Por Dick & Miriam Emanuelsson
TEGUCIGALPA
/ 2018-01-12 / Decenas de miles de simpatizantes de la Alianza
Opositora Contra la Dictadura se movilizaron hoy en la capital hondureña
en protesta lo que consideran un “fraude monumental” en las elecciones
del 26 de noviembre de 2017. Fueron recibidos en la casa presidencial
con bombas lacrimógenas y ráfagas de alto calibre por parte de la
policía militarizada y unidades del Ejército Nacional.
Este
es el preludio del Paro Nacional convocado por la oposición política
del 20-27 de enero que promete que “este solo es un inicio que no
termina el 27 de enero”, cuando se va a juramentar el saliente
presidente Juan Orlando Hernández sino “el inicio”, concluyó el
candidato opositor, Salvador Nasralla en su discurso una cuadra antes de
la Casa Presidencial y un minuto antes que comenzó la arremetida de los
uniformados contra los manifestantes.
Pero
antes de llegar a la casa del mandatario, los manifestantes fueron
recibidos por centenares de policías y militares del Ejército, que sin
ninguna advertencia, dispararon bombas lacrimógenas, hecho que provocó
la furia de la gente que incendió la caseta de una de las entradas de la
Casa Presidencial.
¿Porqué las autoridades políticas y militares permitieron a los manifestantes llegar casi hasta la Casa Presidencial? ¿O, mejor dicho; ¿porqué los manifestantes fueron recibidos con bombas lacrimógenas en vez de una conversación para consultar ¿hasta cuando va a durar la manifestación? Las autoridades dejaron al Hotel Marriot totalmente vulnerable. |
¿Dónde estaba la Policía durante la movilización?
Lo
extraño con esta marcha, que las autoridades sabían que sería
multitudinaria con miles de manifestantes, es que no había ningún
policía o uniformado durante toda la trayectoria del camino desde la
Universidad Pedagógica hasta la Casa Presidencial.
Ni
siquiera en el desvío del Bulevar Centroamérica, pasando por la sede de
la Procuraduría, donde siempre hay un retén del Ejército y la Policía,
había retenes de los uniformados.
Esta
vez, los uniformado estuvieron muy atrás, dejando que los manifestantes
pudieran llegar casi hasta la Casa Presidencial, actuación muy extraña
ya que al mismo tiempo los militares dispararon las bombas hacia los
manifestantes que, con la furia popular, reaccionaron en forma
irracional, tirando piedras hacía los agresores como al hotel Marriot en
donde la fachada con sus vidrios en gran parte fueron rotos.
Parte de la inmensa manifestación. Foto: Miriam Emanuelsson.
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Periodistas masacrados y el golpe en Chile
En
la “avanzada” de los uniformados fueron brutalmente golpeados muchos
manifestantes, entre ellos nuestros colegas Rony Martínez y César Silva
del único canal opositor de televisión UNE TV, odiado por el partido
gobernante.
El
camarógrafo de UNE TV no paró de filmar un solo segundo aunque él,
Silva y Martínez estaban rodeados por militares que los golpearon y a
final “neutralizó” al camarógrafo para que no pudiera filmar el ataque
final contra Silva y Martínez.
Esta
barbaría contra la prensa y sus trabajadores nos hacen recordar cómo
fue asesinado el camarógrafo argentino, Leonardo Henrichsen, que
trabajaba para la Televisión sueca y su corresponsal sueco Jan
Sandqvist. Henrichsen, hijo de un sueco pero nacido en Buenos Aires,
filmó su propia muerte en el primer golpe de estado en “el Tanquetazo”
contra el presidente chileno Salvador Allende el 29 de junio de 1973.
Henrichsen apuntó con su cámara al asesino militar que a su vez apuntó
con su pistola al camarógrafo que recibió la bala y en la secuencia
dramática se ve como pierde el equilibrio y a final cae, con su
“herramienta” de trabajo, al suelo donde muere en la esquina de
Agustinas y Morandé en Santiago de Chile.
El camarógrafo argentino, Leonardo Henrichsen, que trabajaba para la Televisión sueca y su corresponsal sueco Jan Sandqvist filmó su propia muerte cuando fue asesinado por el militar chileno el 29 de junio de 1973. |
Diputado y ex presidente masacrado en Honduras
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El
diputado del Partido Libertad y Refundación, Libre, Jari Dixon, fue
también brutalmente golpeado y tirado al suelo por los militares por
tratar de impedir el maltrato brutal contra un manifestante.
El
ex presidente Manuel Zelaya Rosales, derrocado por la dictadura
cívica-militar el 28 de junio de 2009 pasó la misma suerte y fue
terriblemente “gaseado” cuando intentó de calmar a las fuerzas militares
y policiales. Las autoridades militares y policías ni respetan a los
periodistas o a los diputados elegidos por el pueblo, menos un ex
presidente.
Los
medios hondureños no esperaron o dudaron de acusar a la Alianza
Opositora de ser “extremistas” y “vandálicos”. Pero la pregunta que
había que hacerse es: ¿Dónde estaba la policía durante la marcha? ¿Por
qué su ausencia? ¿Quién de sus superiores los sacó de la calle para
evitar el enfrentamiento que fue el resultado por las bombas disparadas
por parte de los uniformados DETRÁS de las vallas al frente de la Casa
Presidencial? ¿O había órdenes por parte de las autoridades políticas
que querían ese enfrentamiento para así tener un pretexto para acusar a
la oposición de ser “violenta”?
Se habla de “lucha armada” contra la Dictadura
Pues,
creemos que esos sectores políticos se equivocan. Porque la situación
de Honduras no es la del golpe de estado de junio de 2009 hasta
noviembre del mismo año cuando la Resistencia caminaba y marchaba en
protesta por el golpe de estado y de ahí todo quedó igual, dice sectores
de la oposición hondureña y agrega:
“Hoy,
enero de 2018, hay un pueblo que está al pie de guerra, que no acepta
los mandados del gobernante y no tiene miedo de enfrentarse con los
uniformados”.
Prueba
de esto es que el pueblo del departamento de Cortés, en la costa norte,
con el puerto de exportación más importante de Honduras, vecino con
Guatemala, cuando supo que el pueblo de la capital había sido reprimido
por las fuerzas del orden, tomó la entrada y la salida del Puerto Cortés
por la indignación lo que había pasado en Tegucigalpa.
Ante
esta perspectiva, muchos de los manifestantes con los cuales hemos
hablado hoy, dicen que no hay otra forma que levantarse en armas contra
lo que consideran una dictadura y el espacio democrático es cada más
reducido. Porque hoy escuchamos como los militares dispararon ráfagas,
no sabemos si fue al aire o encima las cabezas de los miles de
manifestantes. Pero la situación se volvió insoportable e insegura.
¿Y qué será el 27 de enero y los días posteriores cuando el saliente Juan Orlando Hernández va a juramentarse?
Publicado por Dick Emanuelsson para HONDURAS el 1/13/2018 12:31:00 a. m.
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