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Tomado de Internet |
¿Recuerdan
Sabra y Chatila? ¿Y al sanguinario
Ariel Sharón?
Pues
si no recuerdan, o no conocen de aquellos espantosos crímenes del
sionismo israelí, y de sus cadetes rabiosos, las
falanges cristiano-fanáticas de Líbano, evoquemos un poco más el
largo recorrido de estropicio y delito contra la humanidad de los
déspotas de Tel Aviv.
Sabra y Chatila: 30 años de una masacre

El
sionismo se considera a sí mismo el eje del conocimiento y de las
herencias civilizatorias y culturales del mundo. Qué decir, de
la historia de la humanidad. El centro del alumbramiento
celestial. Desde donde sus magos y elegidos, sumos sacerdotes y
eminencias iluminan de civilización y misticismo los jardines
terrestres del Dios único.
Se
han llenado de orgullo y genio para hacer dinero, acaparar, invertir,
ahorrar, para la acumulación bancaria, expertos agiotistas,
corredores de bolsa, prestamistas y traficantes que atesoran
intereses sobre intereses. Leoninos descomunales acumulando monedas y
concentrando riqueza.
Todo bajo protección del todopoderoso.
Se
han incrustado en el riñón del imperio mundial, jactándose de
montar y acoplar una máquina de conquista, imposición y
poderío con los ingenios tecnológicamente más avanzados,
demoledores e incontrastables.
Con
el Complejo Industrial Militar a sus pies y del cual son parte han
motorizado un ejército, una aviación, una marina, milicias y
paramilitares con los que destrozan a los pueblos que por gracia o
desgracia son sus vecinos y que osan querer ser soberanos, que
aspiran a que se respeten los derechos inalienables de la humanidad y
de las naciones, y que tienen la audacia de pretender vivir en
paz.
Esa
conducta de árabes y musulmanes, persas y palestinos, magrebíes
y kurdos; asiáticos y africanos, es una herejía,
paganismo y apostasía. Inaceptable a la ampulosa petulancia de los
patriarcas israelíes.
El
castigo; ha sido el fuego bendecido por el espíritu
supremo. Las huestes mecanizadas desempeñan su rol de verdugos
cumpliendo mandato y sentencia. Los penitentes tienen que ser
aplastados y sus territorios invadidos, controlados y agregados
al Estado civilizador y elegido para bautizar o exterminar.
Para
el sionismo ninguna otra cultura es digna de mantener un legado,
todas son inferiores y tienen que ser aniquiladas.
Los
prelados de Israel no se equivocan son perfectos e infalibles,
deanes. Por más dolor, crueldad y sangre derramada que haya quedado,
en el trayecto de su implacable y despiadado proceder.
Recordemos
algunas cosas más: Los muros ásperos entre ambos pueblos de judíos
y musulmanes, israelitas y palestinos. Muros de horror entre niños y
niñas de ambos lados.
Los
aviones y drones, tanques y carros blindados, goletas y
fragatas, cañones y submarinos, “cúpulas de hierro” y bases de
proyectiles de corto medio y largo alcance, con ojivas de todos los
tipos de capacidad destructiva, que pueda imaginarse;
incluidas la atómica, química, bacteriológica y neutrónica.
Téngase
en cuenta que la mano e indulgencia divina, le ha dado al
Estado de Israel, la razón para ejercer el terrorismo de Estado y de
todas formas de terrorismo que se pueda tramar.
Se
le ha dado la potestad; legalizada por el Consejo de Seguridad de la
ONU, La Unión Europea, La OTAN y los Estados Unidos de poseer cargas
nucleares. Recuérdese que Israel posee alrededor de 400 bombas
atómicas. Con un tonelaje destructivo centenares de veces
superior a las lanzadas por EE UU sobre Nagasaki e Hiroshima en 1945.
Otras
Estados árabes o persas y vecinos no pueden tener armas nucleares en
sus arsenales. Israel si tiene ese privilegio.
Israel
tiene la potestad de humillar y torturar ciudadanos y ciudadanas
palestinas, y árabes en los puestos fronterizos.
Israel
ha tenido la potestad y el record de confabular para el primer
secuestro de un avión civil.
Es
Israel es el coronado para lanzar bombas, torpedos, cohetes,
granadas y todo tipo de forma destructiva sobre los pueblos
indefensos o más débiles.
Consentido
ayer y hoy por las jerarquías imperiales sigue su danza macabra,
desangrando al pueblo palestino. Se esconde en una burbuja de
víctima y holocausto. Pero, no se esconde nada para
estrangular y aterrar al pueblo palestino.
Paremos
ya al crápula de la muerte. Frenemos la destrucción del
pueblo palestino.
POR LA VIDA Y LA PAZ
CIRCULO BOLIVARIANO YAMILETH LOPEZ
POR LA VIDA Y LA PAZ
CIRCULO BOLIVARIANO YAMILETH LOPEZ
Oscar
Barrantes Rodríguez
Círculo
Bolivariano Yamileth López.
Centro Popular Costarricense de Estudios sociales (CPCES)
Centro Popular Costarricense de Estudios sociales (CPCES)
San
Ramón-Costa Rica
19
de Noviembre de 2012.
Sabra
y Chatila: 25 años de infamia
“En
ese momento el general Amir Drori telefoneó a Ariel Sharon y le
anunció: “Nuestros amigos están entrando en los campos. Hemos
coordinado su entrada”. A lo que Sharon respondió: “¡Enhorabuena!
