sábado, 4 de noviembre de 2017

La impunidad o la dictadura represiva contra el periodismo hondureño

                                                   Foto de Criterio.hn
Por Galel Cárdenas                                              
“A los periodistas se les pega o se les paga”,

Expresión de un antiguo  directivo de la

Federación del Fútbol de Honduras.
 
En este marasmo de injusticia, inequidad y violencia generalizada que vive el país, provocado por la élite fáctica y mediática que gobierna la nación, los hondureños nos encontramos ante un abismo de impunidad horrorosa que los protagonistas jerárquicos del Gobierno, desquiciado por la corrupción casi absoluta, nos ha impuesto a costa de nuestras vidas y cercenamientos de la libertad de expresión.
                  La libertad de expresión  ha sido acorralada usando para ello, los más diversos mecanismos, que finalmente concluyen en el asesinato de los defensores públicos, periodistas, abogados, mujeres y hombres en general,  que perviven  luchando por su propia existencia de dignidad y búsqueda de la justicia integral que debe arropar a todos los hondureños que procuran la paz, la justicia, la equidad y la dignidad humana.

La impunidad es como el vértice del Iceberg que asoma en el océano de la injusticia, el privilegio, la corrupción diseminada como siete plagas que asumen diferentes rostros y cuerpos en una sociedad que ha sido signada por la ambición de la riqueza
de quienes inescrupulosamente han asaltado el poder general de la nación.

De acuerdo con el derecho internacional, la impunidad es la  imposibilidad de llevar ante la justicia a quienes son responsables de violar los derechos humanos, debido a que la ley no es el referente de los gobernantes, sino más bien, el privilegio, el abuso, la abritrariedad, el despotismo y la ilegalidad, la compulsión por la obtención de la riqueza material basados en el uso de la fuerza, el retorcimiento de la justicia y el aplastamiento de los ciudadanos comunes con medidas de explotación, y el  usufructo del poder por el poder mismo para erigir un sistema político e ideológico asentado en  la desigualdad, la injusticia y el poder de las armas.

Si la libertad es el pináculo de los derechos humanos, la libertad de expresión es cúspide del uso de la facultad de comunicación sólo inherente al ser humano, y se caracteriza por nacer en y para la colectividad, recogiendo de la misma los sentimientos, los pensamientos y los sueños propios de igualdad otorgada por la naturaleza misma. 

La humanidad ha creado a unos seres excepcionales que se encargan de transmitir ideas, pensamientos, utopías,  ficciones, nacidas de la misma entraña social, con el objetivo de construir comunidades plenas de dignidad y satisfacciones destinadas a construir la felicidad humana.

Hoy celebramos con el Pen Nacional e internacional  “El día internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas”, en el cual se expone y se reclama el fin de la violencia sostenida contra los comunicadores sociales que han sido asesinados vilmente, en diferentes puntos geográficos del planeta, pero, esencialmente en nuestro país.

Entre el año 2010 y 2017 se han asesinado más de 50 periodistas, de tales crímenes  ninguno ha sido llevado a una investigación concreta que lleve a la cárcel  a los verdaderos autores materiales e intelectuales.

La impunidad no solo es referente de la falta de una investigación científica que conduzca a los asesinos y a los autores intelectuales de este deleznable crimen, si no, que, además, conlleva a varios escenarios de impunidad.

El pago de servicios comunicativos para acallar la injusticia, para apoyar las ilegalidades de los gobiernos, de las dictaduras, de los regímenes de oprobio, constituyen la base monetaria que rige el sistema de la impunidad.

La impunidad en Honduras tiene un origen político, tiene un origen de corrupción tendiente al enriquecimiento ilícito.

La impunidad tiene una infra estructura y una super estructura. La infraestructura está determinada por los instrumentos físicos con los cuales se realizan los actos criminales. Tiene una plataforma económica.

La super estructura de la impunidad está determinada por la inaplicabilidad de las leyes  a cargo de los jueces, fiscales, magistrados, que mantienen al país en un estado de vileza moral. Esta super estructura está apoyada por los organismos policiales y militares que son connivientes con el crimen organizado.

Para poner fin a  la impunidad contra los crímenes de los periodistas, se necesita cambiar el sistema político y el sistema económico que está basado en el valor de la plusvalía como elemento de desarrollo humano. En la mercancía como esencia de relación entre las personas.

Luchamos contra la dictadura de un sistema político que maneja y desarrolla la élite económica y comunicacional, a través de las empresas de radio, televisión y prensa escrita que está al servicio de los espurios intereses del poder político económico.

La impunidad de los crímenes contra los periodistas disminuirá o finalizará cuando asuma el poder un movimiento social y político que instaure  la justicia como columna vertebral de la sociedad hondureña.

Los periodistas, los escritores y los narradores tenemos la obligación de poner a las órdenes de la justicia, la dignidad humana y la equidad social, nuestros oficios de comunicadores liberadores hacia la conquista de una plataforma jurídica y social plena de amor por el ser colectivo de la humanidad. 

Fuente: < https://groups.google.com/forum/#!forum/fian-honduras >
Honduras / Noviembre 4,2017

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