lunes, 20 de enero de 2014

Izquierda de El Salvador y Costa Rica giran al centro para ganar las elecciones

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Por: Rogelio Núñez
Se trata de los casos de José María Villalta, líder del Frente Amplio en Costa Rica, y de Salvador Sánchez Cerén candidato a la presidencia por el Frente Farabundo Martín para la Liberación Nacional.
El joven Villalta responde a una izquierda radical y contestatario opuesta a las grandes reformas que ha aplicado Costa Rica en los últimos tiempos, en especial la firma del TLC con EE.UU.
Con Sánchez Cerén, el FMLN ha regresado a la tradición de presentar un candidato vinculado a su pasado guerrillero (Sánchez Cerén fue uno de los comandantes de la guerrilla) algo que históricamente le dio malos resultados: perdió las elecciones de 1999 (con Facundo Guardado) o de 2004 (con Shafick Handal). La exguerrilla solo pudo ganar las elecciones cuando en 2009 presentó a un independiente (Mauricio Funes) como candidato.
Tanto Villalta como Sánchez Cerén, actual vicepresidente salvadoreño, encabezan las encuestas en sus países. Villalta atrae en torno al 22% de los votos superando por muy poco al Johnny Araya (del PLN) con el 20% y al neoliberal Otto Guevara del Movimiento Libertario quien también ronda el 20%.
En El Salvador, Sánchez Cerén aventaja en unos seis puntos a Norman Quijano (de ARENA) pero queda lejos del 50% de los votos y además existe una tercera fuerza, Unidad del expresidente Tony Saca, que se sitúan con un 15%.
Esa situación condena a ambos países a una segunda vuelta, la cual supone un riesgo para los dos representantes de la izquierda.
Araya con mucha probabilidad atraería en el balotaje los votos de Guevara (que encarna un mensaje de centroderecha neoliberal) y los de un electorado de centroderecha asustado por el posible triunfo de Villata.
En El Salvador, Quijano espera que los votantes de Unidad pasen en la segunda vuelta a apoyarlo dado que Saca encabeza en realidad una disidencia de ARENA.
Por lo tanto, Sánchez Cerén como Villalta tienen el mismo reto: aparecer como menos radicales ante la sociedad y atraer el votos de sus no tradicionales votantes.
La lavada de imagen
Así, por ejemplo, el candidato a la presidencia José María Villalta trata de alejarse de las “etiquetas” (como él las llama) que lo vinculan con algunos de los gobiernos de izquierda latinoamericanos y asegura que ni él, ni el Frente Amplio son comunistas.
En cambio, Villalta define a su fuerza como un partido de izquierda progresista, democrático y pacifista.
“El Frente Amplio no es comunista evidentemente; somos un Frente Amplio que agrupa a diversas corrientes, diversos movimientos, nos alimentamos y reivindicamos en las luchas de diversos grupos de izquierda. El problema es que la etiqueta de comunista está totalmente contaminada, se asocia con dictadura, se asocia con ateísmo, con limitación a la libertad de expresión y nosotros no planteamos nada de eso. Nosotros creemos que el Estado debe luchar por una distribución justa de la riqueza”, asegura Villalta.
Y añade: “Aunque nosotros reivindicamos las luchas históricas de la izquierda no podríamos definirnos así porque eso se usa como una etiqueta para asustar a la gente. Somos una izquierda que cree en la democracia costarricense, que impulsa un cambio para beneficio del pueblo, que no tiene nada que ver con la etiqueta que nos quieren meter”.
Como explica el analista político Manuel Rojas a Confidencial, ” Villalta es una gran sorpresa. Me parece que ha demostrado en la práctica una serie de cualidades que carecen la mayoría de los otros candidatos de la oposición. Villalta es una persona relativamente joven, ha sido un diputado muy aguerrido y tiene algunas virtudes, es una persona que parece muy trabajadora, incansable, pero sobre todo la virtud que tiene es que frente a los otros candidatos y las acusaciones que se le hacen de sandinismo y chavismo y de más ismos, nos se echa para atrás, reacciona rápidamente, responde y más bien pone a los otros contrincantes contra la pared”.
De todas formas todavía permanece en el recuerdo la carta de condolencias por la muerte de Chávez, donde el Frente Amplio expresó: “Estaremos siempre solidarios con el proceso revolucionario bolivariano y con su continuidad garantizada por nuestros hermanos y nuestras hermanas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)”.
Por su lado, un excomandante guerrillero como Sanchez Cerén ha tenido últimanente gestos llamativo.
Encabezó los actos de conmemoración del XXII aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz en El Salvador y aprovechó para pedir perdón y rendir tributo a sus rivales.
“Les pido perdón -dijo Sánchez Cerén – por los daños que ocasionamos durante el conflicto armado… La iglesia se entregó al proceso de paz, yo viví esa realidad. Chapultepec fue el inicio, y reconozco al ex presidente de la República, Napoleón Duarte, quien tomó la decisión de conversar con el FMLN”-
Además, ha tratado de no asustar ni al empresariado ni al votante por lo que ha prometido luchar por una paz necesaria para que los empresarios tengan un ambiente propicio para invertir: “Esto tiene que ver con la transparencia. Hay que hacer que las empresas inviertan y para eso hay que dar mayor seguridad jurídica y financiera. No habrá cambios de reglas. Vamos a disminuir las trabas burocráticas y ampliar el crédito público y privado”.
El 2 de febrero con mucha probabilidad el FMLN será el partido más votado en El Salvador y Villalta disputará la segunda vuelta. Pero dado que es muy posible que el voto moderado se unifique en torno a Quijano y Araya, las posibilidades de Sánchez Cerén y de Villalta disminuyen. Infolatam-Estrategia y Negocios.

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