Foto: Hondudiario.com y Univisión.
08/08/2018 / Javier Suazo
“Los
derechos fundamentales, entre ellos, la educación, la salud, la
alimentación y el empleo, no son garantizados en Honduras, situación que
obliga a decenas de hondureños a emigrar cada año poniendo en riesgo su
vida”. (ACAN-EFE).
Tegucigalpa, DC, 8 de agosto de 2018
Imagina
un espejo que te muestra cómo eres, pero también cómo aspiras ser.
Imagina que se puede ser lo que aspiras ser; o sea recrear la imagen y
convertirla en realidad. Los españoles han patentado un nuevo invento:
“un espejo que muestra la imagen verdadera del sujeto, un reflejo no
invertido”. Los migrantes son lo que son, pero aspiran ser otra persona
cumpliendo el sueño americano; sin embargo, para las autoridades de
gobierno y funcionarios de EEUU, el norte está en Honduras, por lo
tanto, se puede recrear o alcanzar el sueño americano sin salir del país
de origen del migrante.
Hay
una creencia casi generalizada en la región centroamericana que, en el
caso de los países del Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y
Honduras), la migración es un problema explicado por la violencia que
generan las maras, pandillas y el narcotráfico. Esta creencia es
compartida no sólo por los gobiernos de los países, las ONGs nacionales e
internacionales y las propias organizaciones de apoyo a los migrantes,
sino también por agencias de cooperación internacional y el gobierno de
los Estados Unidos.
Si
esas son las causas, las soluciones pasan por reducir la violencia y el
tráfico de drogas, combatiendo a las maras, pandillas y
narcotraficantes. Una especie de sueño americano ya que, la creciente
demanda de la droga en USA, es el principal aliciente para el aumento
del tráfico, utilizándose al interior de los países de la región
centroamericana a narcotraficantes, maras y pandillas como
distribuidores y comercializadores de drogas. Es curioso, pero en el
caso de Honduras, el gobierno de la República con apoyo de USA sigue
enviando a presuntos narcotraficantes pedidos por aquel país, pero la
lista no termina, involucrándose también a diputados y funcionarios
públicos, varios de los cuales están siendo juzgados en tribunales del
norte y/o guardan prisión en silencio.
Desde
el punto de vista de la economía, es de identificar también otras
causas de la migración, una de ellas, las pocas oportunidades de empleo
que se ofrecen a jóvenes y los salarios espurios que se pagan. Los
países del Triángulo norte enfrentan un aumento en la tasa de desempleo,
estimada (promedio) la tasa media de desocupación urbana para 2016 en
6.4 % para los tres países, siendo Honduras con una tasa de 9.0% la más
alta (CEPAL-OIT: 2018, pág. 45); igual aumento del desempleo en jóvenes y
subempleo, donde, Guatemala con 55% y Honduras con 53%, son los países
que reportan el porcentaje más alto de desocupación en jóvenes en 2017.
El
aumento del desempleo está ligado a la baja inversión y baja
calificación de la mano de obra, lo cual ha sido favorecido por las
políticas de ajuste económico recomendadas por el FMI, donde ha sido
evidente la caída de la tasa de inversión pública real. Pero, además,
estas políticas de ajuste contractivas no han generado un clima
favorable para atraer inversión extranjera directa, ya que se asocian al
aumento de problemas de violencia que genera el desempleo y la pobreza.
La
política actual de Donald Trump más que ayudar a solucionar el problema
de la migración, denominada ilegal, la fomenta. Con apoyo de los
gobiernos de los países del Triángulo Norte, se ha creado una especie de
fuerza tarea conjunta para detener y arrestar al potencial migrante,
que se atreve a iniciar su “ruta de oportunidades” desde su aldea,
municipio o región, sin analizarse en forma individual, familiar o
grupal las causas de la migración, muchas de ellas ligadas al problema
del desempleo y la pobreza estructural. Este migrante, en teoría, es
reinsertado de vuelta a la sociedad, incluso sin haber cruzado la
frontera Guatemala-México, mucho menos la de México-USA. Esta
reinserción consiste en la entrega de bolsas solidarias, jornadas de
educación y capacitación técnica para que, en un futuro no muy lejano,
obtengan un puesto de trabajo o desarrollen su propio negocio.
