domingo, 5 de mayo de 2019

LA DERROTA DEL IMPERIO EN VENEZUELA


Tegucigalpa,Honduras, Mayo 5, 2019  
Por Galel Cárdenas
La lucha ideológica, económica, política y cultural contra el imperio es polifacética y plural en todo el mundo. Es una lucha sangrienta, plena de guerras injustas e inmorales, una lucha genocida donde los seres humanos son considerados individuos de cuarta o quinta categoría que sólo merecen ser tratados como animales de carga y peor aún como entelequias descartables y sujetos de la mayor crueldad posible.

Los pueblos que conocen sus propias potencialidades y lidian con sus sueños de equidad, justicia y soberanía en el mundo entero, en los diversos continentes, libran la más dura de todas las batallas y guerras por conquistar la dignidad necesaria para la existencia sobre la tierra como lo que son “seres humanos” plenos de garantías de vida, felicidad colectiva y desarrollo integral.

                     Pues bien, en América Latina la lucha ha sido sangrienta, desigual y desproporcionada, ya que, desde la época de la conquista española, el imperio redujo casi a cenizas los pueblos originarios que habitaban el reciente continente descubierto por la ciencia y tecnología europea.

La colonia fue solamente un proceso de aplastamiento de las culturas aborígenes, a quienes se les impuso a sangre y fuego, la lengua, la religión y la cultura española, por cierto, la más atrasada de la Europa que venía asomando hacia el capitalismo mundial.

Los procesos independentistas fueron vanguardizados por los criollos, los mestizos que habían alcanzado un nivel económico y cultural muy alto. Así surgieron los primeros filósofos, los primeros grandes teóricos de la nueva patria que se construiría durante todo el siglo XIX bajo los parámetros genéticos del pensamiento europeo, después enriquecidos por la genialidad latinoamericana.

Luego surgió el imperio inglés que disputaba al español la hegemonía política, cultural y fundamentalmente económica. En esa disputa venció finalmente el pensamiento y la fuerza patriótica criolla y mestiza, fundando las repúblicas a la usanza de la revolución republicana de la Francia democrática.

Al finalizar el siglo XIX Estados Unidos se erigió como la potencia económica, política y militar de la América recién fundada por los ideólogos Simón Bolívar, José Martí, José de San Martín, Benito Juárez, Gabriel Condorcanqui, Bernardo O Higgins, Josè Cecilio del Valle y Francisco Morazán, etc.

El imperio norteamericano fue expandido a través de doctrinas de sometimiento como el Destino Manifiesto, la Doctrina Monroe, el Gran Garrote, la Doctrina de Seguridad Nacional, entre otras, las cuales han sido reforzadas por su empresariado transnacional que fue en realidad quien ideologizó la expansión, dominio y la más salvaje explotación de los pueblos latinoamericanos hasta ahora conocida por las últimas generaciones del siglo XX y del siglo XXI.

El imperio norteamericano impuso su modelo neoliberal en toda la segunda mitad del siglo XX a la América que buscaba su segunda independencia soberana, a través de su imperiazgo militar, económico, político y cultural.

Invadió países en todo el mundo, y en América Latina, usó sus embajadas como estructuras procónsules encargadas de asegurar gobiernos antidemocráticos o dictatoriales, impulsó liderazgos anticomunistas, derrocó gobiernos progresistas, asesinó líderes populares, destruyó organizaciones obreras, campesinas y gremiales comprando a sus dirigentes, y mediatizando los cánones de la lucha de clases inherentes a ellas mismas. Bañó de sangre a los pueblos que se opusieron a su destino manifiesto de sumisión.

Finalmente, el triunfo de la revolución cubana liderada por el inmarcesible y nunca bien ponderado guía revolucionario Fidel Castro, hacia el año 1961 (19 de abril) se proclamaba república socialista de América Latina, la primera en la historia reciente del continente americano, exactamente a 90 millas del imperio más devastador que haya producido la humanidad.

El imperio sintió la bofetada más desastrosa contra sus intereses económicos en la Cuba de Fulgencio Batista. Y al saber la declaración revolucionaria que corresponde, se retorció en su desquiciamiento interno y dio rienda suelta a su poderosa fuerza militar y de inteligencia, complementada por medidas crueles e inhumanas como el bloqueo económico contra la isla, su pueblo y su gobierno que emprendió su defensa en todos los órdenes de su capacidad creadora posible.

