He aquí unos ejemplos sobre esta última:
El
proyecto de ley de pesca y acuicultura, en obediencia servil a la más
cruda política neoliberal, no difiere de otras aprobadas en el actual
maridaje del Congreso nacionalista/liberal en complicidad con diputados
de otros partidos.
En
este caso, “regalan” ecosistemas y biodiversidad acuática, usando
eufemismos que
encubren la permisibilidad de traspasar, heredar,
enajenar, las concesiones pesqueras y acuícolas, llamadas
“arrendamientos”, que pasan a ser
propiedad del “arrendatario”, dejando al gobierno como un simple
tramitador. Igual que en la legislación mencionada al inicio.
Se
propicia la eliminación del sector pesquero tradicional al introducir
las “Cuotas Transferibles de Pesca” (ITQ’s en inglés); en una réplica de
la “Ley Norton”, la cual en el marco de la reforma agraria otorga
terrenos a los campesinos con la potestad de venderlos; después la
oligarquía se apodera de los mismos, se desvía el objetivo de la reforma
y se origina una situación convulsa que
degenera en decenas de asesinatos. Lo mismo puede ocurrir con los
pescadores pues, al privatizar la pesca unos pocos hondureños o foráneos
se convierten en dueños de los recursos hidrobiológicos y desalojan o
subyugan a los demás. Las ITQ’s son impulsadas por la USAID y por el
Banco Mundial, y si bien la “cuota de pesca” se orienta a la
conservación, su carácter de “transferible” conduce a la privatización.
Varios
países prohíben la pesca de arrastre industrial y otros prohíben su
actividad cerca de la costa; en
Honduras el Reglamento de Pesca vigente concede tres millas de
exclusividad para la pesca artesanal en el mar territorial, pero
falazmente se propone eliminar esta prerrogativa permitiendo operar a la
flota de arrastre camaronera dentro de las 3 millas de ambos mares ¡y
sin prever las consecuencias en el Golfo de Fonseca donde solo se
practica la pesca artesanal!
Esto
contradice fundamentos básicos de ecología marina, atentando contra la
biota, poniendo en riesgo la sostenibilidad de la misma flota
camaronera; la economía de los
pescadores y sector turismo y desengañando a garífunas, misquitos y
ladinos, quienes aspiran a tener la exclusividad de pescar a cierta
distancia y profundidad de los “bancos y callos” en los meridianos 82 y
84.
La
“declaración de pesquerías inexplotadas o subexplotadas”, justifica el
regalo del mar a potencias pesqueras extranjeras pues mediante la
aplicación del Art. 62 (2) de la Convención del Mar, pueden reclamar el
derecho a pescar en dichas áreas mediante acuerdos y otros “arreglos”.
Se
omiten medidas de conservación de ecosistemas vitales para la pesca y
acuicultura a excepción de los arrecifes, mientras los manglares y otros
humedales pasan a un plano tangencial.
Aún se puede rescatar la ley, pero para ello se debe ser patriota antes que malinche.
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