En
complemento a las políticas de contención de la migración (barreras de
entrada como el muro Trump), en USA se eliminan o restringen régimen de
protección temporal, persigue a los migrantes y separan a los padres y
madres de sus hijos menores de edad. La política migratoria “Tolerancia
O” posibilita que los padres e hijos migrantes sean separados, con el
compromiso (¿exigencia de congresistas, organizaciones de derechos
humanos y de migrantes, jueces gringos?), que parte de ellos, no todos,
serán reunidos en un futuro inmediato. En la primera “redada”, los niños
separados de sus padres sumaron 2,500, muchos de los cuales permanecen
aún en alberges federales.; en el caso de Honduras, más de 310 niños
(as) no han sido reubicados con sus padres según la Viceministra de
Asuntos Consulares y Migratorios, Nelly Jerez.
En
el caso de Honduras, denominado el país líder del Triángulo Norte, la
situación es dramática. En los últimos cuatro (4) años, 20,358 escolares
abandonaron las aulas para buscar el sueño americano (El Heraldo:
6//2008, pág. 2). Ello plantea un desafío para el sistema y la política
educativa, ya que la mayoría de los jóvenes y niños (as) tienen que ser
reinsertados en los hogares y colonias, pero sobre todo en las escuelas y
colegios; sin embargo, en ausencia de oportunidades reales para las
familias, estos vuelven al intentar cruzar la frontera. El desafío es
mayor para la política pública de empleo e inclusión social, en tanto la
política de compensación social ejecutada por el gobierno y avalada por
el FMI y Banco Mundial ha resultado un rotundo fracaso, aunque se hayan
invertido muchos millones de dólares.
La
estrategia del gobierno con apoyo de USA, para disminuir esta migración
inducida por la pobreza material y el desempleo, es concientizar a los
padres, jóvenes y niños acerca de los peligros que trae la migración
denominada “ilegal” (¿pero si ya lo saben?), incluirlos como
beneficiarios del nuevo programa de atención educativa a migrantes
retornados, garantizar la entrega del bono solidario y bolsa de
alimentos y generar puestos de trabajo temporal con el Programa Vida
Mejor. También se cocina, próxima a publicarse, una nueva ley de
adopciones, donde parte de los beneficiarios pueden ser niños y niñas
provenientes de hogares pobres, donde los padres no quieren que sus
hijos e hijas sean potenciales aspirantes al sueño americano por la mal
llamada vía ilegal.
Para
la encargada de negocios de la Embajada de EEUU en Honduras, Heide
Fulton, en Honduras hay un compromiso público por enfrentar las causas
de la migración. Es del criterio que con lo que vienen realizando las
instituciones de gobierno y ONGs, es posible que el sueño americano sea
alcanzado, por aquellos que deciden migrar, en Honduras y no en el país
del norte.
Pareciera que
la estrategia de retención de los migrantes es crear las condiciones
necesarias dentro del modelo neoliberal vigente, para que los jóvenes,
niños y niñas desistan de la migración ilegal, ofreciéndoles lo que les
ofrece el país del norte: empleo e ingresos mayores a los que se pagan
actualmente en Honduras y el resto de los países del triángulo norte,
tanto por la empresa privada como por los gobiernos, lo cual va en
contra de las políticas de bajos salarios, empleos espurios, educación
de mala calidad, compensación social insuficiente y desprotección social
que se ejecuta actualmente.
Hay
que abrir un espacio para analizar y evaluar este modelo y políticas de
corte neoliberal que matan, y poder aspirar a un sueño americano en
Honduras según lo promueve el gobierno de la Republica.
https://www.alainet.org/es/articulo/194595
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