La
presión de la MACCIH es que debe rendir cuentas al pueblo de Honduras,
es el logro de la ciudadanía indignada de tanta corrupción que durante
meses exigió la renuncia del mandatario Hernández por la participación
de su partido en la estafa al IHSS.
Cuando
Juan Jiménez Mayor entregó el primer informe de trabajo de la Misión en
el seno de la OEA, Arturo Corrales en nombre del gobierno Hernández
restó valor a la MACCIH, dijo que no determinará nada, que la maccih ha sido
creada para que apoye al régimen, pero que no le permitirán injerencia
en la “soberanía”.
La
OEA juega en Honduras una importante carta para recuperar prestigio,
pues desde hace mucho arrastra el mote de “Ministerio de las Colonias”
que ya alcanza la categoría de ley con Luis Almagro como secretario
general, o sea, un órgano al servicio de EEUU para desestabilizar o
apoyar gobiernos, según donde se ubiquen con relación a intereses de
Washington.
Este
periódico aceptó la invitación de la MACCIH sin prejuicios y con el
propósito de informar al pueblo hondureño por la fe que tiene en esa
Misión, pero conscientes del nefasto antecedente –aún fresco— del
corrupto funcionario de la OEA, John
Biel del Río, que en 2015 vino al país a desacreditar la lucha de las
antorchas, creadora genuina de la MACCIH, a quien debe rendir cuentas
Jiménez Mayor y su equipo.
Redacción/ EL LIBERTADOR /
Tegucigalpa.
Hay momentos en que los pueblos pierden la vergüenza y creen
–ingenuamente— que los extraños harán su trabajo. Ese tiempo botado más
tarde lo pagan a jornada doble posteriores generaciones. Esa angustia
transita hoy la nación hondureña que, sin liderazgo con vergüenza
patria, determinado por ideales, espera hasta lo que no puede hacer la
Misión de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (MACCIH),
creada por presión de la ciudadanía con la “Marcha de las Antorchas”.
En
función de este presente, sin prejuicios y con el propósito de informar
al pueblo hondureño, pero conscientes del nefasto antecedente –aún
fresco— del corrupto funcionario de la Organización de Estados
Americanos (OEA), John Biel del Río, un
equipo de este periódico integrado por una compañera y dos compañeros
aceptó un encuentro con las máximas autoridades de la Misión de Apoyo
contra la Corrupción en la oficina principal de Tegucigalpa.
AUDITORÍA SOCIAL
La
invitación surgió a petición del portavoz de la MACCIH, Juan Jiménez
Mayor, al darse cuenta que este periódico asistió en Choluteca a un
evento donde la División de Reforma de la Justicia Penal y Observatorio
del sistema de la justicia penal de la MACCIH invitó a varios organismos
de la sociedad civil en Choluteca, ciudad situada 137 kilómetros al sur
de la capital hondureña.
La
noticia de esa actividad publicada por este medio no fue del agrado ni
compartida por la Misión, incluso, después sin argumentos dirían que fue
falso que sus empleados del Observatorio abandonaron la sala para
evitar responder las preguntas que acerca de la estafa al Instituto
Hondureña de Seguridad Social (IHSS), que formularon los comunicadores
de Choluteca.
Hay
pruebas que Jiménez Mayor invitó a la periodista de EL LIBERTADOR que
estuvo en Choluteca para hablar acerca del trabajo de la MACCIH y en
esos términos la Sala de Redacción de este rotativo estimó de interés
público dialogar con los representantes de la Misión, creada a instancia
de la OEA por la fuerte movilización que durante meses pidió la
renuncia del Presidente Juan Hernández, precisamente, porque él mismo
aceptó que fondos del IHSS fueron utilizados para financiar la campaña
electoral del Partido Nacional que al final lo llevó a la presidencia de
la república.
EL VIEJO JOHN BIEL
Ante
el estremecimiento de las estructuras del gobierno por las cada vez
multitudinarias Marchas de las Antorchas junto al creciente movimiento
de “Indignados”, a mediados de agosto de 2015 se nombró como facilitador
para el Diálogo Nacional en Honduras de la OEA al célebre John Biehl,
conocido en América Latina por no ser fiable para los pueblos, pero sí
muy amigo de los grupos de poder y, en efecto, también cumplió su negro
guión en Tegucigalpa.
Salió
casi huyendo por el aeropuerto Toncontín de Tegucigalpa el 7 de
septiembre, casi un mes después de haber llegado, tras de sí le llovían
las críticas del Partido Anticorrupción (PAC), porque había traicionado
a la ciudadanía, a los “Indignados” y a la “Marcha de las Antorchas”.
Ese día de fuerte calor, terminó atacando al Presidente Manuel Zelaya.
Sudaba como condenado mientras acurrucado en una silla improvisada casi a
nivel del suelo respondía a los periodistas; jadeando con respiración
dificultosa y con vestimenta desaliñada, pedía perdón para los corruptos
que habían quebrado al IHSS. La noche previa a su partida, el viejo
regordete y calvo de Biel, fue despedido por gente poderosa que le dio
una copiosa cena y una botella de vino en su suite del Hotel Real
Intercontinental. Tras ese desastre la OEA apoyó a Hernández para darle
vida a la MACCIH.
