa Rosa de Copán, Comayagua y además algunos fueron enviados al Toráx.
De acuerdo con el CNA, el Estado erogó más de 573 millones de lempiras para la compra de 740 ventiladores mecánicos, con miras a ser entregados en la segunda quincena de junio de 2020, otros en la tercera semana de julio y el resto a finales de diciembre, es decir, aproximadamente el 42 % del equipo iba a ser entregado de manera fraccionada hasta completarse en seis meses desde la primera entrega.
Para el 14 de diciembre, salió a la luz pública que la mayoría de los 740 ventiladores adquiridos, se están pudriendo en bodegas, porque están incompletos o simplemente son los adecuados para la urgencia; según Cerrato estos insumos si están siendo utilizados por algunos centros como el Gabriel Alvarado, el María Auxiliadora y el Escuela.
NOTA DE INTERÉS: HONDURAS / VENTILADORES MECÁNICOS SE PUDREN EN BODEGAS Y ELEVAN CORRUPCIÓN DEL GOBIERNO
Llama la atención que Cerrato, al ser autoridad en Salud, no mencionó que Invest-H canceló la compra de 124 ventiladores mecánicos.
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