Cuba se convirtió de este modo en el modelo socialista latinoamericano sin precedentes, la genialidad de Fidel Castro y sus barbudos guerrilleros, acompañados por el gran utópico Ché Guevara, soñador sin par, enfrentaron con fuerza popular y grandeza ideológica todos y cada uno de los ataques orquestados por el imperio más salvaje del mundo moderno.

Fue la primera derrota imperial en la zona de los ideólogos latinoamericanos, unos del siglo XIX y otros nacidos en la segunda mitad del siglo XX. La más grande y creativa diplomacia y alianza con las revoluciones triunfantes de Europa, Asia y Africa fueron produciendo unos enlaces solidarios que fueron capaces de resistir los embates descomunales de la primera economía planetaria jamás conocida.

Y así se produjo el pensamiento marxista leninista de la gran América Bolivariana y Martiana, y en el decurso de la confrontación ideológica nacieron Evo Morales, Néstor Kirchner, Hugo Chávez, Ignacio Lula Da Silva, Rafael Correa acompañados por la figura paternal y maestra del gran Fidel Castro quien, en vida, los acogió con gran solidaridad, ejemplo y consejos atingentes para el desarrollo de algo que Hugo Chávez instituyó, el Socialismo del siglo XXI.

Y así nació Venezuela, la segunda gran república socialista del “Continente nuestroamericano” como le llamaron ellos, los creadores del nuevo pensamiento político de este lado del Océano Atlàntico.

Nace la revolución bolivariana propugnada por Hugo Chávez bajo la interpretación dialéctica e histórica del pensamiento de Simón Bolìvar y las doctrinas de Simón Rodríguez quien proponía, desde aquella época, la necesidad de que Latinoamérica inventase su propio sistema político, reforzada esta idea con la exégesis de las ideas del general Ezequiel Zamora que proponía que la tierra debería ser entregada a los campesinos que la hacen producir. Se trataba, en esta concepción nueva, de impulsar un patriotismo hispanoamericano y conducirse hacia un nuevo socialismo.

Así que en 1999 se aprobó un referéndum que aprobó la nueva constitución venezolana., habiendo cambiado el nombre del país, con el nombre de “República Bolivariana de Venezuela”.

En el “XVI Festival de Mundial de la Juventud y los estudiantes” se dictaron las líneas del futuro revolucionario de Venezuela: La revolución es anti imperialista, es una revolución democrático burguesa, se lucha por una contra revolución neoliberal y la nueva sociedad venezolana en los principios ideológicos de una sociedad socialista del siglo XXI.

Este movimiento político impresionante fue definido por Hugo Chávez en los siguientes términos: “Lo que perseguíamos era eso, una revolución, una transformación política, social económica y cultural inspirada en el planteamiento de Bolívar. Diseñamos así lo que hemos llamado el árbol de tres raíces, que es nuestra fuente ideológica. Consiste en la raíz bolivariana (su planteamiento de igualdad y libertad y su visión geopolítica de integración de América Latina); la raíz zamorana (por Ezequiel Zamora, el general del pueblo soberano y de la unidad cívico-militar) y la raíz robinsoniana) por Simón Rodríguez, el maestro de Simón Bolívar, el Robinson , el sabio de la educación popular, la libertad y la igualdad)…”.

Estados Unidos expectante miraba el florecimiento del pensamiento ideológico hugoniano que se desarrollaba a la voz de una, siguiendo el carril de la autonomía y soberanía nacional, la participación del pueblo en elecciones populares, referendos y otros medios de una nueva democracia que asestaba un tiro de gracia a la democracia representativa para erigir la democracia participativa, el planteamiento de una economía autosostenible, la propuesta de una ética revolucionaria al servicio del pueblo, la distribución justa de los ingresos del petróleo venezolano nacionalizado y la lucha contra la corrupción y la pobreza. De este modo, se fundaron los círculos bolivarianos para la formación ideológica del pueblo.

A nivel internacional Hugo Chávez condujo al pueblo venezolano a una relación internacional de gran prestancia a nivel mundial. Con ello rompió los diques con sus relaciones con todos los pueblos revolucionarios del mundo, se acercó a China, Rusia, Irán y Turquía, a la postre los nuevos referentes de la gran pluralidad de los pueblos soberanos del mundo.