Por
ese origen de la Misión, llegamos diez minutos antes de la hora pactada
con el portavoz Jiménez Mayor. Unos 15 agentes policiales resguardaban
la oficina del organismo que tanta expectativa genera a favor y en
contra, después del riguroso registro, nos hicieron pasar a la
recepción, donde nos atendió, el representante de las comunicaciones y
oficial de seguimiento de la OEA, Julio Arbizu. –“La esperaba sólo a
Ud.”, dijo dirigiéndose a la periodista, notablemente sorprendido al ver
el equipo de EL LIBERTADOR.
Arbizu,
es abogado, se desempeñó de manera notable en el Ministerio de Justicia
y Derechos Humanos de Perú. Creó un sistema anticorrupción que le
permitió instaurar procesos penales a más de 250 personas en “Caso
Fujimori”, 130 fueron a prisión entre ellos el expresidente Fujimori.
Casi al cierre de este encuentro, ya relajado en la reunión que duró
alrededor de una hora, diría que la estructura de la corrupción en
Honduras se parece mucho a la de Perú.
NO ES ENTREVISTA
–“No
es una entrevista, simplemente vamos a conversar”, explicó Arbizu con
la seguridad que estaba trasladando una decisión consensuada. Acto
seguido la secretaria nos pidió que guardáramos los teléfonos celulares,
grabadora y la cámara en el casillero. –“Aló, aló, si están aquí, están
hablando de una entrevista, pero ya les dije que no habrá entrevista.
Te espero”, comunicó por teléfono el peruano a alguien que en ese
instante desconocíamos la identidad.
El
áspero recibimiento fue notorio entre el equipo, despojado de las
herramientas de trabajo y fuimos guiados hacia el salón de juntas. Por
un instante mientras caminábamos en silencio creí que habíamos cometido
un crimen y seriamos juzgados.
Nos
sentamos en un ambiente de misterio, después del formalismo de la
presentación, Arbizu comenzó a explicarnos sobre el trabajo de la
MACCIH, cuando con a unos quince minutos tarde con relación a la hora
acordada, atravesó la puerta de cristal, el perfumado portavoz de la
MACCIH, Juan Jiménez Mayor. Con paso firme se dirigió a saludar a cada
uno de los periodistas y repitió lo que ya había informado Arbizu, “no
habrá entrevista, no pueden grabar y mucho menos tomar fotografías”. Sin
problema, se usaron libretas y lápices.
Empezó
con una reseña de lo que fue el organismo en sus inicios y su
crecimiento en cuanto a personal, lo que ha ido fortaleciendo la
entidad, seriamente cuestionada por sectores sociales ante su pobre
aporte en el combate de la corrupción e impunidad.
PROHIBIDO PUBLICAR
De
pronto Jiménez abordó quizá el sentido para él de la invitación a EL
LIBERTADOR: “La nota (del sur) que publicaron, no es cierta, eso no pasó
así”. A pesar de su afirmación acepto que no puede controlar las
acciones de todas las unidades y que en Choluteca solo era el
Observatorio del Sistema de Justicia Penal de la MACCIH, una de las
muchas. Y enfatizó, “soy el único que puede hablar por la misión ya
hemos recibido críticas por eso”.
En
cada intervención por irrelevante que fuese el tema, Jiménez Mayor
decía al equipo de este medio de comunicación que eso no era publicable,
situación que se repitió en todo el diálogo. Consultamos si podíamos
tomar nota y publicar lo que no interfiriera o expusiera las líneas de
investigación.
CICIG CONTRA TODO
Habló
un poco del proyecto de la Ley de Colaboración Eficaz, que nació por
iniciativa de la MACCIH y de otras actividades conjuntas con el
Ministerio Público.
Dijo que esperan que la sociedad apoye ese proyecto y
que la normativa sea aprobada por el Congreso Nacional para contribuir a
combatir redes criminales coludidas con funcionarios. También se
refirió de forma escueta al mega fraude del IHSS, sin datos nuevos que
resalten trabajo.
Menciono
diferencias entre las acciones de la CICIG y la MACCIH, por ejemplo, a
la Comisión el sistema de justicia le bloqueó los accesos a información y
se vio obligada a salir a los medios de comunicación para generar el
apoyo popular y de la Sociedad Civil de Guatemala; mientras que la
MACCIH tiene la colaboración de las instancias gubernamentales, sobre
todo del poder judicial.
“NO CONTESTARÉ”
Al
final del encuentro –que dejó muchos sin sabores— ni siquiera un diez
por ciento de la conversación podía publicarse a ruego del funcionario,
por lo que la “entrevista” quedó amarrada como en ley de secretos.
-Lastimosamente-
interrumpió Arbizu, vemos similitudes en la estructura de corrupción de
Perú en Honduras. Y se le preguntó: ¿Puede la sociedad hondureña estar
segura que ustedes aplicarán la justicia como en Perú?, entonces
Jiménez, miro por segunda vez el reloj, inclino la silla hacia delante, y
con mirada fija dijo al periodista: “no te voy a contestar eso”. Entró
la asistente de Jiménez (la vieja técnica de la secretaria para sacar la
visita a la hora indicada por el jefe) y le recordó que tenía otra
reunión a las 4:00 de la tarde, y se marchó el portavoz. Por segunda vez
la MACCIH abandona el salón, sin dar las respuestas que interesan a la
población de Honduras.
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