AP / Martes 15 de Abril 2014 / Foto AP
La presidenta Michelle Bachelet planteó
la posibilidad de reubicar a parte de los más
de 11.000 damnificados de
los gigantescos incendios que arrasaron la ciudad-puerto
Patrimonio de
la Humanidad.
El tema de la reconstrucción empezó a
tomar fuerza, cuando en algunos de los 12 cerros
de la ciudad puerto, a
unos 120 kilómetros al noroeste de Santiago, la tierra
continúa botando
columnas de humo y recién se empiezan a remover escombros.
"Uno imagina lo que viene después...
tiene que haber un período de relocalización de las
personas que lo
perdieron todo o casi todo. Tantas personas, tanto en el norte como
en
Valparaíso, cuyas casas quedaron totalmente inhabilitadas", declaró la mandataria
a Radio Cooperativa.
"Esta es una gran tragedia, pero también es una gran oportunidad para hacer las cosas bien",
señaló.
El puerto obtuvo en 2003 el título de
Patrimonio de la Humanidad debido a sus casas
de brillantes colores en
medio de grandes bosques y quebradas, con pocas calles planas
y
edificios del siglo XIX, donde se mezclan la arquitectura colonial
española con
otros estilos europeos traídos por emigrantes británicos.
La ciudad consiste en algunos kilómetros de calles planas, junto al mar, rodeadas por
42 cerros y quebradas.
Expertos urbanistas presionan por una
reconstrucción planificada, el alcalde Jorge Castro
habla de edificar en
los mismos lugares, mientras miles de pobladores que lo perdieron
todo
no piensan moverse de los lugares donde vivían --en el borde de los
cerros y en las
laderas de las quebradas-- a pesar de que los incendios
que estallaron el sábado
calcinaron 2.500 casas, 1,145 hectáreas de
bosques, y mataron 15 personas.
"Somos una ciudad demasiado vulnerable:
hemos sido constructores y arquitectos de
nuestros propios peligros",
admitió Castro, que se queja por la falta de un desarrollo
ordenado de
la ciudad.
Bachelet, que asumió su mandato hace 34
días, enfrenta dos tragedias simultáneamente:
un par de terremotos en el
extremo norte dejaron 2.635 viviendas inhabitables, de las
cuales 847
son irreparables, y otras 5.000 con daños menores. Mientras en
Valparaíso,
los incendios arrasaron con 2.500 casas y dejaron más de
11.000 damnificados,
según un catastro preliminar.
"Vamos a buscar reconstruir con un plan
maestro, para imaginar la ciudad de manera
adecuada. Tenemos que
trabajar con expertos para que nos hagamos cargo de estas
cosas". Dijo
Bachelet en la entrevista a Radio Cooperativa. "Probablemente va a
tomar
todo el gobierno", de cuatro años, señaló.
Bachelet y su ministra de Vivienda,
Paulina Saball, han eludido hablar abiertamente
sobre el hecho de que se
deberá erradicar a miles de familias que vivían prácticamente
colgadas
de los cerros, a mitad de las quebradas, sin agua potable ni
alcantarillado, sólo
con energía eléctrica, deberán abandonar esos
peligrosos lugares. Sin embargo, la
mandataria admitió la posibilidad de
expropiar terrenos para hacer grandes cortafuegos.
Saball señaló que a quienes eran dueños
de terreno se les reconstruirá en el mismo lugar,
a los otros, habrá que
buscarles soluciones equilibradas y admitió la creación de
"barrios de
emergencia", que aunque no lo mencionó, serán para los ocupantes ilegales
de las quebradas.
Muchos de los damnificados son de clase
media y pobres que contaban con títulos sobre
sus terrenos, pero miles
más vivían en condiciones infrahumanas y compartían un pequeño
pedazo de
terreno con una o dos familias más.
Incluso después de perder lo poco que
tenían, se han negado a acudir a los albergues
municipales porque
piensan que pueden perder el terrenito que habitaban, y ya empezaron
a
despejar de escombros para levantar sus precarias viviendas.
La asistente social Nancy Ortega, 60
años, trabaja hace dos décadas con unas 100 familias
de la Cuesta
Colorada, en el cerro Ramaditas, y ha recorrido la zona desde el
domingo,
un día después de que estallaron los incendios.
"Quieren continuar viviendo acá. La gente no se quiere ir", afirmó a The Associated Press.
Orión Aramayo, académico de la
Universidad Católica de Valparaíso, dijo a la AP que
la ciudad "se
encuentra abandonada hace más de 50 años por el Estado", que tiene la
facultad y la obligación de negar el asentamiento humano en lugares
riesgosos o insalubres.
"Si es que ya no puede sacarlos, tiene la
obligación de garantizarles los servicios básicos
mínimos",
El doctor en planificación urbana y
regional de la Universidad de Berlín, contó que
en el período
prehispánico esta zona estaba ocupada por los Changos, que la llamaban
Alimapu,lo que significa "territorio arrasado por el fuego", eso quiere
decir que las
condiciones que producen incendios forestales como la
boscosidad, la temperatura y
el viento, son factores que han estado
siempre presentes.
El académico de arquitectura de la
Universidad de Santiago de Chile, Jonás Figueroa,
señaló a la AP que
"tenemos que ir hacia otro urbanismo en que prime la seguridad de
las
personas, pero atendiendo al control de los fenómenos naturales".
Opinó que "hay una responsabilidad del
estado al permitir que surjan" estas viviendas
en lugares peligrosos" y
de alguna manera "deberá mostrarle a estas personas que están
en un
lugar en que se juegan la vida", añadió.
Mientras muchos empiezan a opinar, pobladores consultados por AP dijeron que no se
moverán de las quebradas.
Carolina Ovando, 22 años, madre de tres hijos, indicó que "vamos a levantar (la casa)
aquí mismo. ¿Adónde más vamos a ir?".
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