jueves, 18 de junio de 2015

DAVID ROMERO ELLNER EN EL OJO DEL HURACÁN REPRESIVO DE JOH

Galel Cárdenas
Vivimos tiempos de huracán represivo, tiempos de buitres comiendo carroña, tiempos de bestia arrebatando vidas, tiempos de esclavistas modernos que toman la vida humana como un  guiñapo de miserias, tiempos de fusil, caza y muerte expandida por doquier.

Vivimos el tiempo de la injusticia, el tiempo donde la equidad es signo de epidemia enfermiza que se debe borrar del mapa humano.

Honduras es un coto de caza, un  páramo de persecución inmisericorde, una llanura con horizonte de sangre y sufrimiento. Estamos en una estepa de dolor sin límite, una época de voraces monstruos que arrebatan sueños, utopías, mediante la garra deslumbrante del sicariato descomunal.
 Es el ciclo de los perseguidos, o como decía Roque Dalton, el turno del ofendido, el que con la verdad en la mano paga su denuncia, su palabra, su grito, su expresión, con la muerte, la represalia, el desquite y la revancha.
 La tiranía ha sido erigida como una pirámide donde el vértice pertenece al sátrapa, al déspota,  que gobierna al pueblo con las manos de asquerosa estafa, sangre y fraude escandaloso.

David Romero Ellner, el periodista del pueblo, el comunicador de los humildes y de los explotados, el indagador de las verdades ocultas por los depredadores de la democracia, la honestidad y la vergüenza, es la quilla del barco que en la proa va expandiendo la verdad como un alimento que hace crecer los pechos de los indignados, de los exasperados, de los enfurecidos hombres, mujeres y niños que desean tomar la verdad como un océano de dignidad humana, donde la decencia y el decoro construyan el nuevo país, la nueva nación, refundada por los valores de la justicia, la igualdad y la soberanía.

David Romero Ellner es la voz de los silenciados por la aplastante compraventa de  la verdad política, moral, económica, social, cultural.

Los medios de comunicación pertenecientes al poder mediático inclinan su cerviz ante la dictadura maquillada por la pintura de una democracia falsa, fraudulenta, y sobre todo, tragicómica, donde los payasos convertidos en energúmenos del poder político, absoluto y pendenciero, usan la tramoya del circo para ejecutar los malabares de la mentira, la falsedad, el fingimiento y la simulación grotesca, y en donde la palabra es un saltimbanqui de mala muerte que distribuye la indecencia, la obscenidad y la desvergüenza en cada acto público aplaudido por una claque procaz, cínica e insolente.

David Romero Ellner es en este momento histórico, de esta larga marcha de indignación y rabia, la antorcha insigne del decoro de un pueblo cansado ya de tanta corrupción palaciega, cortesana, repugnante, inmunda y repulsiva.

Su palabra de verdad y conciencia de ciudadano indignado, sufre hoy las consecuencias de un sistema político, financiero y moral, que es utilizado para la represión material, judicial, e inhumana, que desea acallar la veracidad de una corrupción espeluznante, jamás antes practicada por partido político alguno, grupo partidario, o banda criminal de gobierno  en los últimos  cincuenta años, corrupción que es responsable de la muerte de 2888 usuarios de un sistema social concebido para la salvaguarda de la vida, la vejez y la invalidez.

David Romero Ellner es el blanco de toda la trama cirquera represiva de un partido político manchado de sangre, muerte y robo descarado, a una institución benemérita y por esencia altamente humana.

Un periodista de esta talla moral necesita el pueblo que lucha en las calles por una sociedad donde no exista la iniquidad, la depravación ética,  la manipulación falaz y  perversa.

Es David Romero Ellner en este instante del corte sincrónico de la sociedad nacional reprimida, la figura de la vanguardia de la juventud rebelde, insurrecta, que solicita en las calles antórchidas, la renuncia del presidente de la república que logró el poder político absoluto gracias al fraude, el saqueo, y la maniobra institucional electoral y financiera.

Ubicado en el ojo del huracán represivo de JOH, y como su nombre lo señala, está hoy cumpliendo con su rol de hombre beligerante, periodista del más alto quilataje moral,    como un David que emprende la batalla contra el Goliat, usando su honda cargada de pruebas fehacientes contra la más oprobiosa de todas las corrupciones que protagoniza aquel personaje mítico que todo lo convertía en oro, pero, que en nuestro caso, todo lo convierte en lodo, fango y desperdicio fecal, Juan Orlando Hernández. 

Tegucigalpa,Honduras,jueves  18 de  Junio 2015.

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