El
texto de la encíclica papal “sobre el cuidado de la creación” es
profundamente profético y que, más allá de una lectura creyente, tiene
un alcance universal atravesando las fronteras religiosas, políticas,
sociales y culturales de la humanidad. Es otra de las antorchas
encendidas en nuestra realidad que iluminan la realidad ecológica de
nuestro mundo. Veamos algunas de sus características.
1.-
Es una encíclica profundamente teológica: «Que los seres humanos
destruyan la diversidad biológica en la creación divina; que los seres
humanos degraden la integridad de la tierra y contribuyan al cambio
climático, desnudando la tierra de sus bosques naturales o destruyendo
sus zonas húmedas; que los seres humanos contaminen las aguas, el suelo,
el aire. Todos estos son pecados»[15]. Porque «un crimen contra la
naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra
Dios»[16].
2.-
Es una encíclica universal pues quiere reunir a toda la humanidad en
torno a esta situación crítica: “El desafío urgente de proteger nuestra
casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en
la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las
cosas pueden cambiar. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar
para construir nuestra casa común (n 13).
3.-
Es una encíclica militante: “Lamentablemente, muchos esfuerzos para
buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados
no sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de
interés de los demás. Las actitudes que obstruyen los caminos de
solución van de la negación del problema a la indiferencia, la
resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas (14).
4.-
Es una encíclica opuesta a la modernidad tecnológica: “el problema de
que los objetivos de ese cambio veloz y constante no necesariamente se
orientan al bien común y a un desarrollo humano, sostenible e integral.
El cambio es algo deseable, pero se vuelve preocupante cuando se
convierte en deterioro del mundo y de la calidad de vida de gran parte
de la humanidad (18).
5.-
Es una encíclica que invita al cambio cultural y económico: “La
humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar
cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir
este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o
acentúan (23).
6.-
Es una encíclica que denuncia a los poderosos: “Muchos de aquellos que
tienen más recursos y poder económico o político parecen concentrarse
sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas,
tratando sólo de reducir algunos impactos negativos del cambio
climático” (26).
7.-
Es una encíclica que lucha por el derecho de los pobres por el agua:
“el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico,
fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las
personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás
derechos humanos. Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres
que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarles el derecho
a la vida radicado en su dignidad inalienable(30).
8.-
Es una encíclica que denuncia el deterioro de la calidad de vida y
degradación social: “Si tenemos en cuenta que el ser humano también es
una criatura de este mundo, que tiene derecho a vivir y a ser feliz, y
que además tiene una dignidad especialísima, no podemos dejar de
considerar los efectos de la degradación ambiental, del actual modelo de
desarrollo y de la cultura del descarte en la vida de las
personas”(43).
9.-
Es una encíclica que denuncia el desarrollo de los ricos a costa de los
pobres: “De diversas maneras, los pueblos en vías de desarrollo, donde
se encuentran las más importantes reservas de la biosfera, siguen
alimentando el desarrollo de los países más ricos a costa de su presente
y de su futuro”(52).
10.-
Es una encíclica que propone una legislación con límites
infranqueables: “Se vuelve indispensable crear un sistema normativo que
incluya límites infranqueables y asegure la protección de los
ecosistemas, antes que las nuevas formas de poder derivadas del
paradigma tecnoeconómico terminen arrasando no sólo con la política sino
también con la libertad y la justicia”(53).
11.-
Es una encíclica que termina con las servidumbres y señoríos humanos:
“Las criaturas de este mundo no pueden ser consideradas un bien sin
dueño”(89).
12.-
Es una encíclica que desprivatiza el derecho de propiedad: “Hoy
creyentes y no creyentes estamos de acuerdo en que la tierra es
esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos.
Por consiguiente, todo planteo ecológico debe incorporar una
perspectiva social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los
más postergados. El principio de la subordinación de la propiedad
privada al destino universal de los bienes y, por tanto, el derecho
universal a su uso es una «regla de oro» del comportamiento social y el
«primer principio de todo el ordenamiento ético-social»(93).
Agradecemos
esta encíclica papal pues se une a las numerosas “antorchas” que en
nuestro país y sociedad iluminan a quienes quieren una transformación
social que acabe con la corrupción, impunidad y falta de trasparencia
social. Escuchar y descargar Nuestra Palabra
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