Elvin
no es empresario, tampoco político, no, no lo es. Después de mucho
andar y estar bajo el sombrero del Presidente Manuel Zelaya -Un amigo
del Clan lo colocó ahí-, la cobardía lo paralizó frente a la
responsabilidad histórica, eligió esconderse y salir de las grietas del
olvido a conspirar contra “el caballero”.
Reflexión
EL LIBERTADOR /
Tegucigalpa. Una cara ajada por los años, una mirada nerviosa de complejos que no calma Mastercard,
el rostro torvo de quien el alma no es limpia, los ojos rotos como el
que lleva el sufrimiento eterno, incapaz de reír de alegría sana y una
risa semejante a mueca malvada, desborda la arrogancia nutrida por la
vanidad, este triste cuadro ya lo explicaron los sabios viendo el alma
atormentada. Esta es la primera impresión de Elvin Santos, el hombre que
pudo ser alguien y hoy es nadie.
Fue
alguien cuando entró a nursery con su juguete “Tonka” a la escuela
Americana, allá con los que serían el “Clan del 81”, Camilo Atala que si
lidera su grupo financiero en Ficohsa –el Big Boss-, la empresaria de
las comunicaciones y comida rápida, Anna María Villeda Ferrari de Kafati
y los nada sobresalientes, su compadre Ricardo Alvares, el ingenioso de
los chocoyos, Toño Rivera y otros por ahí.
Elvin
Santos es solo un sueño en la cabeza de alguien y los “Sueños, sueños
son”. El exalcalde capitalino ingeniero Elvin Santos Lozano y gracias a
las habilidades administrativas de su esposa Sonia Ordóñez Laffise de
Santos se construyó un imperio de cemento, el “Tonka”, sólo recoge lo
que ya sembraron, y lo lleva por los caminos discutibles de negocios
hondureños con el gobierno, no, no es empresario.
Desde
niño hizo tareas “Si Ud. fuera empresario…” y pues, le enseñaron a
mandar y que tiene que ser líder, luego en la empresa de Papá lo puso en
práctica y todos obedecían -Que
fácil se engaña uno-, algo así como un laboratorio empresarial un
simulacro de empresario y ¡claro! con el cliente del mes, el Pueblo
hondureño S. A. desde donde los amigos disparan contratos como el
“wihisky del chupamóvil” en la fiesta de “la prom”. Pero no, no es
empresario.
Luego
quiso ser político, así como Ricardo. –Si el compadre puede ¿Por qué yo
no?, la figura de Don Elvin Santos Lozano, pesa en el partido Liberal y
“el pequeño Tonka” apretó fuerte la camisa de su padre, hasta ya estar
instalado en la estructura bipartidista, ¡Que comience la fiesta!, el
festín es más fácil repartirlo desde adentro y no solo pidiendo. ¡Woow!
Sudor puro haciendo riqueza, iniciativa privada, así se le llama en
Honduras, pues.
Pero
Elvin tampoco es político, no, no lo es. Después de mucho andar y estar
bajo el sombrero del Presidente Manuel Zelaya -Un amigo del Clan lo
colocó ahí-, la cobardía lo paralizó frente a la responsabilidad
histórica, eligió esconderse y seguir los negocios con el olvidado
dictador Roberto Micheletti; seguro en las noches cuando llueve, los
truenos resuenan en el pecho, como las bolsas de agua que los
estudiantes indignados de “la Nacional” le arrojaron en protesta por su
conducta cobarde y oportunista.
Pero
eso era sólo el inicio de la humillación y lo patético, el niño mimado
de escuela privada y piscina que se llena con agua “Azul”, terminó
siendo dominado por “los indis”, niños de escuela rural, “los ranger”,
primero Mel y luego Juan Hernández que se pasó aquella vez en Olancho
cuando con mando imperioso dijo a través de los medios: “Quiero que me
llame a un señor que se llama Elvin Santos y dígale que el miércoles voy
a estar aquí y si no tiene las maquinas, que no se vuelva a asomar” y
el lunes la maquinaria pesada ya estaba funcionando. Confuso… ¿A quién
le enseñaron a mandar?, al menos tiene la habilidad de identificar al
“Líder” y obedecer.
Elvin
Santos no será presidente del país, la luz de Luis Zelaya ha hecho que
su sombra aparezca más grande en la escena política, pero es solo una
sombra; “El caballero” debe entender que ser un gentilhombre no funciona
en los juegos sinuosos de los intereses políticos vernáculos y, sobre
todo económicos de esa vieja guardia, tampoco con los embrujados
padrinos que se esconden en las torres, como sombras, donde aprendió
Elvin. “Esa gente por el dinero mata”, dice uno de los suyos que de
cuando en cuando narra la interioridad de las reuniones del poder
tradicional.
Elvin
es la representación de lo que ha enfermado Honduras por años, pero
tampoco es raíz, es solo hoja, en el gran árbol de lo vernáculo en el
país, acumuladores de dinero, desangrando a un pueblo en el suelo y
agonizando, adversarios de los actos heroicos, dueños de la política,
“Si no puedo alcanzar el cielo, lo ensucio”, gritos desgarradores de
gargantas destrozadas por las órdenes de los mandamás.
Ahí
no existe el principio de renovación del Maestro, evolución moral
mediante el nacer de nuevo, ni el esfuerzo siquiera existe, la
mediocridad se impone: “no existe la persona virtuosa, todos tenemos un
precio, no existe el hombre noble, todos somos sucios alguna vez…
Todos”. Quien diga lo contrario es pendejo y sujeto de sospecha
infinita.
“Hoy
quiero felicitar al glorioso partido Nacional para que sus miembros se
sientan orgullosos y el reto de participar y continuar una Patria mejor
sea siempre la facultad que persigan con la conciencia plena que Dios y
la justicia se los reconocerá, ¡Salud compatriotas que Dios los bendiga
siempre¡”, amable lector por favor no se confunda, no son las palabras
del Dictador Carias que volvió de la muerte, es Elvin Santos vestido de
rojo y con el alma azul. Pero al final ya nadie espera nada de un Don
Nadie. Como anestesia para su conciencia dirán: “todos son iguales o
peores a nosotros”.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/2786-elvin-santos-un-nothingman
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