viernes, 25 de enero de 2019

Venezuela: Ante la amenaza imperialista, Maduro no tiene otra opción que dar el salto al socialismo verdadero

Publicado en Criterio.hn - Enero 25,2019 
Por: Tomas Andino Mencía
Las fuerzas más oscurantistas del continente americano se han unido en una Cruzada por desestabilizar y derrocar al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela. Estas fuerzas de la reacción internacional se han puesto de acuerdo para lanzar una ofensiva política, que se origina en los círculos controlados por el gobierno norteamericano. Se buscaron a un diputado poco conocido de la Asamblea Nacional, un tal Juan Guaidó, para que hiciera una auto proclama incendiaria, destinada a agitar las aguas y, en medio del alboroto, justificar una acción intervencionista. Este es el primer paso.

               Pero todo indica que se están gestando condiciones para ir más allá del conflicto domestico a que estamos acostumbrados, pasando a un escenario de lucha económico y militar. El menú de opciones es amplio: a) un bloqueo o boicot económico internacional a Venezuela, sobre todo de sus exportaciones de petróleo, que golpearía el corazón de su economía, aderezado con más sanciones económicas, confiscación de bienes venezolanos en Estados Unidos y el mundo, entre otras; b) la promoción de un golpe de Estado desde un sector de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana; c) la organización de un ejército mercenario al que podría apoyar militarmente desde países vecinos, en especial desde Colombia, donde están asentadas siete bases militares gringas; d) un evento de falsa bandera, con el que trate de “justificar” un conflicto bélico con un país vecino aliado de EEUU (recordemos que el Presidente colombiano responsabilizo, sin prueba alguna, al gobierno venezolano del coche bomba que mató a decenas de personas en Bogotá); e) la intervención de una fuerza multinacional de varios países latinoamericanos donde gobierna la ultra derecha, avalada por la OEA; y, f) en último caso, una intervención armada directa de EEUU a ese país, escenario que veo poco probable en lo inmediato, pero no descartable al mediano plazo según se desarrollen los acontecimientos.

Con este paso, la alianza burguesa-imperial trata de dar un salto hacia adelante en el intento de destruir el actual Estado venezolano. ¿Con que objetivo? Con el objetivo de: a) acabar con las reformas sociales que han beneficiado a millones de venezolanos pobres, b) privatizar las empresas que fueron semi nacionalizadas durante el gobierno de Chávez; c) entregar los vastos recursos de petróleo, gas, coltán y otros minerales pasen en un 100% a las trasnacionales gringas; d) volver a colocar la renta petrolera totalmente en manos de la vieja oligarquía que está detrás de esta intentona; y, tal vez lo más importante, e) aniquilar el ímpetu revolucionario de un pueblo heroico, al que buscaran aniquilar en medio de un baño de sangre.

El terreno es propicio porque existe una muy fuerte crisis económica en Venezuela, que se expresa en una elevada hiper inflación, escases, y un gran descontento popular, lo cual nutre a las fuerzas políticas de la oposición de derecha partidarias de la intervención. Los responsables directos de esta crisis son los capitalistas que acaparan alimentos, suben precios, hacen contrabando de mercancías, y pagan malos salarios a sus trabajadores; también es responsable el gobierno norteamericano, porque con sus sanciones económicas y el cerco comercial que le ha impuesto, agrava la pérdida de recursos. El gobierno, por su parte, toma algunas decisiones para controlar el boicot, pero no ataca el problema de raíz, porque el problema es el capitalismo rentista que aún existe en Venezuela. Por eso se da la contradicción de que mientras la población sufre penalidades económicas, la mayoría de los millonarios conservan sus fortunas.