Se aprueba la operación de nuestros amigos”.“
Eran
algo más de las cinco de la tarde del 16 de septiembre de 1982. Los
campos de refugiados de Sabra y Chatila, a las afueras de Beirut,
llevaban toda la mañana siendo bombardeados y tiroteados. Entonces
más de 150 hombres de la Milicia Falangista Libanesa (de inspiración
católica y cuyo nombre se debe a Falange Española) fueron
autorizados por el ejército israelí para entrar en los campos, en
los que supuestamente se escondían algunos miembros importantes de
la OLP. Durante las siguientes 40 horas la milicia Falangista violó,
asesinó e hirió a una gran cantidad de civiles desarmados, la
mayoría de ellos niños, mujeres y ancianos.
El
ejército israelí tenía pleno conocimiento de lo que estaba
ocurriendo en los campos hasta la mañana del sábado 18 de
septiembre de 1982 y sus dirigentes estaban en continuo contacto con
los jefes de la milicia que estaban perpetrando la masacre. Sin
embargo, no intervino en ningún momento. En vez de ello, impidió a
los civiles escapar de los campos e iluminó estos durante toda la
noche con focos lanzados desde sus helicópteros.
La
cifra de víctimas fluctúa entre 700 (la cifra oficial israelí) y
3.500 (en al investigación realizada por el periodista israelí
Amnon Kapeliouk). Nunca se podrá determinar la cifra exacta porque
además de las aproximadamente mil personas enterradas en fosas
comunes por el Comité Internacional de la Cruz Roja o en los
cementerios de Beirut por sus familiares, una gran cantidad de
cuerpos quedaron sepultados bajo edificios derribados con bulldozers
por los propios miembros de la milicia. También cientos de personas
fueron sacadas vivas de los campos en camiones, especialmente durante
el 17 y 18 de septiembre, hacia destinos desconocidos y nunca
regresaron.
Debido
a la presión mediática y a la condena de la ONU (resolución 521),
que calificó la masacre como “acto de genocidio”, la Knesset
nombró una comisión de investigación que concluyó que el ministro
de Defensa [Ariel Sharon] era personalmente responsable de la
masacre. Sharon dimitió de su cargo de ministro de Defensa, pero
permaneció en el gobierno como ministro sin cartera. En 1984 sería
nombrado ministro de Comercio e Industria y, tras once años
controlando otras carteras, en 2001 sería nombrado Primer Ministro,
cargo que desempeñó hasta enero de 2006, cuando cayó en estado de
coma vegetativo. Fue acusado de genocidio por el Tribunal
Internacional de Bélgica, pero se acabó desestimando el caso.
Por
su parte, y a diferencia de Sharon, el falangista Elie Hobeika,
considerado el responsable material de la matanza, nunca fue acusado
en un tribunal, ni en su país ni en Europa, ni se le siguió
asociando a Sabra y Chatila, lo cual le permitió desempeñarse como
ministro en el gobierno libanés en los años 90, hasta que un
atentado con coche bomba en Beirut le costó la vida en enero de
2002.
Uno
de los crímenes más miserables del siglo XX sigue en el olvido.
Cuando no se niega. Sus responsables no han sido condenados, aunque a
los dos principales, de manera diferente, les ha alcanzado la
Justicia. Pero las víctimas siguen sin tener un mínimo
reconocimiento, Sharon no es recordado como un criminal de guerra y
Occidente sigue viendo a Israel como la hija de las víctimas del
Holocausto nazi. Se critica a Hamás, a Siria y a todo el mundo
árabe, pero se honra a Ehud Olmert, la mano derecha de Sharon.
Según
las cifras de Amnon Kapeliouk, en Sabra y Chatila murieron más
personas que en World Trade Center 19 años después. 527 más, a lo
que habría que sumar violaciones, torturas y el hecho de que fue un
crimen racista (Sharon lo calificó en varias ocasiones como
“limpieza”). Bombardeamos e invadimos países por la mañana de
aquel 11 de septiembre, pero llevamos un cuarto de siglo echando
tierra sobre aquellos sangrientos días de 1982. Como dijo Chomsky,
“no hay más moralidad en los asuntos mundiales de la que había en
los tiempos de Gengis Khan”.
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Hijo del expremier israelí pide aplastar Gaza como EEUU
destruyó Hiroshima.
A través de un artículo en el diario israelí ‘The Jerusalem Post’, Gilad Sharon, pidió al régimen israelí a intensificar sus brutales agresiones contra los palestinos en Gaza, afirmando que “de lo contrario, no habrá victoria decisiva. Y nos estamos quedando sin tiempo”.
“No debe haber electricidad en Gaza, gasolina o vehículos en movimiento, nada. Entonces realmente llamen para un alto al fuego”, escribió Sharon.
“Tenemos que aplastar barrios enteros de Gaza. Aplastar toda Gaza. Los estadounidenses no se detuvieron en Hiroshima – los japoneses no se rendieron lo suficientemente rápido, por eso Nagasaki fue arrasada también”, agregó.
Asimismo indicó que los palestinos que viven en el territorio sitiado “no son inocentes” y que los verdaderos inocentes son los israelíes que viven en el territorio ocupado palestino.
Más de 140 palestinos, entre ellos niños y mujeres, han perdido la vida y más de 1,100 han resultado heridos como consecuencia de las incesantes ofensivas israelíes contra los palestinos en Gaza, iniciadas desde el pasado miércoles (14 de noviembre).
Cabe recordar que el bombardeo atómico en la ciudad occidental de Hiroshima, lanzado por Estados Unidos, el 6 de agosto de 1945, se saldó con la muerte de 140 mil personas.
HispanTV
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