lunes, 20 de febrero de 2012

El Estado no brinda información y no hay trato humano para los familiares de las víctimas // Ayudan a reconocer cadáveres: Las huellas dactilares también traen consuelo

Foto Giorgio Trucchi
Fuente:  defensoresenlinea.com  /  Por  Marvin Palacios
Tegucigalpa.
Centenares de familiares que perdieron a sus parientes privados de libertad de la Granja Penal de Comayagua, que murieron asfixiados y calcinados en un voraz incendio no esclarecido por las autoridades, demandaron del Estado que facilite información veraz y científica relacionada a la muerte de sus seres queridos.


No solo la falta de información enfrentan los familiares de las víctimas, las condiciones en que están albergados en uno de los almacenes del Instituto Nacional de Formación Profesional (INFOP), propiedad del Estado, no son las más adecuadas, las familias enfrentan el hambre, la falta de agua y la privación de conocer información relacionada con sus parientes muertos en forma atroz en un voraz incendio que se produjo el 14 de febrero en horas de la noche, en la Granja Penal de Comayagua, zona central de Honduras.

Además las autoridades no han proporcionado transporte para que las familias trasladen a sus víctimas a sus lugares de origen y les den cristiana sepultura, incluso familiares afirman que los ataúdes no están herméticamente sellados.

Defensoresenlinea.com dialogó con Víctor Manuel Macías Sánchez  que perdió a su hermano menor Jhony Javier Macías Sánchez de 25 años y que deja a su esposa y a su hija de 5 años de edad.

“El estaba recluido en la celda número 7, lamentablemente desde el miércoles a la fecha, no tenemos datos de él, no sabemos las condiciones en las que él quedó y pues hasta ahorita estamos averiguando”, comenzó su relato Macías Sánchez.

Señaló que no hay noticias hasta el momento, de hecho las autoridades nos están pidiendo retirarnos de la morgue judicial, ubicada en cercanías de la Facultad de Medicina y del Hospital Escuela en esta capital.

“Ellos no quieren tener a nadie ahí, ahorita no hay acceso ni para los periodistas, está militarizado, entonces ahorita nos venimos para Cofadeh (Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras) para ver si nos pueden ayudar, porque no hay ninguna información”, acotó.

Trascendió que funcionarios de Medicina Forense ordenaron cortar el fluido eléctrico de ciertas conexiones para que los familiares no carguen sus teléfonos celulares, el trato no es el más amable ni humano, aseguraron los parientes de las víctimas.

Macías Sánchez agregó que ellos brindaron una fotografía de Jhony y dieron rasgos físicos que permitan la identificación de su cadáver, pero al no saber las condiciones en que él quedó, existe preocupación si la información proporcionada sirva de algo.

Por eso estamos aquí pidiendo apoyo, para que se pueda pasar información necesaria básica a los familiares que estamos acá en Tegucigalpa, porque venimos desde San Pedro Sula y hasta el momento estamos sin nada.

Macías Sánchez pidió a las autoridades que se apersonen al lugar donde están concentrados, “porque no hay comunicación, no hay un trato correcto hacia los familiares, es difícil estar ahí, si usted se acerca al centro de acopio que hay, existen problemas de seguridad, hay gente a la que han asaltado, no hay agua, hay problemas de alimentación, falta de colchonetas, no hay condiciones básicas que hayan implementado para los familiares”.

“Ahorita el Ministerio Público no está dando información, no hay información certera, algunas personas dicen una cosa, otras dicen otra y más que todo  son las personas de derechos humanos quienes nos están dando la poca información que sabemos, de hecho la confirmación de mi hermano, nos la dio una persona de derechos humanos, ni el Ministerio, ni la Fiscalía, nadie”, denuncio Macías Sánchez.

El Cofadeh considera que en estos momentos de emergencia, el Ministerio Público debería instalar una página web que permita a los familiares obtener información oficial de las víctimas de las muertes violentas ocurridas en la Granja Penal de Comayagua, que son  responsabilidad del Estado, ya que éste es el garante de la integridad física y emocional de los privados de libertad, que están recluidos en todas las cárceles del país.