Estados Unidos necesita sacar al gobierno de Maduro porque el modelo económico capitalista que existe en este país está diseñado para compartir las ganancias de la explotación petrolera entre las transnacionales y el Estado venezolano, con las cuales este último sustenta sus programas sociales. Pero los gringos lo quieren todo. Y les urge tomarlo a la fuerza, porque han perdido su hegemonía en Oriente medio, la región del mundo donde se encuentran los más importantes yacimientos de petróleo que mueven a sus transnacionales. Como es sabido, su lugar lo han ocupado Rusia e Irán, como los actores principales en esa región. De hecho, el ejército de ocupación gringo ha tenido que salir con la cola entre las patas, primero de Irak en 2011 y recientemente de Siria en 2018, ante la derrota militar del Estado Islámico, la fuerza mercenaria que ayudo a crear para apoderarse del petróleo de esos países.Por tanto, los gringos necesitan volver a su patio trasero en Latinoamérica a intentar arrebatar los recursos naturales a nuestros países hermanos, comenzando con Venezuela y siguiendo después con otros países, aunque eso cueste derramar sangre.

En ese sentido, países ricos como Argentina, Brasil, Bolivia y México verán aplicarles tremenda presión para que cedan sus recursos al imperio. Es cuestión de supervivencia para su capitalismo, que amenaza con entrar en recesión en los próximos años.Con todo lo dicho, es necesario reconocer que parte de la responsabilidad histórica de por qué la burguesía venezolana y el imperio han llegado tan lejos, recae en los gobiernos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, porque con sus posiciones blandas ante la gran burguesía venezolana, permitieron que esta conservara su poder económico inalterado. Aun cuando esta protagonizo un golpe de Estado en 2002 y un Paro patronal subversivo en 2005, que habrían sido suficientes para confiscar sus propiedades, Chávez no procedió a expropiarla para quitarle su sustento material y enrumbar al país hacia un socialismo verdadero, sino que cultivo el respeto a la propiedad burguesa, que al largo plazo le está pasando factura con nuevas intentonas golpistas. Incluso, la política de estímulo a la propiedad capitalista produjo también el surgimiento de una nueva burguesía ligada al poder chavista. Todas las reformas sociales que distinguen al chavismo se hicieron con recursos provenientes de la renta petrolera, no de recursos recuperados a la gran burguesía, a la que no le fue expropiado un tan solo bien durante 20 años de reformismo. Por eso lo que existe en ese país es capitalismo reformista con apariencia “socialista” y no un Socialismo verdadero.

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La sobrevivencia de las conquistas sociales que todavía existen en Venezuela dependerá de que el Estado bolivariano deje los paños tibios que ha tenido durante tanto tiempo con el gran empresariado golpista y rompa con ese modelo de coexistencia con la gran burguesía, procediendo a confiscar, mediante un Decreto de la Constituyente, las empresas de todos los burgueses y políticos que se comprometen con el gobierno usurpador de Guaidó, disponiendo de esos recursos para sacar al país de la difícil situación económica en que se encuentra. Además, si la agresión de Estados Unidos se hace realidad, Venezuela tendría derecho a recuperar por Decreto constituyente el 100% de las acciones de las empresas petroleras e industrias extractivas, bancos y negocios de importación que hoy día comparte en sociedades mixtas con las transnacionales norteamericanas, lo que significaría en pocas palabras la nacionalización absoluta de estas industrias y negocios, proporcionándole una inyección adicional de ingresos que incrementarían el bienestar de la población y potenciarían la defensa del país..

Venezuela debe seguir el camino de Cuba, que nacionalizo en 1960 la gran industria y los grandes negocios de los oligarcas, santo remedio para que estos ni siquiera intentaran hacer una intentona golpista. Eso consolido de tal manera el proceso revolucionario que hasta el intento de invasión de Estados Unidos en Bahía de Cochinos fue aplastado y no intento otro similar. Por ende, si quiere sobrevivir manteniendo las conquistas reformistas de las últimas dos décadas, y no claudicar al chantaje imperial, el gobierno venezolano no tiene más opción que radicalizar el proceso iniciado con Chávez, superando las reformas para avanzar hacia la Revolución popular, con la clase obrera a la cabeza. La historia no admite medias tintas: o se avanza hacia el Socialismo, o se retrocede a la barbarie de un país esclavizado por el capital nacional y transnacional.

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