Mayo 2 2019 / Opinión en UNE TV por Dayron Roque
1. Es la mañana de un día cualquiera en el
Bulevar Los Héroes, de San Salvador. El tráfico está, como siempre,
insoportable a las 7 horas. Él tiene que utilizar una de las pasarelas
aéreas que cruzan la avenida y evitan que seas atropellado por los
carros. Esta mañana en el armatoste metálico están pegados las decenas
de anuncios habituales que van desde una fregadora nueva, hasta la
búsqueda de una persona que lleva perdida varias semanas, quizás
secuestrada por alguna mara criminal. También le llama la atención el
anuncio de una clínica privada que hace una oferta de operación de
cataratas por el módico precio de 700 dólares (cada ojo, más impuestos).
Sigue su camino y se alegra de tener, todavía, buena vista para ver los
escalones de la pasarela.
2. El 21 de septiembre de 2018, el
Ministerio de Salud de El Salvador dio a conocer la firma de una agenda
para profundizar la cooperación entre ese organismo y su similar cubano,
el cual permitiría ampliar el centro oftalmológico del Hospital
Nacional Santa Gertrudis, de San Vicente y sumar dos mil a las cinco mil
quinientas cirugías de cataratas y pterigión que, en el año, se
realizaban de manera gratuita en ese centro. De mayo de 2015 a marzo de
2019 se habían efectuado más de ciento cuarenta mil evaluaciones
oculares, poco más de veintidós mil operaciones de cataratas y fueron
beneficiadas casi doscientas mil familias salvadoreñas que no podrían
pagar nunca en la vida una operación de cerca de 980 dólares, por cada
ojo. Llegarían tres nuevos médicos cubanos, y ahora serían diecinueve
laborando en la Misión Milagro. El convenio, no tendrá, sin embargo,
mucha más vida.
3. Es otra mañana en San Salvador, pero más al
oeste de la ciudad, agarrando en dirección al volcán, la comunidad San
Pablo. El tráfico es, también, infernal a las 7.30 horas. Él ha escalado
hasta el redondel Masferrer en bicicleta por toda la avenida Escalón;
ha tenido suerte de no ser atropellado por ningún carro o autobús. La
San Pablo queda en la sombra de algunos de los más altos y lujosos
edificios de San Salvador, en una quebrada del volcán donde ha crecido
un barrio miseria — otro más — , que repite el lugar común — nunca mejor
dicho, piensa él — de las villas paupérrimas justo al lado del lujo
indecente. Se baja de la bici, jadea un poco y saluda a dos mujeres ya
adultas. Hoy hay clases… clases de alfabetización. En la puerta del
local hay sendos carteles de ARENA, el recalcitrante partido de derecha.
Estas mujeres son partidarias y militantes de ARENA, pero no saben leer
ni escribir. Una de ellas, además, a sus sesenta y tanto años, tiene
dificultades para ver: tiene cataratas…
4. ARENA gobernó El
Salvador desde 1989 hasta 2009. Ha sido el partido de la oligarquía
ultraderechista salvadoreña. Su himno enfatiza que «El Salvador tumba de
los rojos será», y por si quedaran dudas, su fundador fue el mayor del
Ejército, Roberto D´Aubisson, señalado como uno de los responsables del
asesinato del ahora santo Óscar Arnulfo Romero. Hasta el comienzo de la
operación Milagro solo se realizaban en El Salvador alrededor de ciento
setenta y cinco cirugías oftálmicas anuales. ARENA, como instrumento
político de la burguesía salvadoreña, fue cómplice del enorme crimen que
significa dejar sin acceso a la salud pública gratuita a cientos de
miles de salvadoreños y salvadoreñas. Pasado el tiempo y entendiendo la
derecha que los partidos políticos y las elecciones sirven, pero no
sirven ya tanto como servían hace treinta años — como antes se dieron
cuenta que los militares sirven, pero no tanto como hace cincuenta o
cuarenta años, en que dar un golpe militar era asunto de un madrugonazo —
y aunque la izquierda crea exactamente lo contrario, se ha pasado al
«poder» judicial, incluso, al de los gremios de profesiones como la
salud pública. ARENA lo sabe, y aunque no ha vuelto a ganar unas
elecciones presidenciales, sabe que aun detenta cuerdas importantes del
poder real en El Salvador. Y ARENA — y la oligarquía salvadoreña, y la
latinoamericana, y la mundial, que es una sola — sí saben quiénes son
los enemigos… y qué hacer para enfrentarlos.
5. Los días avanzan
en San Salvador, el tráfico sigue infernal a las 7 ó a las 16 horas. Él
se despide por última vez de «niña» Francisca; quien aún no aprende a
leer todo el alfabeto — aunque sabe bien las sumas y multiplicaciones
básicas — y no puede ir más rápido en su aprendizaje: no ve bien y, por
tanto, le cuesta trabajo leer, aun con la muy clara tipografía Futura
del manual de alfabetización.