Las autoridades estiman que la conflagración dejó más de 360 muertos en una cárcel destinada a mantener 250 reclusos, pero que contaba al momento de la tragedia, con más de 800 privados de libertad.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) giró comunicación indicando que enviará a una delegación para inspeccionar los centros de reclusión del país e instó al Gobierno de Honduras a realizar una investigación imparcial y exhaustiva de los hechos que condujeron a la muerte de centenares de reclusos, la mayor tragedia registrada en el mundo , ocurrida en un centro penal.
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       Las huellas dactilares también traen consuelo                          

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En la morgue judicial los peritos forenses hacen acopio de las huellas dactilares de los cadáveres para poderlos identificar. Esta mujer se aferra con sus manos a una valla metálica en busca de consuelo.

 Fuente: Tiempo.hn

TEGUCIGALPA.- Cayó preso por haberse enamorado de una menor de edad, con quien procreó una bebé que ahora tiene 18 meses y que se ha quedado sin padre. Se trata del labriego, Marlin Bueso Cruz (40) uno de los 358 reos fallecidos el martes anterior en el hogar número ocho de la granja penal-convertida en hoguera- de Comayagua.
Fue detenido hace unos dos años por policías en un hospital cuando visitaba a su compañera de hogar que estaba a punto de dar a luz. Desde entonces, se encontraba recluido a la espera de una sentencia y un juicio que nunca llegaron. Pero curiosamente, su suegra, Karla Marisol Vargas, la madre de la muchacha, era la que más lamentaba ayer la pérdida de Marlin. “Yo jamás lo acusé pues fue un hombre responsable con mi hija. Nunca debió ir a la cárcel”, reconoció en las afueras de la morgue judicial.
En unas dos semanas se tendrán resultados importantes, según Juan Valle Domínguez, perito dactiloscópico chileno.
También Karla Marisol, residente en Esquías, Comayagua, fue la primera en alegrarse cuando le pidieron la partida de nacimiento de su yerno. Esa era la señal que deseaba escuchar ella y los otros parientes que la acompañaban, pues estaba segura que después recibiría los restos de su hijo político.
Le contaron que se presentaron algunos inconvenientes para elaborar la autopsia del enamorado labriego pues tenía quemaduras de tercer grado en el cuerpo, por lo que fue necesario reconocerlo por las huellas dactilares, entre otras vías.

DOLOROSA
Precisamente, el perito dactiloscópico chileno, Juan Valle Domínguez, es uno de los expertos forenses que, se encuentra prestando su valiosa contribución para el reconocimiento de los cuerpos. Admitió que esta tragedia penal es una de las más dolorosas que ha visto en toda su vida profesional. “Esto es bastante fuerte”, pues muchos cuerpos presentan graves quemaduras, admitió.
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Cuando fracasan las huellas dactilares para identificar cuerpos, los familiares de la víctima deben proporcionar su sangre a personal especializado (como en la gráfica) para sacar muestras de ADN y compararlas con las de su pariente fallecido.
Consideró que las medidas de seguridad, bajo las cuales laboran los nacionales y extranjeros, son más o menos adecuadas, por lo que no temen contagiarse por alguna enfermedad ante la rápida descomposición de los cadáveres. Las pruebas de ADN también deberán ser practicadas para lograr identificar algunos restos que se encuentran irreconocibles, pero todo dependerá de la capacidad del laboratorio, comentó.
“Por la experiencia que hemos tenido se necesitarán unas dos semanas como mínimo para obtener resultados importantes”, vaticinó el experto. Las huellas del dolor todavía permanecían en el rostro de Karla Marisol Vargas, quien también a través de las huellas dactilares de su yerno encontró el consuelo de poderlo sepultar allá en Esquías.

Dactiloscopía forense:
Es el principal método utilizado en las últimas décadas para la identificación de personas muertas con fines civiles, pero también policiales. Cuando un cuerpo se expone al fuego presenta una contracción de músculos y tendones conocida como la posición de boxeador. Para tomar las impresiones es necesario quebrarle los dedos.


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