23 Marzo 2017 El adagio popular “son como agua y aceite” hace referencia a dos
cosas o personas que no pueden juntarse, que no se complementan, que no
son solubles. Esa frase cae como anillo al dedo para explicar la
relación del agua con producción de aceite de palma africana. O mejor,
para comprender la conversión del agua en aceite.
El cultivo de
palma africana es una de las principales amenazas de los ríos y
acuíferos hondureños. Algunos estudios advierten que una planta de
palma africana consume hasta 25 litros de agua al día.El problema se agudiza cuando se estima que para 2016 Honduras alcanzó 170 mil hectáreas cultivadas de palma africana. Y en cada hectárea se siembran 200 plantas.
Para comprender mejor el asunto, pare bien la oreja: nuestros valles y cerros están alimentando 34 millones de plantas de palma africana. Que representan un consumo de 850 millones de litros de agua por día. Esto equivale a dar agua por un día a 18 millones de personas, ya que una persona gasta un promedio de 45 litros de agua diarios.
Los datos establecen que el cultivo a gran escala de palma representa una amenaza real al recurso hídrico y para la seguridad alimentaria. Las mejores tierras del país y que un día alimentaron los pueblos de Centroamérica hoy están atiborradas de palma, sin control alguno. Para 2015 las empresas palmeras afirmaron que la producción alcanzó 121,790 toneladas de aceite, alcanzando el tercer lugar en Latinoamérica.
El tema del agua como el cultivo de palma requiere de más estudio, pero sobre todo requiere de consensos nacionales. El cultivo masivo de palma no es sostenible por el volumen de agua que consume, y su amenaza es mayor cuando se cultiva bajo la ley del más fuerte, como es nuestro caso.
Es urgente establecer consensos entre productores y Estado, sobre los límites de hectáreas y áreas a cultivar de palma.
Las amenazas a las fuentes aguas son múltiples. A la amenaza de la palma, se suman los proyectos mineros, los proyectos hidroeléctricos, la privatización del servicio de agua, las empresas embotelladoras de agua y el gorgojo. La amenaza central es ver el agua como mercancía. El conjunto de amenazas las articulan las políticas y los criminales que controlan el Estado, y la avaricia de la élite económica vinculadas a las transnacionales.
En la defensa del agua y de los territorios se define el presente y futuro del país y del planeta. La presente coyuntura nos ofrece una oportunidad para separar la paja del trigo, para sacudirnos de la casta política corrupta que son auténtica amenaza a nuestros bienes naturales.
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Como agua y aceite - 23 Marzo 20
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