La Tribuna.hn/
Por Edmundo Orellana
Catedrático universitario
Las instituciones funcionan eficiente y eficazmente mientras atienden
debidamente a sus usuarios, mediante la prestación de servicios de
calidad. En estas condiciones, el usuario no vacila en acudir a ellas,
porque le inspiran confianza, aceptando, sin objeción, el servicio
suministrado.
En nuestro sistema de justicia algo no está funcionando, porque está
severamente cuestionado. Lo sucedido en el caso del periodista David
Romero Ellner, es un ejemplo. El asalto a las instalaciones del Poder
Judicial, es, sin duda, reprochable. No debemos, empero, limitarnos a
juzgar el hecho en sí mismo, aislándolo de sus causas. Porque
perderíamos la objetividad.
Lo que vimos no es fortuito. Se inscribe en un contexto ampliamente
conocido. El periodista Romero denunció, valientemente -debemos
subrayarlo con caracteres destacados- la existencia de unos cheques
librados por empresas de maletín, que participaron en el saqueo del
IHSS, a favor de la campaña del Presidente. Esta denuncia provocó la
indignación que alentó y alienta a las marchas de las antorchas, y
desencadenó una serie de acontecimientos que culminaron en este
desconcertante hecho.
En este enrarecido ambiente, ocurre este evento. Quienes
participaron, actuaron impulsados por la creencia de que ese juicio
-cuyo origen tiene otras causas- es el producto de una infernal
manipulación en contra de Romero por las denuncias formuladas. La
descomposición de los rostros de quienes irrumpieron en la sala
judicial, lo dice todo. Nadie actúa así, si no está impulsado por un
estremecimiento irresistible. Lo que debemos analizar, no es el hecho,
sino por qué la gente actúo así.
Días antes, la prensa difundía una denuncia firmada por nueve
magistrados de la Corte Suprema de Justicia, advirtiendo de presiones
sobre los jueces en clara violación a la independencia judicial,
provenientes del Consejo de la Judicatura, (CJ). Denuncia gravísima,
ciertamente. A esta se agregaron denuncias públicas de jueces que decían
estar amenazados con destitución si no resolvían como ordenaba el CJ.
Este atropello a la independencia judicial ocurrió ante la indiferencia
del MP y del CONADEH, que, desatendiendo sus deberes constitucionales,
dejan en total orfandad a los jueces.
A estas denuncias, precedían actitudes de algunos miembros del Poder
Ejecutivo, que indicaban claramente que en el Consejo de la Defensa y
Seguridad, dependencia del Presidente de la República, se toman
decisiones que luego deben ejecutarse por medio del Ministerio Público y
del Poder Judicial, cuyos titulares forman parte de aquel órgano
colegiado. Surge, entonces, la sospecha de requerimientos judiciales
selectivos.
A esto se agrega, la denuncia, que trascendió públicamente, de un
juez admitiendo que fue llamado por un miembro del CJ para exigirle que
condenara al periodista Romero Ellner, advirtiéndole de que era orden
del Presidente de la República, y que de no cumplirla, sería suspendido o
destituido. Cierto o no, una vez que trascendió, la sospecha inicial se
convirtió, inevitablemente, en certeza, en la mente de quienes ven en
Romero un adalid de la lucha contra la corrupción y la impunidad, y
decidieron acompañarlo a la comparecencia judicial en la que ocurrió el
desafortunado incidente. En estas condiciones, era previsible que la
multitud que acompañaría a Romero en esa ocasión, estuviera bajo una
gran tensión. Sin embargo, no hubo indicios de ningún movimiento
especial para resguardar las instalaciones del juzgado, ni presencia
policial siquiera.
Obviamente, la responsabilidad no recae en quienes irrumpieron en la
sala. Es del sistema, particularmente del CJ. En primer lugar, porque ha
contribuido a formar la percepción de que se manipula la justicia,
especialmente en este caso, atropellando a la independencia judicial; en
segundo lugar, porque no se tomaron medidas preventivas para evitar lo
sucedido.
En conclusión, lo que no admite duda es que el sistema de justicia ya
no inspira confianza ni credibilidad en el pueblo hondureño. En otras
palabras, el sistema de justicia colapsó.
http://www.latribuna.hn/2015/07/27/colapso-del-sistema-de-justicia/
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