Pueblos originarios: realidad de contrastes

Basta con echar una mirada en los territorios indígenas y negros de Honduras para identificar que su vida está marcada por contrastes. Contrastes que brotan a la vista en sus comunidades y en sus vidas por el abandono y represión del Estado. Es chocante ver sus riquezas y bellezas naturales de ríos, bosques, montañas, y golpea al contrastarla con la pobreza de sus comunidades, las carencias de sus viviendas, las carencias alimentarias y los precarios servicios públicos.

Si usted quiere entender cómo se vive la pobreza extrema, el hambre, el analfabetismo, la desnutrición, visite los pueblos originarios de Honduras. Para 2013, el ingreso por persona de los pueblos originarios fue de 1,021 Lempiras, según estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Para entenderlo mejor, en una comunidad Lenca por un día trabajo pagan 30 Lempiras, en cambio una libra de queso cuesta 40 Lempiras.
A lo largo de la historia, los diversos gobiernos han marginado a los pueblos indígenas, en ellos es dónde mejor se retrata el pensamiento y accionar del actual Estado oligárquico. Un Estado que impulsa una educación de baja calidad y racista, saquea sus riquezas y ofrece sus territorios a la inversión extranjera sin consulta previa, libre e informada a las comunidades.
El Estado en vez de construir puentes para reducir esos contrastes, los profundiza. A partir de 2009 las administraciones de Lobo Sosa y Hernández Alvarado han acelerado la entrega de los territorios de los pueblos indígenas y negros a grandes empresarios y transnacionales para proyectos turísticos, mineros y de generación de energía renovable.
Y en ese afán por convertir las riquezas de los indígenas en ganancia mercantiles, el gobierno actual de la mano de empresarios está amenazando permanentemente la vida de las comunidades indígenas, han llenado sus territorios de militares, han hecho mapeos con tecnología de última generación para identificar y poner a la venta sus riquezas, minerales e hídricas.
Sin embargo, el contraste más hermoso de los pueblos indígenas, es que en medio de sus calamidades personales, familiares y comunitarias están luchando por sus territorios, sus ríos y montañas. Desde sus pobrezas, llevan al nivel  más alto la dignidad humana, así como lo hizo en su momento el Indio Lempira, como lo hizo Berta Cáceres y como lo siguen haciendo miles de hombres y mujeres indias, negros y campesinas, que en medio de tanta miseria humana han compartido su vida para que otros tengamos vida.
                                                                            
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http://radioprogresohn.net/index.php/comunicaciones/nuestra-palabra/item/3106-pueblos-originarios-realidad-de-contrastes-11-agosto-2016