Honduras: Nueva ley electoral debe acabar con negocio y la corrupción que arrastran partidos minoritarios // Otras informaciones en Criterio.hn
Por: Redacción CRITERIO.HN Agosto 27, 2020 / redaccion@criterio.hn Foto portada: El Congreso
nacional pagó 6 millones de lempiras a la OEA para que hiciera reformas
electorales. Mauricio Oliva recibe el documento terminado Tegucigalpa, Honduras.- Los
partidos minoritarios en Honduras han servido para hacer negocio, para
vender credenciales en el día de las elecciones y para confabularse con
los partidos de gobierno en las juntas directivas de los diferentes
Congresos Nacionales. Salvando al Partido Innovación y
Unidad Social Demócrata (Pinu-SD), que ha tenido posturas más dignas, el
resto de los partidos pequeños en Honduras arrastran una historia de
servilismo y corrupción que han ayudado a los enormes fraudes
electorales y a perpetrar una anarquía democrática en Honduras,
coinciden dos expertos que fueron consultados por Criterio.hn. Recientemente se informó que partidos
minoritarios buscan crear una alianza electoral de cara al proceso
general del 2021 para consolidar una candidatura presidencial y poder
competir contra las demás fuerzas políticas. Estas fuerzas políticas son
la Unificación Democrática, Democracia Cristiana, Alianza Patriótica de
Honduras, y un sector disidente del Partido Nacional representado por
Jorge Lobo (hijo del expresidente nacionalista Porfirio Lobo Sosa
(2010-2014), cuyo hijo está preso por narcotráfico en EE. UU).
A esta estructura se suman los
partidos en formación Todos Somos Honduras, que dirige el diputado
Enrique Yllescas y el partido Rescatemos Honduras del exministro de
Educación Marlon Escoto. Ambas entidades electorales están a la espera
de respuesta por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) y de esa
forma ser inscritos para las votaciones.
Existe una larga historia de los
partidos pequeños de que se han convertido en correa de transmisión del
partido político que está en el gobierno, porque para ellos, y historia
lo avalará, los procesos electorales se convirtieron en un negocio más
allá del pago por el voto que se dé a los partidos; su negocio está en
la venta de credenciales y en jugar un papel de comodín en la
integración y configuración de la junta directiva el Congreso Nacional,
dice el sociólogo e investigador Elvin Hernández, miembro del Equipo de
Reflexión, Investigación y Comunicación de la Compañía de Jesús
(ERIC-SJ).
Sin embargo, el sociólogo cree que las
alianzas sí son necesarias cuando hablamos del Partido Liberal,
Libertad y Refundación, y partidos minoritarios, si lo que se busca es
detener el nivel de deterioro y la apropiación del grupo que conduce el
país que está comprometido con la criminalidad. “Las coaliciones, como ocurre en otros
países, deben de ser para enfrentar proyectos autoritarios o para
presentar alternativas a la sociedad”, dice Hernández.
Uno de los escenarios para Hernández
es “una alianza de los partidos Liberal, Libertad y Refundación (Libre) y
los partidos pequeños para finalmente enfrentarse a Juan Hernández,
pero este escenario cada vez lo veo más lejano. Los egos, intereses,
lealtades fundamentales para una alianza, no se ven. Al contrario,
existe un pleito que cada vez es más evidente. El único ganador es el
propio Partido Nacional y el propio Juan Hernández”.
Para el abogado y politólogo Raúl
Pineda Alvarado una de las cosas más importantes que se deben hacer en
Honduras es aprobar esa nueva ley electoral para que los partidos
minoritarios, salvo algunas excepciones, ya no sigan haciendo negocios
particulares. “La ley actual dice que tienen derecho al 15 % de la deuda
política al candidato más votado, eso significa 10 millones de
lempiras, a partidos que no llegan ni a 6 mil votos”, repudia Pineda
Alvarado.
“Una de las cosas que deben hacer es
que el partido rinda una fianza que garantice que va a sacar un mínimo
de 20 mil votos, y si no los saca, el Estado recuperará los millones de
lempiras que gasta en la elaboración de papeletas y otros costos del
proceso electoral. Y si el partido saca los 20 mil votos pues le
devuelven su fianza”, subraya.
Pero ese ese exceso de participación
-cree el jurista- lo que genera es una anarquía y un desorden, y un
negocio para cualquiera que hace un partido en Honduras, que al final
solo son unos perfectos desconocidos. “Vamos a ir a elecciones con unos
15 partidos, eso es tremendo. No les queda más que alearse. Lo que más
daña la democracia es el exceso de la democracia, no puede haber una
democracia sin orden”, puntualiza.
Alvarado, quien está pendiente de la
posible aprobación de reformas electorales, dice que la nueva ley
electoral establece que se les va a dar el pago de la deuda política en
base a los votos que saquen, no en base al que saque más votos. En
consecuencia, es importante que la nueva electoral se apruebe y que no
vayamos a una elección con la vieja ley.
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