En
estos días se está cumpliendo un año de la intervención del Instituto
Hondureño de Seguridad Social. Fue en los últimos días del gobierno de
Porfirio Lobo Sosa. Una intervención ordenada por el presidente entrante
Juan Orlando Hernández. La comisión integrada por Vilma Morales,
Roberto Salinas y Germán Leitzelar, recibieron la misión de escudriñar
los grandes problemas del Seguro Social y que le impedían a sus
afiliados obtener la atención médica efectiva y de calidad.
El
secreto que se dejaba escuchar a grandes voces fue confirmado, meses
después, por la junta interventora: la corrupción se comió las bases
principales de la economía que sostenía al Seguro Social.
El
seguro social es producto de una gran lucha de la clase obrera y sobre
todo fruto de la gloriosa huelga de 1954. La institución fue creada en
1959 con el objetivo que fuese un instrumento del Estado al servicio de
la justicia social a efecto de garantizar el derecho humano a la salud,
asistencia médica, protección de los medios de subsistencia y los
servicios sociales necesarios para el logro del bienestar individual y
colectivo de los trabajadores en general.
Pero
de pronto pasó a ser una institución de beneficio particular y al
servicio de unos políticos sinvergüenzas. Su función pasó a ser otra. Se
convirtió en un nido de activistas impuestos por los políticos y en la
mina de oro para sacar dinero que ha servido incluso para financiar
campañas políticas.
Un
buen informe de la Comisión Interventora revela que en ese nido de
corrupción se sobrevaloraron compras, se asignaron altos sueldos sin
justificación alguna, se contrató personal sin estar capacitado y sin
necesitarlo, se asignan proyectos a empresas fantasmas o a empresas que
se prestan para desarrollar algún tipo de corrupción en la prestación de
servicios.
La
justicia arrinconó a la cárcel a unos cuantos integrantes de la red de
corrupción pero andan sueltos los principales. A un año de la
intervención del Seguro Social nada ha cambiado. Los derechohabientes
siguen reclamando pago de incapacidades, protestan porque no hay
medicinas, las atenciones siguen siendo pésimas. La realidad de
problemas del seguro social sigue intacta.
El
gobierno de la vida mejor prometió un nuevo modelo de seguridad social
pero muy poco se está trabajando en la construcción de dicho modelo y
tampoco se han convocado a todas las partes involucradas para que sea un
modelo de seguridad social construido por todos y para todos.
No
se pretende que en un año, la junta interventora cambie de un porrazo
la seguridad social del país, pero un año sí que es un tiempo idóneo en
el que deben verse luces, caminos y salidas a esta grave crisis que
tiene como único perdedor al pueblo hondureño. Pero al paso que vamos
solo falta que los interventores terminen intervenidos. Escuchar y descargar Nuestra Palabra
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