Tegucigalpa.- El secretario general de la OEA, Luis Almagro, dijo hoy en Honduras que todos los sectores que tienen opiniones sobre el devenir del país, deben participar en el diálogo que propone el presidente Juan Orlando Hernández para el combate de la corrupción y la impunidad.
“Es muy importante que todas las partes que tienen algo para decir, que se sumen al diálogo”, dijo Almagro, quien llegó a Honduras la noche del viernes para acompañar actividades del intercambio multisectorial que promueve el gobierno.
Hay que sumar a todos los componentes del sistema político para que “entre todos se encuentren las soluciones efectivas que precisa Honduras para diversos temas”, dijo Almagro tras una reunión en Tegucigalpa con decenas de facilitadores de justicia hondureños.
Los facilitadores forman parte de un programa coordinado desde 2012 por la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Corte Suprema de Justicia de Honduras, con apoyo del Reino de los Países Bajos.
Almagro subrayó que el trabajo de la OEA en el “diálogo nacional sin condiciones” que promueve Hernández será de “facilitador”.
“Hemos venido a realizar la presentación de quien representará a la OEA en ese diálogo, el embajador John Biehl del Río”, subrayó el secretario general de la OEA.
Almagro destacó la “idoneidad técnica” y las “enormes capacidades para generar condiciones para resolver situaciones complejas” de John Biehl del Río.
“Vemos que la iniciativa del diálogo es fundamental, el diálogo es el instrumento esencial en un sistema político, cuando un sistema político no puede dialogar entre sus componentes entonces es la peor señal del fracaso del mismo”, subrayó el diplomático.
El titular de la OEA señaló que han venido a fortalecer democracias, instituciones, condiciones de legitimidad, de transparencia en “un esquema de tolerancia cero contra la corrupción en una acción integral”.
Tras la reunión con los facilitadores de justicia, en la que también participaron el presidente hondureño y el titular de la Corte Suprema de Justicia, Jorge Rivera, la reunión se trasladó a la Casa Presidencial, para presentarle al titular del Ejecutivo al Biehl del Río.
El diálogo que promueve Hernández desde el 23 de junio pasado hasta ahora ha sido rechazado por movimiento que se denomina “Oposición Indignada”, que exige la destitución de los fiscales general y adjunto del Ministerio Público y la creación de una Comisión Internacional Contra la Impunidad en Honduras (CICIH).
En la tarde, al salir de Casa de Gobierno, Almagro sostuvo reuniones con representantes de partidos políticos, así como el expresidente Manuel Zelaya.
Por la noche el gobierno tiene preparada una cena en honor a los distinguidos visitantes, Luis Almagro y John Bielh, quien es el facilitador en el diálogo nacional.
http://www.latribuna.hn/2015/08/08/almagro-pide-a-hondurenos-sumarse-al-dialogo-previo-a-reunion-con-diversos-sectores/
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Indignados ponen en aprietos a la ONU y a la OEA
Por: Leticia Salomón
redaccion@criterio.hn
Los
indignados hondureños, de repente sin proponérselo, han puesto en
aprietos a dos instituciones internacionales: OEA y ONU, cuyo
involucramiento en la crisis que enfrenta el presidente de la República y
su partido por el señalamiento ciudadano de corrupción en su campaña
electoral y en su gobierno, las coloca en una situación de la que
difícilmente saldrán bien librados.
Y
esto es así porque mientras el presidente de la República solicita su
intervención para promover un diálogo, cuyo objetivo real no parece
estar muy claro, dado que son él y su partido los señalados por
corrupción, y buena parte de la institucionalidad del Estado que él
controla ha sido denunciada por su responsabilidad en la impunidad.
En
las calles, de manera constante e indignada, la marcha de las antorchas
clama por el fin de la corrupción y la impunidad, la instalación de una
CICIH (Comisión Internacional contra la Impunidad en Honduras) y la
salida del presidente de la república (“Fuera JOH”).
La
presencia de los organismos internacionales como respuesta a la
petición del Presidente de apoyar y asesorar un diálogo, que por
definición no tiene nada de malo, enfrenta una especie de arenas
movedizas que no auguran nada bueno para ambas instituciones pues las
primeras dudas que surgen son las siguientes: ¿Qué se espera de un
diálogo como este que no sea la neutralización de la indignación
ciudadana? ¿Sobre qué van a dialogar si el principal acusado de
corrupción es el propio convocante del diálogo? ¿Para qué quieren que se
incorporen al proceso “todos los sectores”, es decir, los indignados?
¿Para qué se le da un margen de confianza al sistema de justicia, cuyas
instituciones son controladas por el propio señalado y cuyos conductores
están a su servicio? ¿Para confiar en los nuevos magistrados que se
seleccionarán dentro de poco en un congreso cuya mayoría controla el
presidente? ¿Para creer que con la asesoría adecuada, el Ministerio
Público podrá combatir la corrupción si sus máximos conductores están
señalados también por negligencia, complicidad, encubrimiento y
corrupción? ¿Para confiar en que el Consejo Nacional Anticorrupción
realizará su trabajo si es conducido por una incondicional del
presidente que se dedica a investigar y denunciar únicamente los casos
de los partidarios del gobierno señalados como sacrificables por el
propio Presidente?
Mientras
la OEA se ha comprometido de lleno nombrando a un representante
especial en el Diálogo convocado por el Presidente y propiciando la
visita del propio Secretario General de ese organismo, la ONU, más
precavida, habla de un encuentro inclusivo que deberá ser anunciado por
el gobierno y que al finalizar el mismo este organismo “valorará su
participación en dicho diálogo”.
Mientras
ambos organismos se mueven, cautelosos como siempre, entre la cercanía
oficial y la demanda ciudadana, la oposición indignada empieza a
constatar que no se puede contar con ningún poder del Estado porque el
combate a la corrupción y a la impunidad debería colocar a sus
conductores y cercanos colaboradores, en primer lugar en la lista a
investigar, juzgar y sentenciar; y también empieza a descubrir que se
requiere un cambio radical en el Sistema de Justicia y en instancias
clave del combate a la corrupción como el Ministerio Público, el
Tribunal Superior de Cuentas y el Consejo Nacional Anticorrupción para
creer que otra Honduras es posible y que si de esta increíble
manifestación de indignación no resulta nada, podemos irnos preparando
todos a recoger las migajas de Estado que nos dejarán estos saqueadores
profesionales que hicieron de la política la forma más expedita para el
robo descarado y desvergonzado de nuestra dignidad como país.
http://criterio.hn/indignados-ponen-en-aprietos-a-la-onu-y-a-la-oea/
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