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Tomado de: http://www.mst.org.br/ |
Silvia Ribeiro*
Por muchas razones, el MST, Movimiento de los trabajadores rurales Sin Tierra de Brasil, es uno de los movimientos sociales más notables de América Latina. Ha cambiado la realidad de millones de desposeídos en su país, además de tener una fuerte presencia en las disputas del discurso político-social de Brasil y haber inspirado a muchos otros movimientos en el planeta.
En sus 30 años de lucha y
construcción, el MST consiguió arrancar al latifundio 6 millones de hectáreas de
tierra, donde estableció asentamientos para 350 mil familias, un millón y medio
de personas. Tiene otras 100 mil familias ocupando tierras o acampados al borde
de carreteras, en demanda de tierras.
Las luchas, ocupaciones y campamentos no son ni han sido fáciles, son años de vivir bajo tiendas de lona negra, muchas veces con represión violenta, por la que han sufrido decenas de asesinatos de sus miembros a manos de latifundistas y sus pistoleros, de policía militar y hasta milicias contratadas por trasnacionales, como el caso de Syngenta, responsable del asesinato del compañero Keno en Paraná. A contrapelo y como parte esencial de su lucha, en cada uno de esos campamentos de ocupación y aunque provisorios, el MST ha instalado escuela, guardería infantil y formación de adultos, además de permanentes asambleas. En cada asentamiento legalizado construyeron escuelas primarias y hay en el movimiento 50 centros de enseñanza media y técnica superior, además de haber logrado un programa especial para educación universitaria de los jóvenes de los asentamientos, que varios miles ya han cursado. Entre muchos otros aspectos y realizaciones de este movimiento multifacético, que también es miembro fundador de La Vía Campesina internacional.
Las luchas, ocupaciones y campamentos no son ni han sido fáciles, son años de vivir bajo tiendas de lona negra, muchas veces con represión violenta, por la que han sufrido decenas de asesinatos de sus miembros a manos de latifundistas y sus pistoleros, de policía militar y hasta milicias contratadas por trasnacionales, como el caso de Syngenta, responsable del asesinato del compañero Keno en Paraná. A contrapelo y como parte esencial de su lucha, en cada uno de esos campamentos de ocupación y aunque provisorios, el MST ha instalado escuela, guardería infantil y formación de adultos, además de permanentes asambleas. En cada asentamiento legalizado construyeron escuelas primarias y hay en el movimiento 50 centros de enseñanza media y técnica superior, además de haber logrado un programa especial para educación universitaria de los jóvenes de los asentamientos, que varios miles ya han cursado. Entre muchos otros aspectos y realizaciones de este movimiento multifacético, que también es miembro fundador de La Vía Campesina internacional.
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MST 30 años |
En su VI Congreso, realizado en Brasilia del 10 al 14 de febrero con 16 mil delegadas y delegados de todo el país y cientos de aliados internacionales, el MST se enfocó en denunciar los impactos del
milagro brasileroy en plantear que la producción de alimentos no es tema de campesinos, sino de todos, que exige una
reforma agraria popular. Movimiento siempre en movimiento, anunciaron también una campaña por la reforma profunda del sistema político, para terminar con la compra de políticos por parte de grandes intereses privados y trasnacionales.
Con múltiples testimonios de
expertos y militantes, el congreso del MST mostró que el avance vertiginoso de
las trasnacionales de los agronegocios, particularmente favorecido por los
gobiernos neo-desarrollistas de Lula y Rousseff, significó expulsión de
campesinos e indígenas de sus tierras y la cuasi parálisis de la entrega de
tierras para reforma agraria, además de provocar una enorme deforestación
paralela a la instalación de mega monocultivos de soya y maíz transgénico, caña
de azúcar y eucalipto, con aumento brutal de uso de agrotóxicos, devastación de
suelos, agua, biodiversidad y áreas naturales. Todas producciones controladas
por trasnacionales para exportación, mientras crecía la importación de comida
para la población. Las mayores ganancias fueron para Monsanto, Cargill, Nestlé y
otras trasnacionales del sistema agroalimentario. Que la mitad de la población
brasilera reciba subsidios del gobierno para alimentarse es bueno para que no
mueran de hambre, pero no los hace sustentables y definitivamente no es
soberanía alimentaria.
Este modelo de agronegocios,
junto a la crisis y la búsqueda permanente del capital financiero de nuevos
mercados, como los mercados de carbono, servicios ambientales y programas como
REDD en bosques y agricultura, ha significado un aumento de la disputa de
territorios y agua, contra campesinos, indígenas, comunidades quilombolas y
locales.
Como explica el MST, su
principal demanda histórica, la reforma agraria, no es una demanda
revolucionaria. Es exigir que se cumpla lo que marca la constitución brasileña,
que es desapropiar al latifundio improductivo y entregar tierra a los campesinos
sin tierra. Pero, denuncian, en Brasil nunca ha habido reforma agraria: cada
pedazo de tierra, cada asentamiento, cada desapropiación, ha sido arrancada al
gobierno y los latifundistas con lucha, ocupaciones y protestas.
Ahora que cada rincón de
tierra es objeto de codicia de empresarios, sea para monocultivos, para
megaproyectos de minería, represas, caminos y otras infraestructuras necesarias
al modelo, y que lo que no se tala o devasta puede ser potencialmente vendido al
mercado especulativo de carbono y servicios ambientales, para el gobierno no
queda
latifundio improductivopara los campesinos sin tierra.
Ante estas falacias, el MST
lanza la propuesta y desafío de luchar y construir una Reforma Agraria Popular.
Ya no sólo contra el latifundio, también contra las trasnacionales y el capital
financiero. Porque la producción de alimentos, sanos, suficientes y soberanos, y
la reforma agraria que ello implica, es tema de todo el pueblo, no sólo de
campesinos y campesinas. A sus demandas históricas por tierra, y la lucha contra
agrotóxicos y transgénicos, enfatizan ahora la construcción de producción
agroecológica, agroindustrias cooperativas locales, la defensa de la
biodiversidad y la diversidad cultural, el cuidado y control de las semillas.
Invitan y desafían a todos los movimientos sociales, del campo, trabajadores,
ambientalistas, organizaciones políticas críticas, a sumarse a esta nueva etapa
de resistencia y construcción.
Ante el mito ampliamente
difundido de que necesitamos a las trasnacionales y sus transgénicos para
alimentar el mundo, la trayectoria del MST es un fuerte testimonio de lo
contrario, que coloca un tema fundamental e ineludible: en todas partes, las
luchas campesinas y su empecinada reivindicación del derecho a ser campesinos,
son esenciales para la sobrevivencia de todos y la del planeta.
*Investigadora del Grupo
ET
OFRANEH
Organizacion Fraternal Negra Hondureña
Sambo Creek, Atlántida.
Honduras
telefax: 504-24541513 / 504-24490003
email:garifuna@ofraneh.org / ofraneh@yahoo.com
http://www.ofraneh.org
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Twitter:@ofraneh
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