Y algo más que irritó completamente al imperio, relacionó su revolución con los países árabes, productores de petróleo y así estuvo vinculado a Gadafi, Hussein, Al Asad, y, finalmente, en esa lucha ideológica de las agencias noticieras fundó Telesur para producir noticias de solidaridad con los pueblos independentistas del mundo y en un abierto choque contra la transnacional CNN del imperio y sus Agencias de inteligencia introducidas en los medios de comunicación de la burguesía global neoliberal, encargadas de producir sus diabólicas Fake News (falsas noticias) con las cuales quieren vencer la revolución mundial socialista.

Y tal como había hecho Fidel Castro, hacia el año 2005 Chávez y su programa de reforma agraria expropió terrenos agropecuarios y hatos productivos en manos terratenientes y transnacionales para repartirlo entre campesinos pobres y ponerlos en producción.

En esta batahola del sacudimiento revolucionario venezolano, desde 1998 hasta el año presente (2019), Estados Unidos no ha dejado de conspirar para derrocar al gobierno de Chávez-Maduro.

La nueva república socialista del siglo XXI se encaminó por los senderos de la política de un mundo multi céntrico y multipolar, y por ello ha estrechado relaciones muy fuertes e intensas con Rusia a través de Vladimir Putin y el presidente chino Xi Jimping, y con el presidente de Irán Hasán Rouhani, además sostiene claras relaciones fraternas con el presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan, con quienes Venezuela enfrenta a través de una solidaridad económica, militar y política, los ataques bestiales de Estados Unidos y su presidente Donald Trump, uno de los presidentes norteamericanos más racistas y más desquiciado que ha electo del pueblo norteamericano.

Nicolás Maduro, siguió el pensamiento de Hugo Chávez, el apoyo del Partido venezolano socialistas (PSUV) prosiguió todos los lineamientos del pensamiento y acción de Hugo Chávez, después que el más egregio socialista venezolano muriera un 5 de marzo de 2013, el fundador de la República Bolivariana de Venezuela.

En todas las líneas del camino trazado por Chávez, poco a poco Nicolás Maduro, asentó la revolución concebida por su maestro, y prosiguió acompañado por el grupo de compañeros revolucionarios con los cuales Hugo Chávez asumió la dirección de un país rico en petróleo, minerales y acuíferos.

Estados Unidos, el imperio que comanda Donald Trump, tiene en la mira el socialismo del siglo XXI de Chávez Maduro, por lo cual ha emprendido la nefasta política de agredir segundo tras segundo el gobierno bolivariano. A través de la OEA y su Secretario General, un oscuro diplomático anticomunista, ha removido cielo y tierra para vencer la férrea voluntad del pueblo y gobierno revolucionario venezolano. El imperio ha ocupado casi todo su gobierno en lanzar una campaña económica de bloqueo, de conspiración interna y externa con el fin de derribar a Maduro de su plataforma de mando y de aceptación popular. Por último, el 27 de abril recién pasado los venezolanos celebraron su salida de la OEA, lo Cual ha acelerado el plan de guerra de Donald Trump y su parafernalia imperial, contra un país que se mantiene en pie, digno y firme, defendiendo sus conquistas socialistas.

Sin embargo, un enorme obstáculo ha frenado de algún modo la constante y declarativa amenaza de invadir el país, tal como sueñan los más retardatarios y recalcitrantes anticomunistas norteamericanos y sus presidentes latinoamericanos lacayos.

La presencia de los aliados europeos y asiáticos como del Medio Oriente, de origen ruso, iraní, chino y turco, como otros países de menor volumen militar y económico en Venezuela, su asesoría en temas de seguridad nacional, en la administración eficiente del petróleo, en el auxilio alimentario y medicinal, en asistencia de la defensa nacional con aviones, misiles y estrategias virtuales modernas, ha sido un factor enorme de resistencia al embate descarado, deshumanizante y guerrerista de Washington.

La locura imperial más desastrosa ha sido inventar la ficción de un presidente autoproclamado en la República Bolivariana de Venezuela (el realismo mágico queda como anillo al dedo con esta fábula ridícula), tanto que si no fuese porque la fascismo norteamericano ha obligado a sus gobiernos títeres de todo el planeta a reconocer un payaso con dimensiones irracionales de demencia desproporcionada, todo se caería como un castillo de naipes.

