Redacción Central / EL LIBERTADOR / Publicado: 07 Julio 2016.
Tegucigalpa. No se le cruzó por la mente a Mario Castro parar en el oficio que nunca estudió, pero lo hace con total pasión: el periodismo.
Egresó
hace varias décadas de la Escuela Agrícola Panamericana de El Zamorano
como ingeniero agrónomo, se fue a trabajar a Brasil en el rubro acuícola
y terminó dirigiendo su propio programa de televisión junto a su
hermano Edgardo Castro.
- ¿Qué le orilló a introducirse al periodismo?
- Mi hermano me invitó a ser reportero en Canal 6 acá en Tegucigalpa.
- Pero un ingeniero metido a periodista…
- Esta profesión es interesante, uno tiene la responsabilidad de contar la verdad.
Mario
ya tiene 58 años; el espíritu se le rejuvenece en la medida que conoce
más del oficio de informar. Recuerda que un día de 2005, su hermano,
alias “El chele” y hoy diputado, le pidió como favor que aplicara a la
plaza de corresponsal del canal que opera desde San Pedro Sula y, sin
ambages, lo aceptó.
Sintió
hasta extraño agarrar micrófono e irse a la calle a contar historias.
Con el tiempo, comenzó a hacer cobertura hasta que se retiró del canal,
en solidaridad con su hermano por no aceptar la censura que se les
impuso.
Al
margen que se le censure por llamar las cosas por su nombre, Mario
nunca pierde la serenidad porque “ya no tengo prisa”. Y es cierto.
Cada
vez que llega al canal Globo TV donde alquila un espacio para
transmitir “El látigo contra la corrupción”, hace un poco de broma con
los operadores y camarógrafos para bajar el estrés de la jornada
informativa.
Se
sienta a la mesa de redacción y se prepara para salir al aire en
cuestión de minutos. “Tres, dos, uno… ¡Al aire! El director de cámaras
está al pendiente de las imágenes mientras este periodista por vocación
analiza la realidad de Honduras sin alterarse.
“Buen
provecho, por si los corruptos y asesinos nos dejan la oportunidad de
llevar alimento a nuestros hogares”, cierra y se apagan las luces del
estudio.
De
forma breve valora el papel de la prensa tradicional: “han perdido
mucha credibilidad porque son empresas que deben mantener el status quo y
los periodistas se acomodan al poder económico por circunstancias y que
no hay que perder de vista ya que son empresas mercantiles, asociadas a
otras”.
Esta
coyuntura es un reto para los hermanos Castro, en particular para
Mario; el fin de informar apegado a la verdad. “Hacer periodismo es
delicado, no podemos torcer la verdad por la credibilidad, la gente cree
en las personas. La mentira tienes patas cortas y siempre actúo con la
verdad”.
Ha
pasado este hondureño ante el declive de la gran prensa que –a su
juicio– perdió gran porción de la ciudadanía que una vez les siguió.
Desde el golpe de Estado de 2009, se puso del lado de la gente porque no
tolera que los poderosos se aprovechen de la miseria del país para
seguir “comprando votos y hacer fraude. Cerca del 20 por ciento de
nuestra gente es analfabeta y al gobierno no le interesa que el
analfabetismo baje”.
En
este aspecto no hay tonos grises, Mario ve las cosas en blanco y negro.
Al respecto, comenta que “desde el golpe, se ven las cosas en blanco y
negro. La clase oligárquica lo sabe y por eso busca contener el poder a
través de sus operadores políticos y sostener sus millones en los
negocios que hacen con el Estado y mantener una estructura militar”.
Esos
grupos de poder –prosigue– son parte de la corrupción y para mantener
el orden establecido, “le entrega a los políticos las migajas para que
le hagan los mandados”.
Claro
está que esas posturas generan anticuerpos y cada análisis lo hace sin
caer en la ambigüedad. Entre esas apreciaciones valora que se debe
invertir en el campo y para eso “se necesita invertir en sistemas de
riego para beneficiar a los pequeños productores porque aquí quien
cultiva los frijoles son los campesinos que tienen de una a cinco
manzanas y con los sistemas de riego por lo menos se garantizarían tres
cosechas y se podrían hacer otros cultivos como hortalizas”.
Antes
de retirarse del estudio donde realizamos esta entrevista, cuestiona la
actitud del presidente Juan Hernández al calificarlo de “soberbio,
prepotente y que no acepta consejos.
Cree
que la gente lo adora eso le han hecho creer sus bufones (asesores) y
con la frase ‘voy hacer lo que tenga que hacer’ es una frase demagógica
porque no ha hecho nada contra la corrupción”.
Lo
único que le queda al pueblo –sentencia– es la protesta para hacerse
escuchar por el gobierno y “además está contemplado en la Constitución
de la República”.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/1547-llamar-las-cosas-por-su-nombre-un-legado-de-mario-castro
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