Antes, él le ha hablado de San Vicente y
de un hospital donde hacen cirugías gratuitas para los ojos: — ¿que de
dónde son los médicos del hospital?, — pues no sé, pero ¿qué importa
eso?, — va´ pues, ¿qué importa?, — ¿quiere ir?, — sí, pero, ¿así,
ahorita?, — bueno, ahorita no, pero podemos averiguar, — ¡ay! Diosito lo
bendiga, — a mí no, niña Francisca, a usted para que llegue a San
Vicente, y a los médicos que la van a atender…
6. La Junta de
Vigilancia de la Profesión Médica de El Salvador, tiene su sede en un
edificio que da a la plaza de El Divino Salvador del Mundo, justo donde
nacen varias arterias viales importantes, entre ellas, la avenida
Escalón, designada igual que la exclusiva colonia que atraviesa. En esa
colonia, y por buena parte de El Salvador, están asentadas algunas de
las clínicas privadas más exclusivas del país, de las que cobran más de
900 dólares la cirugía de cada ojo.
Según el Código de Salud
salvadoreño, esta junta — una de las siete existentes en el país — tiene
autonomía frente al Ministerio de Salud en sus decisiones. Es otra de
las dimensiones del cuento, repetido una y mil veces, de la
independencia de las instituciones gremiales y su preeminencia en
cuestiones tan graves como la salud pública. Ya antes intentaron impedir
que los profesionales cubanos actuaran en el país; en otro momento
pusieron objeciones a quienes llegaron de Cuba con un título de Doctor
en Medicina, graduados de la Escuela Latinoamericana… ha llegado el
momento de ponerle fin a la Operación Milagro. Como ya no se juega solo a
la judicialización de la política, sino también a la judicialización de
la salud pública, el pretexto esgrimido es que falta la firma del
Ministerio de Relaciones Exteriores, a pesar de que los títulos cubanos
habrían sido autenticados por vía consular, como corresponde en estos
casos. Ahora exigen que lleven los diplomas originales hasta El
Salvador.
El Ministerio de Salud Pública, del gobierno del FMLN,
no tiene mucho que hacer… están empantanados en la absurda realidad de
que la JVPM es un organismo «independiente», independiente del gobierno
cuando no conviene a los poderes fácticos — que no cuentan en la famosa
«tripartición» de Montesquieu — ; es el último capítulo de la novela con
varios años de programación en que la judicatura salvadoreña se ha
creído de verdad el asunto de la división de poderes, jugando a la
derecha; y que ya se llevó por delante algunas de las medidas más
importantes de los gobiernos efemelenistas. Aunque es un asunto de
sensibilidad humana — ¡la vista! — se ha interpuesto la política,
mediante las argucias burocráticas y judiciales.
Desde antes que
el FMLN llegara a la presidencia en El Salvador — junio de 2009 — ya se
desarrollaba la Operación Milagro, ya fuera con viajes directos a Cuba,
como con periplos a otros países del área donde funcionaba la misión.
Pero el FMLN acaba de perder las elecciones presidenciales a manos de un
antiguo aliado y, en primera vuelta, se llevó más de la mitad de los
votos válidos el día 3 de febrero. Aunque el presidente electo, Nayib
Bukele — cuya ideología política ni vale la pena analizar aquí, pero
que, de manera notable, ha resultado ser un oportunista con dotes
carismáticas nunca antes vistas en la política salvadoreña — ha dicho
que «recomenzará en junio la Misión Milagro», no hay mucho de qué
fiarse… Los pasos que ha dado van en la dirección de una alianza con la
empresa privada — agrupados en la ANEP — y con la némesis política del
FMLN — ARENA — aunque antes denostó de ella. Con toda claridad, no se
trata de la posición bolsonarista en Brasil; pero las consecuencias son
similares: los más desfavorecidos, los más empobrecidos, los más
marginados se verán — una vez más — privados del derecho a una salud
pública, gratuita y de calidad.
Apenas se conoció la noticia,
sectores de la sociedad salvadoreña se han pronunciado en contra de la
decisión de la JVPM, y para este 26 de abril una concentración se
llegaría hasta su sede a reclamar el otorgamiento de los permisos a los
médicos cubanos para que continúen la misión. A esta altura, sin
embargo, es tarde: ya Cuba le puso fin a la misión, como antes hiciera
en Brasil.
7. Él se fue de El Salvador hace unos meses; supo que
niña Francisca tuvo turno para una evaluación oftalmológica y, de manera
presumible, para una posterior intervención quirúrgica. No ha sabido
más… niña Francisca no puede escribirle un correo electrónico, ni un
mensaje de Whatsapp. Quizás tuvo la oportunidad de recuperar la visión…
si no lo hizo, ya no habrá posibilidad. La oligarquía salvadoreña, y sus
instrumentos políticos, judiciales y gremiales quieren dejar claro el
orden del mundo y el lugar de las cosas y las personas; y si no fue a
niña Francisca, le habrán quitado la oportunidad del Milagro a decenas
de miles de salvadoreñas y salvadoreños. El tráfico y la salud pública,
según se ha sabido, seguirán siendo infernales en San Salvador.
https://www.facebook.com/unetvhn/posts/2124158544379515?__tn__=K-R
jueves, 2 de mayo de 2019
No habrá más Milagro en El Salvador
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