En realidad, hasta el momento, toda la política de invadir Venezuela ha sido un fiasco, porque Rusia ha salido al paso, lo mismo China e Irán como Turquía. La diplomacia rusa ha sido muy fuerte en advertir a Estados Unidos sobre sus planes invasores al país de Simón Bolívar, Hugo Chávez y Simón Rodríguez, alias Samuel Robinson.

La compra de petróleo por parte de los países amigos de Venezuela ha logrado mantener con vida la economía y gobierno chavista. El descartar por parte de los países multi polares que han inventado una nueva moneda descartando el dólar ha trabado la infernal política financiera norteamericana, en mucho del trecho de la gran guerra comercial en el mundo neoliberal. A ello habrá que agregar la masiva solidaridad en áreas de la medicina que China y Rusia han mostrado. La asistencia militar correspondiente, el respaldo a una nueva moneda y nuevo sistema financiero internacional de las potencias que hoy son paralelas al imperio mundial capitalista.

Estados Unidos padece de una obsesión desmedida en contra de los países que han resistido todo el peso de su zarpa imperial. Cuba, Venezuela y Nicaragua, es por ello que ha centrado sus esfuerzos diplomáticos, militares y políticos en destruir esta resistencia viril de los pueblos independientes y soberanos.

El problema con Estados Unidos, en este pleno siglo número veintuno, es que enfrenta a la economía china que lo ha sobrepasado, a estas economías se unen Rusia que se erige como el poder militar más avanzado del mundo, el petróleo iraní y su dominio del estrecho de Ormuz que se ubica en el golfo de Omán, lugar por donde salen al mundo exterior del Medio Oriente, el 40 % del petróleo comercializado del mundo.

Digamos que Cuba fue para Estados Unidos un balde de agua fría a su cruel ser dominante de “nuestramérica” como dice José Martí, Fidel Castro convirtió la isla de Cuba en el primer país socialista en las mismas barbas yanquis.

Nicolás Maduro y los revolucionarios venezolanos han salido al paso a todas las patrañas del imperio, las que monta en la falsaria mediática, en las declaraciones vergonzosas de presidentes y primeros ministros proyanquis, en las tramoyas de circo provincial de los países pertenecientes a una malhadada alianza en contra de UNASUR y el ALBA, y se adhirieron de manera abyecta Ecuador, Brasil Argentina, Chile, Colombia, México y Perú, quienes provocaron alharacas que se fueron quedando en una especie de espasmo diplomático, por Centroamérica se aglutinaron Guatemala, Honduras, Costa Rica, Panamá, sólo para asentar sus vocación servil y doméstica besando los pies y manos del atroz imperio genocida del mundo.

Y siguen soñando Juan Guaidó y Leopoldo López con Henrique Capriles con un gobierno de transición derrotando a Nicolàs Maduro, pero en el plano militar porque mediante la vía electoral les ha sido imposible alcanzar el poder general de Venezuela. Las movilizaciones masivas del pueblo bolivariano han dado al traste todas las expectativas que Trump y sus guerreros del Departamento de Estado han planteado con una inminente invasión militar, les ha resultado un fracaso debido a que necesita al Congreso Norteamericano para que le otorgue el permiso de una operación militar de tan grave naturaleza.

Vistas así las cosas, el último fiasco cosechado por la oposición venezolana fue un golpe de estado de mentiritas pues sólo movilizaron un centenar de soldados, unos engañados y otros sorprendidos.
Estados Unidos en este momento, cruza por una crisis sin precedentes, se le terminan sus fuentes petrolíferas, la guerra comercial contra China y Rusia las han ganado estos países de corte socialista, hay signos de verdadera superioridad militar rusa, ha sido derrotado en Siria, y en Afganistán siguen empantanados, Europa ya no sigue los lineamientos norteamericanos de tipo financiero y económico, y en general el dólar al ser agredido por la invención de una nueva moneda internacional pronto caerá irremisiblemente, entonces Estados Unidos asistirá al entierro de su propia economía que ha sido en el tiempo su arma fundamental de dominio mundial.

El descalabro más grande en América Latina con respecto al poderío gringo será cuando los países más fuertes opten por la vía de la democracia participativa. Mientras tanto, hasta el momento EU está siendo derrotado.
Lo que vendrá es ya un asunto de una gran política geográfica de dimensiones planetarias.

Fuente:  Facebook del autor

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