Por Galel Cárdenas
La dictadura de JOH ha trazado un plan maniático de gobernanza de Honduras basada en la represión
continua contra la oposición política, pero, al tiempo ha asegurado un
método de fraude electoral con el cual puede reelegirse el tiempo que
desee, pues, la manipulación electiva general además está precedida de
la apropiación de los poderes judiciales y legislativos concentrados en
su férrea mano tiránica que decide el destino y minuta de trabajo de los
poderes subsumidos con alevosía, ventaja y premeditación.
Nada
de ello puede ser posible si no se esquilma la riqueza del estado (que
es del pueblo mismo) para sostener mediante un río caudaloso de dinero
toda la institucionalidad posible, abarcando la empresa privada en su
papel de poder fáctico mediático, con
la cual firma contratos que destrozan la institucionalidad pública para
adjudicarlas a una nueva clase burguesa emergente dirigida por el
dictador mismo.
Los
aparatos represivos del Estado están bajo su poder financiero
sobornador, de esta manera compra la cúpula militar, la policía que está
bajo su égida, a la vez que tiene cooptada toda la institucionalidad desconcentrada,
con lo cual va armando un poder absoluto, cuyo culmen reside en la
compra de la jerarquía eclesiástica que ha dejado su misticismo
cristiano para enlodarse con las miasmas inmorales de la dictadura.
La
iglesia católica y evangélica han recibido millonarias cantidades de
dinero para que sus pastores, obispos y cardenal, a la voz de una, repitan en coro lo que necesita el régimen difundir, a fin de conquistar la mentalidad del pueblo que -ya sin alternativa comunicacional- siga la minuta ideológica del avasallamiento despótico del autócrata que sueña con gobernar Honduras por 50 años, es decir medio siglo.
Y
con el fin de perfeccionar su señorío imperial también ha extendido sus
tentáculos hasta la mal llamada sociedad civil, constituida por
Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) financiadas
por su gobierno y captar de esta manera el apoyo incondicional a su
gobernanza plena de indecencia, impudicia, inmoralidad suprema,
hiperbólica, casi llegando a los límites de la locura, la anormalidad y la esquizofrenia del poder desquiciado.
Por
otra parte, la captación de la iglesia católica casi ha sido de manera
accidental por que el presidente Manuel Zelaya Rosales, despojó de una
partida de ayuda financiera al jerarca Andrés Rodríguez que en el
gobierno de Carlos Flores se le había adjudicado, rompiendo con la
tradición constitucional de un estado laico, al cual se volvió con el
presidente del poder ciudadano.
El otro elemento que orilló a la iglesia fue la acometida anticomunista que el gobierno norteamericano empleó como justificación ideológica del golpe de Estado de 2009, con el fin de concentrar las fuerzas de la empresa privada, los partidos tradicionales y la cúpula militar y policial y lanzar
la más demente de todas las locuras gubernativas del conservadurismo
reaccionario que asaltó la estructura directiva del Estado hondureño.
A
partir de entonces, la iglesia católica y la evangélica se convirtieron
en una secta religiosa mercenaria al servicio primero de los intereses
norteamericanos imperiales en Honduras en el instante mismo del golpe de
Estado que encabezó Roberto Micheletti, Romeo Vásquez Velásquez y un
grupo de políticos cuyo odio contra la trascendencia popular del
gobierno melista lo llevó a destruir la
democracia representativa que desde 1982 hasta 2009 (27 años) se había
venido desarrollando intercalando el poder general de la nación entre
los partidos oligárquicos.
Y
aquí comenzó su gran carrera mercenaria la iglesia católico-evangelista
que ha degenerado en una especie de activismo político eclesiástico en
derredor de los planes hegemónicos del dictador empedernido JOH:
Han
sido beneficiadas ambas autoridades clericales con bonos financieros
que van a parar a los personeros de la estructura correspondiente.
Pero,
el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez al ser desposeído de aquella cuota
financiera a su cargo cardenalicio, se sustrajo del misticismo cristiano
y pasó a convertirse en el activista ideológico religioso de la
oprobiosa dictadura instalada en el año 2009, y así los siguieron los
más destacados pastores evangélicos que hoy ostentan riquezas
inconcebibles nacidas desde los atriles del evangelismo doctrinario.
Los
nombres más importantes de la iglesia evangélica (Evelio Reyes, Alberto
Solórzano, René Peñalba o Mario Tomás Barahona y demás otros que se han
unido a la dictadura de manera activista) han configurado una especie
de aval religioso de un despotismo cruel que ahora tiene al país en
estado de protesta e indignación constante.
El
caso de Oscar Andrés Rodríguez es muy peculiar porque paradójicamente
ha sido considerado un sacerdote papable que incluso el Papa Francisco
lo tienen en su cartera de Cardenales ilustrados reformistas. Sin
embargo es considerado responsable de grandes negocios fraudulentos financieros
en la Universidad Católica y ha sido tal el escándalo que un periódico
del Estado del Vaticano lo ha investigado muy cercanamente, aflorando
distorsiones de su práctica sacerdotal cardenalicia.
Empero, ese problema interno de la alta jerarquía católica universal será dilucidada en el Vaticano mismo.
El
asunto penoso para Honduras es que ha sido desde el año 2009 un
defensor del golpe de Estado y un sustentador religioso de la dictadura
de JOH; en sus homilías establece discursos pastorales poniendo en
entredicho a la oposición política que ha sido reprimida con violencia,
asesinada y encarcelada a nivel de los manifestantes que desde el 26 de
noviembre pasado se pronuncian y manifiestan en las calles en todo el territorio nacional.
Vistas
así las cosas, la corrupción desde el año 2009 en y desde el
bipartidismo y toda la estructura golpista que aún sigue intacta en la
nación, se ha convertido en
el caldo de cultivo y consolidación de la dictadura de JOH que en su
endemoniado propósito político se ha aliado a todas las fuerzas
anticomunistas posibles no solo latinoamericanas sino además europeas,
un ejemplo claro de esta dimensión son las conclusiones a las cuales
llegaron de manera concreta la OEA, la UE y la ONU, con respecto al más
escandaloso y vil fraude electoral del
26 de noviembre pretérito, y tales organismos internacionales siguieron a
pie juntillas los intereses de patio trasero que el imperio ha
instalado en Honduras, con el objetivo de asentar definitivamente la
dictadura de JOH.
La pregunta que surge, después de esta exposición, es si este estado anómalo proseguirá ad infinitum, un estadio de abyección moral, de
derrumbe ético, de represión totalitaria, de persecución incesante, de
asesinato especializado, de robo cuantioso y descarado, de desprecio por el ser humano concentrado en el ciudadano común,
de bochorno cotidiano de inmoralidad, de lujuria delictiva de saqueo
inmisericorde de las arcas nacionales, y sobre todo, de desvergüenza
internacional en donde con toda la desfachatez posible, todo su aparato judicial, legislativo y ejecutivo está al servicio de una tiranía atroz, cruel y deshumanizada.
¿Cuánto durará este desecho moral de
la caja de pandora que hoy cubre el territorio nacional, envuelve las
almas ciudadanas comunes hondureñas, e incrementa la farsa religiosa de
la jerarquía cristiana empotrada en el jinete diabólico de la dictadura?
¿Por cuánto tiempo sobrevivirá la tiranía totalitaria cívico religiosa, militar y empresarial,, bipartidista y anti humanista?
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