Redacción Central / EL LIBERTADOR / Publicado: 15 Septiembre 2017
Tegucigalpa. La
sociedad hondureña está dividida. Los puntos de vista acerca de la
realidad nacional se distanciaron aún más, sobre todo, desde el golpe de
Estado del 28 de junio de 2009. A partir de ahí, el día de la
Independencia de Honduras, es signo de polarización social, el 15 de
Septiembre, se realizan dos eventos de manera simultánea, el que convoca
el gobierno exalta la “independencia” a través de palillonas y sus
vestidos cortos que bailan al son de tambores con ritmo del reguetón. El
presidente se sienta en el “Nacional” a que le rinda el saludo la
armada y los estudiantes y las sensuales palillonas.
En
tanto, el otro grupo, ciudadanos, también multitudinario, no celebra
independencia, protesta en contra de la injusticia social que tiene
sumido al país en la miseria, ignorancia y desigualdad. Suele ser
reprimido, el gas lacrimógeno –abundantemente— cae del cielo como maná y
los cuerpos de seguridad vigilan atentos el recorrido que, como hoy,
fue disperso por agentes antimotines sin que hubiera motines. Niños y
adultos terminaron intoxicados, también la futura madre y esposa del
candidato presidencial opositor, Iroska Elvir.
Ambas
manifestaciones fueron convocadas desde muy temprano, los desfiles
oficiales se realizaron como todos los años en el estadio Nacional
Tiburcio Carias Andino, en honor al dictador nacionalista que se quedó
16 años en la presidencia; mientras la manifestación de oposición fue
invitada al final del bulevar Morazán, oriente de la capital, para
concluir con una serie de discursos en el corazón de Tegucigalpa, la
Plaza Morazán.
Ambos
eventos se desarrollaban con normalidad.- En el Nacional, las muchachas
levantaban sus bastones y faldas cortas a los ritmos de las “bandas
marciales” y el orgullo era la caída perfecta de la primer mujer militar
paracaidista, muchos afectados por las altas temperaturas se desmayaron
y fueron atendidos por la Cruz Roja; la manifestación pacífica, a unos
kilómetros de ahí, en otro lado de la ciudad, gritaban consignas, viejos
amigos se encontraban, los jóvenes llenaron de color las calles
manchadas de pancartas políticas, saltaron, rieron, mostrando carteles
“¡Queremos elecciones limpias!”, “¡No a la Reelección!”, “¡Fuera Joh!”.
Éstos, fueron reprimidos, no les duró mucho la fiesta patria.
En
la antigua Roma, cuando había celebraciones los regimientos se
cuadraban frente al César, que estaba ubicado en el balcón más elevado
del palco, todos desfilaban y se inclinaban antes el representante de
Dios en la tierra. En los desfiles oficiales, los militares y todas sus
unidades, así como toda la juventud del país agrupada en los colegios de
educación pública del país, hacen una referencia frente al presidente
de la República, Juan Orlando Hernández, familia y cercanos, ubicados en
una cómoda y segura tarima, ubicada en una altura superior,
habitualmente, llena de arreglos florales y regio cuerpo de
guardaespaldas.
Aproximadamente
a las 10:30 de la mañana de este día, la manifestación social caminaba
la mitad de su trayecto, hombro con hombro, estudiantes, mujeres, niños,
jóvenes, líderes sindicales, magisteriales y políticos; cuando un
contingente de militares y policías –esperaba—, y comenzó la agresión.
El ambiente se inundó de gas lacrimógeno, afectando a los marchistas,
sin mediar palabra las fuerzas del orden, disolvieron la protesta, con
gas, golpes y violencia. Es primera vez que ocurre en Tegucigalpa,
cualquier día, pero nunca hubo represión el 15 de septiembre.
La
cantidad de afectados se desconoce, sin embargo, la candidata a
diputada Iroska Elvir, fue atendida de emergencia debido a su estado de
embarazó, así como el candidato a diputado por el partido Libertad y
Refundación, Pedro Joaquín Amador, tuvo que ser trasladado de emergencia
al Hospital Escuela Universitario (HEU), donde lo asistió la Unidad de
Terapia Respiratoria, ya que presentaba dificultades respiratorias por
el gas lacrimógeno inhalado.
En
el otro lado, las palillonas siguieron bailando al redoble de los
tambores, los militares inclinándose, los paracaídas volando, los niños
desmayándose por el calor, el lumpen gritando de frenesí por la
actividad cívica, mientras la clase política, junto a sus hijos
observaban desde la plataforma superior. La protesta popular a pesar de
la represión policial militar, llegó al final, a la Plaza Morazán.
Ya avanzada la tarde, entró el último colegio a saludar al presidente. La prensa tradicional anunciaba: “Vota por la palillona más bonita de este 2017 en Honduras ¡Participa! Luego de un silencio, las
aves volaron asustadas del Cerro Juana Lainez y barrios próximos, los
cañones retumbaron en la capital, igual que hace siglos cuando las
guerras civiles entre liberales y nacionalistas luchaban por el poder
que al final ha sido de ambos, hasta hoy. Pronto habrá cadena nacional,
el presidente dirigirá su mensaje patrio al pueblo, en la lejanía suena
el lúgubre tañido de una campana de iglesia como si de nuevo el “Padre
Trino” celebrara el asesinato de Morazán y, de fondo, en el anuncio de
la cadena nacional, una trillada canción pueblerina, se oye.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/2429-represion-gas-y-venta-de-piernas-en-desfile-hondureno
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